Se irán de México dos religiosas Hermanitas de Jesús originarias de Francia y Suiza que sirvieron en Ciudad Juárez varios años y aquí hicieron muchos amigos de los que vinieron a despedirse.
Ana María Ibarra
Después de 12 años de haber dejado la Diócesis de Ciudad Juárez, las religiosas Hermanitas de Jesús, Nicole y Jaqueline, regresaron el pasado 9 de diciembre para celebrar con la comunidad de San José Obrero el centenar de la muerte de su fundador Carlos Fukol, y aprovecharon el viaje para despedirse, ya que en unas semanas se irán definitivamente de México.
En entrevista, las religiosas expresaron el cariño que guardan a la comunidad juarense, a la que Sirvieron de 1993 al 2005, y compartieron los motivos de su despedida.
Una gran familia
Para Nicole los 12 años que estuvo en Ciudad Juárez fueron un tiempo de trabajo y servicio, pero también de cultivar amistad con la comunidad, a través de la convivencia entre vecinos, en quienes encontró una gran familia.
“Nuestro servicio es involucrarnos en la colonia, en el barrio con la amistad y la convivencia con los vecinos. Nuestro carisma nos pide trabajar para ganarnos la vida, vivir en las mismas condiciones de la gente, no sólo es el servicio de nosotras hacia la gente, sino de ella hacia nosotras”, dijo la hermana Nicole.
Agregó de la gente de Juárez se lleva su calidez, su amistad incondicional, su familiaridad, y aprendió de ella su valor y su lucha.
“Es mucho lo que me llevé de la gente. Estar con ellos en el día a día y luchar juntos alimentó mi corazón y mi fe”, expresó.
La religiosa reconoció que no tenían planeado venir a la diócesis a despedirse, pero agradecen a Dios por la oportunidad que les llegó, a través de algunas personas, para viajar desde Oaxaca, donde estaban en misión.
“Fue una oportunidad muy feliz para venir a celebrar con las personas que nos han conocido en nuestra vida religiosa y que nos han dado su cariño. La muerte de nuestro fundador, que murió hace 100 años, coincide con que nos despedimos de México para irnos nuestra propia tierra”, dijo Nicole, quien es nacida en Francia pero con más de 50 años en México.
“Nuestro agradecimiento por su la calidad humana y religiosa. Deseo que esta ciudad no haya más violencia, que haya paz, que todos podamos convivir aquí y en todas partes en paz como hermanas y como hermanos”, finalizó.
Fueron años bendecidos
Vivir 15 años al lado de la comunidad de San José Obrero, es para la hermana Jaqueline una experiencia que nunca olvidará, pues la fortaleza de la gente, su calidad y su calidez perdurarán en su corazón.
“La franqueza, la honestidad y el valor de la gente, su lucha por la vida, eso nunca lo olvidaré. Ahora que regreso siento que todo esto está vivo y que la amistad ha permanecido, nos queremos como hermanas y hermanos”, expresó la religiosa luego de la reunión que organizaron fieles y vecinos de San José Obrero para recordarlas y despedirlas de México.
Originaria de Suiza, la hermana Jaqueline estuvo 50 años en México, los últimos años en Oaxaca, junto a Nicole.
“Nos vamos a nuestras tierras en febrero, hay razones de salud, de edad que nos hicieron dar este paso. Los años en Juárez fueron bendecidos y nunca los olvidaré. Deseo para cada uno una vida en plenitud, felicidad y calidad de vida. Un agradecimiento sin medida es lo que me habita en este momento en que los voy a dejar”, finalizó la religiosa.
Hermanitas de Jesús, su Carisma
Seguir a Jesús de Nazareth y descubrirlo cercano y humano en el trabajo, en su pueblo, en la vida ordinaria y hacer un lugar de encuentro con Dios a través de la oración, la convivencia con la gente.