Ana María Ibarra
Después de tres meses de preparación, el pasado martes 26 de octubre, 31 niños y jóvenes migrantes recibieron los sacramentos de iniciación cristiana.
La misa se celebró en la capilla de la Casa de Ejercicios, edificio contiguo a la Casa del Migrante donde se encuentran hospedados junto con sus familias.
Sacramentos
Fue el padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante quien impartió los sacramentos de Bautismo, primera Comunión y Confirmación, siendo las madrinas las mismas colaboradoras del albergue.
“Llenos de alegría, vamos a acercarnos al altar de Dios para recibir los sacramentos. Es un regalo muy bello para esta comunidad de la Casa del Migrante”, dijo el padre Javier al inicio de la celebración.
En su homilía, el padre Javier resaltó que Jesús quiere que todos sus hijos tengan vida y esa vida la da los sacramentos.
“Cuando uno es pequeño, Dios entra al corazón por el Bautismo. Al crecer, Jesús entra por tu lengua, por tus labios, entra con su cuerpo y sangre para proteger y fortalecer”, expresó.
Añadió que es en la juventud, a través del sacramento de la Confirmación cuando el joven puede irse fortaleciendo y defendiendo en el mundo.
“Dios siempre está con ustedes y los acompañará toda su vida. Hoy nacen nuevos hijos a través del Bautismo. Cuando tenemos a Dios, Él vence las dificultades. Dios les ayude a cumplir su sueño”, externó el sacerdote.
Llenos de alegría, papás y madrinas fueron testigos de la nueva vida a la que renacieron como hijos de Dios cada uno de los niños y jóvenes que recibieron el sacramento del Bautismo.
Enseguida, los jóvenes mayores de 15 años fueron ungidos con los aceites propios del sacramento de la Confirmación, y después de la consagración del pan y el vino, los catequizados recibieron por primera vez el Cuerpo de Cristo.
En un espíritu de fiesta, la comunidad de la Casa del Migrante compartió esta alegría.
Felices y agradecidos
El padre Calvillo, dijo en entrevista que fueron los mismos huéspedes quienes solicitaron la atención espiritual.
“Ante esta circunstancia no debemos olvidar que Dios siempre es nuestra esperanza y nuestra fuerza y la Iglesia tiene el deber de darles lo que piden”, señaló.
Agregó que estas familias se encuentran hospedadas en la casa desde hace más de cinco meses y fueron las mismas colaboradoras de la Casa del Migrante quienes prepararon a los niños y jóvenes para la recepción de sacramentos.
Dayana, cuyo nombre real se mantiene en reserva, fue una de las madres migrantes que tuvo la dicha de que sus cinco hijos recibieran los sacramentos, desde el Bautismo hasta la Confirmación.
“Me siento feliz. Estoy agradecida con el padre que nos hayan apoyado para celebrar estos sacramentos. Le doy gracias a Dios y a todos ellos”, expresó la mujer.
Procedente de Guerrero, Dayana compartió que sus hijos nacieron en Tijuana, a donde emigró hace 19 años y hace cuatro meses llegó a la Casa del Migrante con sus hijos con el objetivo de cruzar a Estados Unidos.
“Le agradecemos de corazón al padre que nos apoya”.