Presencia
Como acción conmemorativa por el 14 aniversario de su desaparición, se celebró una misa especial por Jessica Ivonne Padilla Cuéllar y Nancy Iveth Navarro Muñoz.
El pasado sábado 5 de julio, sus familiares, así como integrantes de Colectivos de madres de personas desaparecidas participaron en una caminata con pega de cédulas de búsqueda en la zona centro de la ciudad, y luego en una misa celebrada en la Misión de Guadalupe.
La Eucaristía tuvo un tinte especial en medio del caso que ha conmocionado a la comunidad juarense, por el hallazgo de 383 cadáveres en un crematorio que incumplió dar este destino a los finados y engañó a igual número de familias con la entrega de cenizas falsas.
Al inicio de la misa, el padre Francisco García, quien acompaña a estos colectivos, mencionó los nombres de mujeres desaparecidas, mujeres víctimas de feminicidios, varones víctimas de desaparición y luego los nombres de madres y familiares que han fallecido en la búsqueda. Por ellos ofreció la misa, así como por la paz y la justicia.
Luego, también en ofrecimiento, la mamá de Jessica Ivonne Padilla se dirigió a Dios para decir:
“Gracias por darnos fuerza para mantener nuestra vida a pesar del dolor y sufrimiento. Tu amor tan grande nos hace sentirnos menos solas”.

Iluminación
En la homilía, el padre Francisco dijo que la pregunta que Jesús plantea en el Evangelio (Mateo 9, 14-17), ofrece valiosa iluminación. Y retomando la pregunta de Jesús en la lectura, cuestionó, para luego reflexionar:
“¿Cómo pueden llevar luto los que descubren que Dios está con ellos? Ustedes mejor que nadie, saben el dolor de la ausencia. Todas las ausencias, en especial estas que les fueron impuestas, son dolorosísimas. Pero hay una ausencia más dolorosa, que es la ausencia de Dios”.
En este sentido recordó el hallazgo de cuerpos de difuntos apilados en un crematorio irregular, hecho que ha provocado mucho dolor en la comunidad, tal como el dolor de “no tener a Dios”.
Explicó que la misa que se ofrece por las personas desaparecidas -la cual se realiza cada primer sábado de mes- es “una misa sencilla” que representa esa búsqueda de Dios.
“Dios no puede no ser visto, Dios no puede no ser escuchado y, en la sencillez de esta misa y del dolor de ustedes, queremos verlo y sentirlo, escucharlo, descubrir su abrazo, porque mientras Él esté presente, tendremos razón para lo demás”, expuso.
Clamó al Cielo para que Dios permita siempre sentirlo y dijo: “Necesitamos la certeza de que hay algo que no se pierde, que permanece, discreto, sencillo, y es lo que nos dará profunda paz”.

El padre Francisco concluyó su homilía retomando la pregunta del evangelio en este sentido:
¿Cómo caminan las mamás después de 14 años buscando? ¿Qué es lo que alivia sus pies de tanto buscar, y su garganta de tanto gritar por justicia?

Al final de la homilía el sacerdote -como cada mes lo hace-, cedió el micrófono a las mamás buscadoras.
Rosa María Hernández, mamá de Diana Rocío Ramírez, desaparecida en 2011, expresó:
“Quiero retomar las palabras del padre Francisco y decir ¡Esta no es una misa sencilla! Es una misa muy importante para nosotros, es a donde venimos a fortalecernos, a recibir el acompañamiento de ustedes… es un espacio muy bonito que nos hace renacer y seguir en la búsqueda sin desistir por nuestros hijos e hijas desaparecidos”.
Tras las palabras de otras madres y una voluntaria, continuó la Liturgia de le Eucaristía, en la que se volvieron a elevar oraciones por los fallecidos, cuyos cuerpos fueron encontrados en el crematorio Plenitud.
“Pedimos por aquellos que fueron tratados con tanta indignidad, que fueron hijos padres madres, hermanos. Pedimos por su descanso y por sus familiares que recorren muchos lugares para recibir información. Y pedimos por las autoridades para que hagan un trabajo digno de cualquier persona y que se haga justicia de estos hechos”, oró el padre Francisco.

































































