Ana María Ibarra
Cómo vivir la Navidad ante la pérdida de un ser querido, fue una de las interrogantes que llevaron a una reflexión sobre el duelo en este tiempo de la Natividad del Señor.
El pasado 17 de diciembre, Jesús Ortiz, integrante del equipo de talleres de duelo de la parroquia San Judas Tadeo, llevó a cabo esta charla para dar una luz a los deudos de quienes han partido a la Casa del Padre.
Vivir el amor
Jesús reconoció que en estas fechas decembrinas se agudiza la tristeza y se siente mucho más la soledad ante la ausencia del ser amado.
A manera de reflexión, externó algunas preguntas: ¿Qué hacer este año sin un ser querido? ¿Cómo construir una nueva vivencia para Navidad?
“No se tiene que dar regalos, ni hacer cena si no se quiere, pero lo ideal es planificar, ponerse de acuerdo con el resto de la familia sobre si se hará alguna celebración. La mejor forma de honrar a mi ser querido es hacer lo que él o ella disfrutaba”, expresó.
Dijo que es común que lleguen las culpas al momento de sentirse bien, sin embargo, hay que darse ese permiso.
“Es normal estar triste, pero quedarse en la depresión o en el dolor por años, no. Vivir la fe nos puede ayudar a tener la seguridad de que mi ser querido está con Dios”,
Por otra parte, motivó a los asistentes a cuestionarse sobre qué están haciendo con el amor que le daban a ese ser querido, y de qué forma están llenando ese amor que él o ella les daba.
“Hay muchas formas de vivir ese amor. El amor es mucho más grande que la muerte. El dolor hay que vivirlo, pero no quedarse ahí. El dolor es activo, no pasivo”, afirmó.
Ante esto, agregó, se debe buscar la manera de compaginar el dolor de la pérdida con la Navidad.
“Debemos planear qué rituales trascienden y cuáles cambiar, darse permiso de sentir, honrar la memoria del ser querido según lo desee cada familia. Quizá un collage de fotos, un video; reforzar nuestro sistema de creencia, y muy importante, pensar cómo el ser querido viviría esta Navidad”.
Duelo en niños
Un aspecto importante que Jesús trató en la charla fue el duelo en los niños, y la pregunta que acompañó esta reflexión fue: ¿se debe dejar a los niños sin la Navidad?
“A partir de los nueve años empiezan a entender la muerte. Antes de esa edad, pueden llorar un tiempo, pero vuelven al juego, contrario a los jóvenes, quienes se enojan y pueden centrarse en el enojo mucho tiempo”, dijo.
Jesús recomendó hablar a los niños con la verdad y desde la fe, en la forma en que ellos puedan entender.
“Se debe explicar a los niños el proceso de la pérdida y lo que sucederá en el funeral, también hay que preguntarle si desea participar”.
Ofrecer su dolor
Jesús resaltó que la pérdida trastoca y modifica la vida de las familias, por lo que es necesario un proceso para llegar a la aceptación y obtener la paz.
“Nadie les puede decir cómo vivir su proceso y su Navidad. Lo primero es respetar y validar sus emociones y las de los niños. Todos tenemos la capacidad de salir de las adversidades desde la esperanza”, puntualizó.
Para finalizar, se entregó a cada asistente una velita para encenderla con el fuego del Cirio Pascual y depositarla en el pesebre que se encontraba en el presbiterio de la capilla donde se llevó a cabo la charla.
“Con esta vela depositen en el pesebre su vida y la de su ser querido. Entreguemos un regalo a Dios que nace. Ofrézcanle su dolor y su vivir, por el ser querido”, finalizó.