Reflexiones del director espiritual del Seminario Menor, sobre san José como padre trabajador…
Presencia
Uno de los aspectos que el Papa Francisco aborda en su carta apostólica Patris Corde, por el 150 aniversario de la declaración de san José como patrono universal de la Iglesia, es el del padre adoptivo de Jesús, como “padre trabajador”.
Como se sabe, san José era carpintero y tal y como dice el documento pontificio “De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo”.
Sobre este aspecto particular de san José reflexiona el padre Jaime Melchor, director espiritual del Seminario Menor, dedicado precisamente a San José.
Aquí la entrevista.
¿Qué opina de esta Carta apostólica publicada por el papa? ¿Cómo ayuda en este tiempo que vive la humanidad?
Es una bellísima Carta, pues nos abre el panorama ampliamente, a través de palabras sencillas y muy elocuentes, sobre la consideración del papel de San José en la historia de la salvación. Creo que el Papa ha transmitido sabiamente las virtudes, cualidades y los momentos puntuales del desarrollo de la vocación de San José. Sobre todo, hace hincapié en el patrocinio de la Iglesia, al celebrar 150 años de esta declaración. Me parece muy propicia para alentar a las familias, y sobre todo a los papás, a encontrar en san José un verdadero modelo viril, de ternura, entrega y responsabilidad en bien de los suyos.
¿Cómo ayuda en este tiempo que vive la humanidad?: Considero que hay notas en la Carta donde expresamente el Papa dice que ha querido transmitir a la humanidad la figura de San José, quien representa a todas las personas que durante estos meses de pandemia han sido corrientemente olvidadas, que no aparecen en portadas de diarios, ni en las grandes pasarelas del último show, pero que hoy están escribiendo los acontecimientos decisivos de nuestra historia…(Cfr. Introducción).“Todos pueden encontrar en San José el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta, además de intercesor, un apoyo y guía en tiempos de dificultad” (Introd. PC). Además, San José, efectivamente, sale avante, por su fe, confianza y obediencia a Dios, en medio de las dificultades: Incertidumbre, migración, persecución, carencias materiales, etc. En él encontramos un modelo de sacrificio y amor a la familia. En esto de igual manera resalta su ejemplo para la familia actual. El padre que goza de autoridad moral por su ejemplo y ternura hacia su familia: Jesús y María.
¿Qué nos enseña san José como padre de trabajo o padre trabajador?
Ante todo, San José, como hombre responsable trabajaba honestamente (hombre justo) para asegurar el sustento de su familia (PC 6) “De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo “. (Cfr.Ibid.). San José también enseña la dignidad del trabajo, y a través del mismo, a desarrollar las cualidades y potencialidades, para ponerlas al servicio de la sociedad y de la comunión. Con el trabajo, como decíamos también, San José expresa el amor a su familia, y a su vez, da ejemplo a su hijo. Del mismo modo, como creyente y justo, sabe que su trabajo colabora a la creación de Dios.
¿Cómo la Doctrina Social ha abordado este aspecto de san José (trabajador-obrero) presentado en la Patris Corde?
La Doctrina Social de la Iglesia sostiene que se ha de comprender el significado del trabajo que da dignidad (Cfr.PC 6).
Es muy precisa la afirmación que nos da la Carta en el Núm.6: “El trabajo se convierte en participación en la obra misma de la salvación, en oportunidad para acelerar el advenimiento del Reino”. Esto significa también que cada persona colabora con sus capacidades y dones. La Iglesia presenta en su doctrina el llamado bien común: “Conjunto de aquellas condiciones de vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección. El bien común afecta a la vida de todos”.(CEC 1096).
La Carta resalta que San José es ejemplo de trabajo digno.
Por otra parte, se destacan del mismo bien común tres elementos esenciales: el respeto a la persona; el bienestar social y el desarrollo, y la paz (Cfr CEC 1906-1909).
La Carta hace referencia a ello al resaltar cómo el trabajo es una ocasión para la realización de uno mismo y del núcleo original de la sociedad, que es la familia (Cfr. PC 6). Así también, se habla de un llamado a “redescubrir el significado, la importancia y la necesidad del trabajo para dar lugar a una nueva ‘normalidad’ en la que nadie quede excluido”(PC 6). La Doctrina Social enseña que el bien común se muestra realizado más plenamente en la comunidad política. Afirma en este sentido, que la unidad de la familia humana implica un buen común universal, y a su vez requiere una organización de la comunidad de naciones capaz de proveer a las diferentes necesidades de los hombres (Cfr.CEC1910-1911). La Patris Corde hace un importante llamado a la unidad y a la revisión de prioridades para que nadie carezca de trabajo. Es necesario invocar a San José obrero para encontrar caminos que no excluyan a nadie.
¿Por qué el trabajo es también medio de Salvación?
Porque con su trabajo la persona colabora con Dios mismo, se convierte un poco en creadora del mundo que nos rodea (Cfr. PC 6). Recordemos que por el sacramento del Bautismo todos somos sacerdotes, es decir, ofrecemos nuestra persona, nuestra vida y actividades a Dios, en Nombre de Cristo y por Cristo. El Catecismo nos enseña:“El trabajo humano procede directamente de personas creadas a imagen de Dios y llamadas a prolongar, unidas y para mutuo beneficio, la obra de la creación dominando la tierra”… “El trabajo honra los dones del Creador y los talentos recibidos. Puede ser también redentor. Soportando el peso del trabajo, en unión con Jesús, el carpintero de Nazaret y el Crucificado del Calvario, el hombre colabora en cierta manera con el Hijo de Dios en su obra redentora. Se muestra como discípulo de Cristo llevando la Cruz cada día, en la actividad que está llamado a realizar”(CEC 2427).
¿Cómo se puede vivir una espiritualidad josefina desde el propio trabajo o empleo?
En primer lugar: al igual que San José, mostrando el amor, la justicia y obediencia a Dios. Es decir, estar con disposición de hacer siempre la voluntad de Dios, con la conciencia firme de que mi trabajo colabora al bien de la sociedad, y que es digno porque además de eso me lleva a la santidad.
En segundo lugar: El ofrecimiento de mi persona en bien de la propia familia y de la sociedad a través del trabajo, da gloria a Dios, porque estoy poniendo mis talentos, potencialidades y cualidades en servicio.
En tercer lugar: Saber que estoy colaborando a un proyecto divino, al desarrollo de la creación y estoy heredando a la humanidad una huella personal, dando ejemplo de amor a Dios, como lo hizo San José.
¿Tiene alguna anécdota relacionada con san José y el trabajo?
Sí. Cuando era párroco varias veces recomendé a fieles desempleados encomendarse al patrocinio de San José para conseguir trabajo. El resultado era que después tenían más de una opción para ser contratados. Por ejemplo, un padre de familia, que era carpintero, había perdido su empleo, estaba desesperado y me decía que orara por él. Le dije que pidiera a San José. Lo hizo, y luego me compartió que no dejaron de buscarlo para elaborar muebles.
Por otra parte, siempre que tenía dificultades económicas para pagar a los empleados de mantenimiento en la parroquia, pedía apoyo a San José, haciéndole “ver” que él como trabajador también vigilaba por sus colegas. Como resultado, bienhechores anónimos dejaban en la oficina justamente lo requerido.