Ana María Ibarra
Con motivo de la Primera Jornada Mundial del Abuelo y Personas Mayores proclamada por el Papa Francisco, y en el marco del 73 aniversario del Asilo Senecú, a celebrarse e 26 de julio, se llevó a cabo una misa de acción de gracias con los ancianos que son atendidos por las Misioneras de María Dolorosa.
La celebración se realizó el pasado 24 de julio y fue presidida por el padre Alberto Castillo, formador del Seminario, quien ungió a los huéspedes y a algunas religiosas.
No están solos
Los huéspedes del asilo se alegraron ante la presencia de algunos visitantes, pero especialmente por la celebración eucarística ya que, en más de un año de pandemia, han sido pocas las misas en las que han podido participar.
Si bien, inicialmente se pensó en trasladar a los ancianitos a la capilla San Antonio, a falta de electricidad debieron quedarse en los patios para celebrar.
Los abuelitos tuvieron un momento de alabanza a Dios para disponerse a participar de la Eucaristía.
“La misma sangre que Moisés echa en el altar, es la sangre que luego echa sobre el pueblo, símbolo de que a Dios le interesa nuestra sangre, nuestra vida. Ha venido a compartir nuestra sangre y nuestra vida. Tu vida, tu cansancio, tu enfermedad, tu muerte, a Dios le interesa y ha venido a rescatarla. No estás solo y nunca lo estarás”, expresó.
Sobre el evangelio que narra la parábola de la cizaña que envuelve el trigo, reflexionó que en la vida se encuentran estos dos elementos.
“Hay algo muy bueno y algo que va afectando eso bueno. Dice Jesús: van a crecer juntos el trigo y la cizaña. Al final el Señor rescatará lo que sembró en tu vida. Sí, en la vida se sufre también, las heridas nos marcan, pero lo mejor de nosotros Jesús lo tiene”.
Unge a enfermos y da absolución
Al concluir su reflexión, el padre Alberto oró sobre el óleo y auxiliado por dos seminaristas y algunas religiosas, impartió el sacramento de la unción a cada uno de los ancianitos ahí presentes, así como a las religiosas enfermas.
Fue un momento muy emotivo y significativo para cada uno de los presentes, quienes, mientras el sacerdote iba pasando por los lugares para impartir el sacramento, acompañaron el momento con bellos cantos.
Esta unción, dijo el sacerdote, se otorgó con motivo de la Jornada Mundial del Abuelo y Personas Mayores.
Además, por ser una ocasión especial, de manera extraordinaria el padre Castillo dio la absolución general solo a los adultos mayores, para que, con la comunión dominical, lograran ganar la indulgencia plenaria.
“El papa ha dado indulgencia plenaria. Mañana será como si estuvieran recién bautizados”, dijo el sacerdote.
Al concluir la celebración, los presentes cantaron ‘las Mañanitas’ a los ancianitos por su día.