Ana María Ibarra
Después de haber acudido de manera forzosa a su formación como catecúmeno de confirmaciones y haber recibido el sacramento en el Oratorio Salesiano Nuestra Señora de Guadalupe, Alejandro Pedroza sintió el llamado para servir a los niños y jóvenes a través de la Obra Salesiana, por lo que se quedó en el oratorio.
Convertido en líder
“Mi mamá me obligó a ir al curso de Confirmaciones, quise ver feliz a mi mamá e hice mi Confirmación, obligado”, así inició Alejandro su historia.
Después de haber concluido su formación y haber recibido el sacramento, Alejandro decidió ser animador del grupo de Confirmaciones y en un retiro de Pascua, durante la Hora Santa, sintió ese llamado a servir y transmitir ese sentimiento.
Fue así como a finales de 2017, Alejandro se incorporó como parte de la Obra Salesiana.
“Estando en el oratorio, me invitaron a otras actividades como ‘La Brigada de la Alegría’, yendo cada miércoles a los parques del sector a compartir con los niños, platicar y enseñarles valores. En los veranos participaba en los campamentos (Vacaciones Felices con Jesús), ahí apoyaba a los niños a descubrir sus habilidades y a encontrarse con Dios”.
Alejandro participó también el grupo de formación de voluntariado, en el que se aprende a ser un líder y a reflejar la formación en en entorno: la familia, la escuela, en la calle.
“Actualmente estoy coordinando el grupo de Staff, que es enseñar a los chicos a ser líderes, que sean activos, que descubran que estando en un lugar religioso se puede divertir bastante”, dijo al aclarar que con la pandemia, todo este trabajo se empezó a realizar a través de las redes sociales.
Lugar de felicidad
Estos tres años de servicio han colmado a Alejandro de energía y motivación para continuar.
“He madurado en muchos ámbitos, pero con solo entrar al oratorio sigo teniendo el corazón de niño. Salía de la escuela y me sentía estresado, cansado, incluso enojado, pero llegaba al oratorio y se acercan los niños a abrazarme y querer jugar, se me olvidaba todo, me motivaba mucho”, resaltó.
Si bien, agregó, puede ser difícil ajustar los tiempos para atender familia, escuela, trabajo y servicio, sabe que, si él se encarga de las cosas de Dios, Él se encargará de sus cosas.
“Siempre intento dar todo lo que puedo en el oratorio, en todo lo que pueda servir, y de una u otra manera, Dios me ayuda. Eso algo muy bonito sentir eso”.
Ante esas riquezas que le deja el servicio, Alejandro reconoció que en esta pandemia se le ha hecho difícil no ver a los chicos en el oratorio.
“Un joven siempre tendrá problemas hasta consigo mismo, y es difícil no poder estar con él y ayudarlo. Los podemos ver detrás de una cámara, pero no es lo mismo. A algunos se distraen porque están acostumbrados a aprender de una manera divertida, en un patio y se nos dificultan algunas actividades”.
Legado de Don Bosco
“La santidad consiste en estar siempre alegre”, es la frase de don Bosco que Alejandro quiso dejar como mensaje a los jóvenes en este tiempo de contingencia.
“Hay que ver lo positivo en esto que está pasando, todo pasa por alguna razón, nos preguntamos el por qué, pero hay que preguntar el para qué. Tal vez debemos madurar en algo”, expresó el joven de 22 años.
frase…
“Agradezco a cada uno de los jóvenes que han marcado vidas con el estilo de don Bosco, y los invito a seguirlo haciendo para que más niños y jóvenes puedan transmitirlo en sus familias y sus escuelas. Nunca dejaremos de ser niños, siempre lo seremos en el corazón”.