En este año dedicado a San José, padre adoptivo de Jesús, sacerdotes de la diócesis local comparten su devoción e invitan a la comunidad a aprender de él y acercarse a su amparo.
Ana María Ibarra/ Diana Adriano
Jaime Melchor, formador del Seminario
Marcado desde su ordenación por obedencia de san José
Como un proceso define el padre Jaime Melchor su devoción a San José, del cual recuerda momentos puntuales en este caminar de su mano.
“Tengo recuerdos de la infancia, antes de entrar al Seminario. Mi abuelita (q.e.p.d) rezaba el rosario y siempre se dirigía al señor San José como el patriarca San José, consagrándose a la Sagrada Familia”, dijo el sacerdote al recordar la sencilla plegaria: Patriarca del alma mía cuando mi muerte llegare tu patrocinio me ampare, entre Jesús y María.
La devoción familiar que el entonces joven Jaime aprendió en su hogar, se acentuó al ingresar al Seminario Menor.
“Allí fuimos aprendiendo algunas oraciones, pero también la importancia de consagrarse a José. Poco a poco a través de la liturgia, los días miércoles, por ejemplo, algunos actos Josefinos, que se les llama”, agregó.
El padre Jaime recuerda de manera especial la consagración del Seminario Menor a San José a mediados de los años noventa, por el entonces obispo diocesano don Renato Ascencio León.
“El 19 de marzo es dedicado a San José y se tenían algunos cantos y la consagración propia. Cuando ingresé al curso introductorio, y los siguientes años, conservé esta devoción”.
Desde esos momentos, el joven seminarista comenzó a conocer más sobre la persona de san José.
“Cuando estaba en el Seminario Menor, en la parroquia Jesús Obrero, con el padre René Murillo, coincidió que ahí se propagaba esta devoción”.
Por otra parte, el padre Melchor no recuerda que algún favor pedido a San José no le haya sido cumplido.
Enseñanzas
Grandes enseñanzas, ha recibido el formador del Seminario a través de la vida de san José, una de ellas, la obediencia inmediata a Dios.
“En primer lugar, lo que significa obedecer inmediatamente a Dios Él nos manda a una misión, obviamente no he obedecido como san José, pero es lo que procuro, imitar de él la disposición total a la voluntad de Dios”.
Como ejemplo, el padre Jaime citó el mandato que Dios hizo a José: huir con el Niño Jesús y María ante la amenaza de Herodes.
“Para mí es una particular misión la que tiene este gran santo y que buscó tomar como propia, este amor a la voluntad de Dios y a la obediencia. En segundo lugar, el gran cuidado y amor que tuvo por Jesús y por María, llevarla a su casa para poder protegerla, para poder tenerla con él y cumplir el proyecto que Dios tenía”.
En este aspecto, dijo, resalta de san José la pureza, la fidelidad, el trabajo y el cumplir con responsabilidad que se le ha recomendado.
«San José fue un hombre muy discreto, pero con sus obras, acciones, su obediencia a Dios y su amor a Jesús y a María, nos da gran testimonio de cómo hacer las cosas, con santidad. San José es el hombre justo. Me ha marcado mucho que, al padre Humberto, al padre Istibal, al padre César (q.e.p.d), y a mí, nos ordenaron diáconos el día de San José”, sentenció.
Este suceso es para el sacerdote algo muy providencial y muy bello.
“Lo veo como un detalle de san José, por su intercesión, un llamado al servicio… y eso es lo que procuro, contemplarlo en ese corazón tan grande de amor a la Sagrada Familia”, aseguró.
Fidelidad en su ministerio
Agregó que su devoción es movida también por la fidelidad de San José, particularmente en su ministerio sacerdotal.
“En más de una ocasión le pedí ayuda con situaciones de economía o de trabajo en la parroquia. Siempre puntualmente me resolvía los problemas, si no tenía para pagar a los trabajadores le pedía a San José su ayuda y llegaba el apoyo providencialmente. Ante tentaciones o situaciones difíciles de mi vida también percibí su presencia”, compartió.
Agregó que el santo fue para Jesús el rostro paternal en la tierra, por lo que él mismo se ha refugiado en él como con un padre.
“Desde el Seminario Menor fue un ejemplo de confianza crecer en esa figura paterna, que fue de gran protección y patrocinio. Ahora como sacerdote me siento llamado a procurar esa fidelidad y ese amor a la familia, a la Iglesia, y a mi ministerio”.
Tres puntos para vivir la santidad de san José
El padre Melchor enumeró tres puntos principales para vivir este año dedicado a san José, por disposición del Papa Francisco.
El primero, mirarlo como testimonio de lo que significa pertenecer a una familia. Sabiendo que Dios tiene un proyecto muy grande para la familia, mirar a san José como padre y cabeza de la Sagrada Familia, junto con María, obviamente, para educar al Hijo de Dios.
“Invito a las familias a buscar, como pidió el papa, esos rasgos de san José en su testimonio, su servicio, su trabajo, su fidelidad a María, su amor al Hijo de Dios, en la voluntad del Padre”.
En segundo lugar, agregó, hay que reconocer a San José como patrono de la Iglesia y protector de las familias.
“Las familias hoy día tienen diferentes dinámicas.Encontramos mamás solteras, papás solteros, independientemente de eso, san José nos va ayudando a vivir con fidelidad la vocación y la responsabilidad de la familia, a cumplir con ese amor sabiendo que estamos participando en un proyecto muy grande en la historia de la salvación”.
En tercer lugar recomendó celebrar, los miércoles del tiempo ordinario, una devoción sencilla dedicada a San José.
“Los invito a vivir momentos como familia y conocer a san José. Visitar algún templo dedicado a él. Entrar en la conciencia de que a san José debemos el cuidado de María y de Jesús, cumpliendo la voluntad del Padre”, finalizó.
Felipe Ramos/ formador del Seminario
Custodio, a ejemplo del papá de Jesús
«Fui ordenado diacono el 19 de marzo, día de san José. Yo estoy en el Seminario Menor que está dedicado al señor san José y cabe resaltar que gran parte de los Seminarios Menores del mundo, están dedicados a san José”.
Esto dijo el padre Felipe Ramos, Prefecto de disciplina Seminario Menor San José, al explicar su devoción al padre adoptivo de Jesús, a quien está dedicado este año 2021.
“Hay una analogía muy bonita con respecto a la entrada de los Seminarios Menores, porque es una de las etapas tempranas de la vida sacerdotal. San José fue importante para Jesucristo por que fue su padre aquí en la tierra, el que loacogió, cuidó y acompañó siendo niño”, dijo el padre Felipe.
Explicó que ha procurado acoger el ministerio sacerdotal que Dios le ha confiado, a ejemplo de san José: “Con esta disposición para entregar toda nuestra vida, para colaborar con Dios en su plan de salvación”.
“En mi caso, estoy llamado también, como el señor san José, a proteger, a custodiar, a defender la Santa Iglesia de Dios que son todos ustedes los creyentes de Cristo. En este caso la pequeña comunidad que tengo a mi cargo aquí en el Seminario Menor, los muchachos de la preparatoria”, compartió.
El padre Felipe aseguró que ha encontrado en san José mucho material de reflexión para acompañar a los más pequeños del Seminario, misión que realiza con mucha felicidad.
Y como consejo para este Año de San José, dijo:
“Yo sugiero y recomiendo que se acerquen al señor san José, aprendan de sus actitudes, de su manera de creer y de seguir al señor Jesús”.
Efrén Hernández/ Párroco
Un milagro del santo para constituir su familia
Desde la juventud de sus abuelos, la devoción a san José se vive en la familia del padre Efrén Hernández, misma que se demostraba con novenario y reliquia, además de una imagen del santo que siempre tenía flores y veladoras.
“Mi abuelita tenía 15 años y mi abuelito 17. Mi abuelito se fue a la Revolución Mexicana y ellos se prometieron que cuando terminara la revolución se casarían.Pensaban que iba a durar como la pandemia, algunos meses”.
Como la Revolución se alargaba y su prometido no regresaba, María, la abuelita del padre Efrén, le rezaba al señor san José y le pedía que le hiciera el milagro de que regresara para casarse con él.
“La revolución duró diez años y en cuanto se terminó la revolución, mi abuelito regresó con el anillo y el dinero para el vestido y en un dos por tres se hizo la boda. Resulta que también mi abuelito le rezaba a san José que le permitiera regresar a cumplirle a María”, compartió el sacerdote.
Y agregó: “Este es el primer milagro que recuerdo me platicaban, cuando era niño”.
Más enseñanzas
También la experiencia de san José, en su trato con la Virgen María, ayudó al padre Efrén a ser respetuoso con la mujer.
“Me enseñó a saber ver a las mujeres que tengo cerca de mi como hermanas o como hijas”.
Otra enseñanza que el padre Efrén ha recibido de la figura del papá de Jesús, es su capacidad de oración y escucha en el silencio, y la obediencia en lo que Dios le pedía.
Así, el testimonio familiar y de la Iglesia, con la edificación de templos antiguos dedicados a la ferviente devoción a san José, lo han llevado a aumentar su cariño al padre adoptivo de Jesús.
Algo que resaltó el padre Efrén fue que, recién ordenado sacerdote y antes de que la Iglesia lo hiciera, él incluyó en la plegaria eucarística el nombre de san José.
“Siempre añadí al señor san José y pedía para que un día el Papa lo incluyera en la plegaria eucarística, gracias a Dios que se concedió hace pocos años”, expuso.
Sus consejos
El padre Efrén invitó a la comunidad a que, en este año dedicado a San José, mediten su vida y sean asiduos a la oración en silencio ante el Santísimo.
“Él nos enseña a orar en silencio, a escuchar. San José no le pedía nada a nuestro Señor, nada más escuchaba, eso ha sido así parte de mi experiencia personal, la oración ante el Santísimo, me gusta estar en silencio para escuchar que es lo que Dios quiere que haga y lo que me dice, eso hago”, dijo.
Agregó que la oración no es lo para estar pidiendo, pues Dios sabe lo que cada uno necesita.
“Si lo necesitamos, lo concede, y si no lo necesitamos o nos sabe que nos hará daño, Él también sabe y no nos lo concede. Entonces, ni para que perder tiempo pidiéndole cosas, es más bonito dedicar el tiempo a escucharlo y a obedecerle”, finalizó
Manuel Bañuelos/ Vicario
Arrastrado amorosamente a tan valiosa devoción
Una gran admiración y devoción a San José surgió en el padre Manuel Bañuelos en su ingreso al Seminario.
“Cuando entré, la advocación del Seminario Menor es a San José, y entonces ahí fue el momento en que empecé a conocer un poquito más de él porque era el que acompañaba a los seminaristas menores para llegar al ministerio sacerdotal”.
Y al ir conociendo a la vida de San José, se sintió identificado con él y acompañado por él.
“Me encomendé a él cuando terminé el Seminario Menor para pasar al Seminario Mayor.Le dije en una oración muy personal: san José acompáñame en la siguiente etapa de mi formación. Y me sentí acompañado por él en mis oraciones”, compartió.
Al terminar su formación en el Seminario, el padre Bañuelos fue enviado a servir a la parroquia Santísimo Sacramento, a la que pertenece la capilla histórica San José.
“Dio la coincidencia de que recién habían levantado la capilla porque se había caído anteriormente y el padre Jorge González me invitó a atender esa capilla, un templo histórico que data de 1531. Ese fue mi primer apostolado como sacerdote y me dejé acompañar por él”, reiteró.
Impresionado por el santo
Al estar al frente de dicha capilla, el sacerdote comenzó a empaparse más sobre la vida del santo, porque, dijo, los fieles hablaban de su santo patrono y él se sentía limitado para hablar de él.
“Me puse a leer e investigar, y en esas lecturas me fui encaminando más en la devoción. Su manera de vivir, su testimonio de amor hacia la promesa que Dios ha hecho con la humanidad, el amor hacia Jesús, el amor hacia el plan de salvación de parte de Dios y sobre todo cuidar a María Santísima, nuestra Madre, me llamaron la atención”.
Fue así como el padre Manuelquedó poco a poco impresionado por la persona de san José, con quien además comenzó a sentirse identificado.
«Me sentí identificado porque san José no hacía mucho, pero lo que hacía, era importante. Me llama mucho la atención su actitud de humildad, de servicio y de disponibilidad de entrar a lo que se viniera, como en el momento en que fue perseguido, tomó a María y al niño para escapar y resguardar el Niño Dios”, describió.
El sacerdote, hoy vicario de la parroquia San Martín Obispo, compartió que ha aprendido de san José a pedir sabiduría para continuar con su vida y su ministerio.
“En ochos años de sacerdote, ha sido enriquecedor”, dijo al citar otra enseñanza tomada del santo: hacer silencio.
“Soy una persona silenciosa, no hablo mucho, pero busco el momento de contemplar, me gusta escuchar a la gente, procuro palabras cortas, precisas y necesarias. Busco el silencio, la oración; es ahí donde Dios habla y donde lo puedo entender. Hay que dejar a Dios que hable y disponerse a lo que Dios quiere”, recomendó.
Una invitación
Con esta experiencia personal, el padre Manuel invitó a la comunidad conocer más a san José, en libros y pasajes que hablen de él.
“Sobre todo los invito a encomendar a su familia.Él es patrono de la Sagrada Familia y, en esta situación que vivimos tan difícil, que mucha gente sufrió en su trabajo, sufrió en la economía, san José siendo humilde, sencillo tenía que responder al trabajo, por eso pueden encomendarle también su trabajo”.
Finalizó diciendo: “Agradezco al Papa Francisco por este año que nos han comentado la compañía de san José, y los invito a escucharme todos los jueves de diez a once de la mañana en el 1240 AM, Radio Guadalupana, ahí hablo de san José”.