Claudia Iveth Robles
Los hermanos Teresa y Andrés González Puentes son coordinadores diocesanos de jóvenes en el Movimiento de la Renovación.
Hace nueve años recibieron la efusión del Espíritu Santo en un retiro de Evangelización, donde sintieron el poder de Dios. A partir de entonces se dejan guíar por el Paráclito, que ha hecho grandes obras en sus vidas, según ellos mismos lo confirman.
Antes de su retiro, Tere y Andrés buscaban la felicidad en lo material y no imaginaron lo que encontrarían en el retiro de evangelización al que les invitaron.
Tere vivió su encuentro personal con Dios después de que su papá se encontró con Dios en otro retiro, del cual les compartió su experiencia.
“Mi papá nos contó que el lema de su retiro fue «Ten fe en el Señor Jesús y se salvarán tu y toda tu familia». Escuché esto y realmente vi la acción del Espíritu de Dios en mi familia, entonces me convencí de que Dios también podía hacer grandes cosas en mi. Hasta el día de hoy puedo decir que así es, el Señor sigue cumpliendo sus promesas en mi vida”, dijo Tere, de 22 años.
Para ella, como para su hermano Andrés, de 20 años, no fue un encuentro tan sencillo. Pero fue sobrecogedor.
“Recuerdo que me sentía muy tembloroso y sentía muchas ganas de reír, llorar, gritar, orar, en su momento no lo comprendía pero ahora sé que es un nuevo despertar, que como dijo San Juan Pablo II: renovó sus maravillas en mi vida como un nuevo Pentecostés”, dijo Andrés.
A raíz de su retiro, los jóvenes se sintieron llamados al servicio y hoy están convencidos de que es el Espíritu Santo quien los movió a decir sí al servicio, y los mueve a seguir trabajando por el Reino de Dios, a pesar de sus limitaciones y las pruebas que enfrentan. “El Espíritu Santo me usa como su instrumento para su servicio, eso es una gran gracia y regalo”, expreso Tere.
“Hemos tenido muchas pruebas, muchas dificultades, pero cuando sabes que todo lo que haces es para Dios, ahí te mantienes”, dijo por su parte Andrés recordando la vida de los apóstoles cuando experimentaron Pentecostés y se sentían temerosos, pero el Espíritu Santo los impulsó a ir Mar adentro con valor.
“Así que siempre le pido eso para mantenerme en el camino y llegar a esa meta que es Cristo, que me dé valor, fuerza, discernimiento, para mantenerme”, abundo Andrés.
Escuchar a Dios
Los hermanos González aseguraron que es mediante la oración con la que pueden escuchar a Dios y estar abiertos a la acción del Espíritu.
“Si no comenzamos a intimar con el Espíritu vamos a ir por el camino a ciegas, pero si mantenemos esa relación, esa comunicación y entrega, Él será la luz que encienda nuestra noche”, dijo Andrés.
“Es muy importante decir cada día a Dios, que me permite vivir, que envíe su Espíritu sobre mí, que sea mi sustento, guía y fortaleza sin importar la situación que esté viviendo, pedir al Espíritu que abra mi mente, oídos, corazón y ojos, para actuar de manera agradable a los ojos de Dios”, dijo por su parte Tere.
“El Espíritu obra con totalidad y vemos su mano en nuestra vida cuando tenemos una confianza total y pedimos su fuerza y presencia con libertad”, puntualizaron.
Confirmada en el Espíritu
Por su parte, Karla Tapia, una joven de 18 años hoy se siente movida por el Espíritu de Dios que recibió hace dos años y medio en la Confirmación.
Karla compartió que al iniciar el curso sabía que era una responsabilidad confirmar su fe, sin embargo, al pasar las semanas de preparación, sintió que algo la llevó a más que eso, ya que su fe aumentó a tal punto que comenzó a vivir una relación más fuerte con Dios a través de su comunidad.
Para Karla, es el Espíritu Santo el motor que la mueve a querer llegar a la santidad, la que sigue buscando en los cursos de formación básica y formación espiritual en Nuestra Señora de la Paz y mediante el servicio.
Hoy, gracias a este motor, Karla sirve como coordinadora en el grupo de adolescentes llamado “SA de CV” y actualmente se prepara para comenzar a ser coordinadora de Confirmaciones.
Karla persevera en su relación fiel con el Espíritu Santo a través de la oración, mediante la lectura de la Palabra de Dios y viéndolo actuar enmedio de su comunidad, a la que ama profundamente.