La capilla de Loreto, en Santa Fe, Nuevo México, es el hogar de una obra de carpintería excepcional que nadie se explica
Agencias
En Santa Fe Nuevo México, (A unas 5 horas de la vecina ciudad de El Paso) específicamente en el templo llamado Capilla de Loreto, existe una escalera muy famosa que es conocida por tres misterios:
- Nadie sabe quién la construyó
- Nadie se explica cómo se mantiene la estructura sin un soporte central.
- No se conoce el origen de la madera con la que está elaborada. (Aunque se sabe que es madera de abeto, no se ha podido determinar de qué subespecie se trata, ni cómo llegó la madera a la capilla.
Esa capilla fue construída en 1852 por orden del obispo de Santa Fe, Jean Baptiste Lamy, quien pidió una edificación inspirada en la Sainte-Chapelle de París y la cual quedaría bajo el amparo de Nuestra Señora de la Luz y al cuidado de las Hermanas de Loreto, quienes llegaron al lugar desde Kentucky para fundar allí una escuela para niñas.
Un problema inesperado
Cuando la capilla estuvo lista, los constructores se encontraron con un problema inesperado: No pudieron poner una escalera que llevase desde la nave principal hasta arriba, al segundo piso, donde se ubicaba el coro. Se trataba de un error de diseño del arquitecto del edificio, Antonio Mouly, quien murió antes de poder solucionarlo.
Cuando las monjas intentaron construir una, los constructores les dijeron que sería imposible, y que una escalera normal tomaría demasiado espacio, por lo que se les recomendó, más bien, derribar el coro.
Fue entonces cuando las monjas decidieron rezar una novena a San José, patrono de los carpinteros, pidiéndole una solución.
Lo que solucionó todo
Según testimonios que han pasado de generación en generación desde mediados del siglo XIX, en el noveno día de oración, un visitante llegó a su puerta con su mula y algunas herramientas. Lo primero que el hombre les reveló a las Hermanas fue que era carpintero de oficio. Fue invitado a entrar y descubrió el dilema dejado atrás con el fallecimiento prematuro del arquitecto original. El trabajador dijo que era posible construir una escalera útil al coro sin quitarle mucho espacio a la nave del templo. La única condición que les impuso a las Hermanas fue que tendría que trabajar en privado.
Las religiosas estaban muy complacidas de aceptar estos términos si eso significaba terminar su escalera. Algunas de las Hermanas afirmaron que vieron madera empapada en tinas que le proporcionaron. Los informes hechos en ese momento se contradicen entre sí. Algunos insisten en que la construcción se completó rápidamente, mientras que otros informaron que tomó más tiempo de lo necesario.
Cuando se terminó la escalera de caracol, las Hermanas quedaron encantadas con el resultado, tanto así que organizaron un banquete en honor al carpintero. Fue entonces cuando lo descubrieron desaparecido. En ningún momento de su trabajo se identificó. Nunca pidió ni recibió pago por su trabajo o incluso suministros.
Y como el carpintero se marchó antes de que la Madre Superiora pudiera pagarle, las Hermanas de Loreto ofrecieron una recompensa. Querían conocer al autor. Nadie la reclamó nunca.
La historia asegura que nunca se ha resuelto de forma satisfactoria el misterio de la identidad del carpintero por lo que el saber quién era ese hombre es solo uno de los muchos misterios que rodean la escalera de la Capilla Milagrosa de Loreto
Cómo se sostiene
Otro misterio es la construcción de la propia escalera. No hay columna central ni vigas de soporte, y parece que todo el peso es autoportante en la base. El artesano no usó clavos ni pegamento; solo usó clavijas de madera para asegurar los escalones. Además, no había barandas.
Por ello, se dice que la construcción es “imposible”, y que debería haber colapsado en el momento en el que alguien la utilizase por primera vez, aunque se supone que la espiral central de la escalera es lo bastante estrecha para servir, ella misma, como apoyo central.
Pero el caso es que la escalera original no estaba sujeta a ninguna pared o puntal, hasta que en 1887, diez años más tarde, se añadió la barandilla (que tampoco tenía) y la espiral exterior se sujetó a un pilar cercano.
Jesús y san José
La leyenda dice que algunas de las monjas tenían tanto miedo de descender que se arrastraban sobre sus manos y rodillas. Solo hay 33 escalones, sin embargo, la escalera se envuelve alrededor de 360 grados dos veces. El número 33 es un número significativo, siendo la edad de Jesús en su crucifixión.
Ni siquiera existen registros que ayuden a descifrar de dónde sacó la madera, pues no hay ningún reporte de entrega de material. Nadie vio tampoco, durante esos meses, a ninguna persona entrar o salir de la capilla durante el tiempo de la construcción.
Cuando se contactó a los proveedores comerciales locales en un esfuerzo por rastrear a este artesano, ninguno de ellos pudo ayudar en las consultas de ninguna manera. No se pudo recuperar ninguna factura de venta y se descubrió que la madera que se utilizó era de un tipo desconocido. Cualquiera que sea la madera que se utilizó, no era autóctona del área de Santa Fe.
Un análisis moderno reveló que la madera era de abeto, pero una variedad con la que nadie estaba familiarizado. Se concluyó que el lugar más cercano posible para la madera de este tipo habría sido algún lugar como Alaska. ¿Por qué un carpintero victoriano transportaría montones de madera con nada más que una mula, solo por la remota posibilidad de que pudiera ser necesaria para construir una escalera a miles de kilómetros de distancia?
Las Hermanas insistieron en que fue el mismo José quien vino a rescatarlas. Por eso es por lo que muchos la denominan la Escalera de San José.