Ana María Ibarra
En un acto de solidaridad, respondiendo a la voz de Dios y al llamado de los obispos, el pasado 29 de marzo se realizó en la diócesis un momento de oración haciendo memoria de los integrantes de la Pastoral Juvenil que fueron asesinados en Guanajuanto, y de todos los jóvenes que han sido víctimas de la violencia.
Ante los hechos ocurridos al exterior de una parroquia en Salamanca, Guanajuato, los obispos de México hicieron un llamado a las diócesis, especialmente a los grupos juveniles a manifestarse en contra de la violencia y a favor de la paz.
Respondiendo a este llamado, el Núcleo de Diálogo Nacional por la Paz en Juárez realizó un encuentro de oración en la parroquia Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, donde se encontraban reunidos 180 jóvenes de Pastoral Juvenil Diocesana.
Alberto de Lucio, coordinador del Núcleo, dirigió este momento acompañado de Alejandro Durán y Alejandro Sapién.
El padre Luis Escudero, responsable de la Comisión de Pastoral Social, compartió con los jóvenes las actividades que se han venido realizando después del asesinato de ocho jóvenes de la Diócesis de Irapuato.
“Este es un acto de solidaridad y escucha a la voz de Dios que nos habla, haciendo memoria de los jóvenes, víctimas de la violencia y unidos a la parroquia de Irapuato”, dijo el sacerdote.
Hacer memoria
Los jóvenes asistentes, vieron y escucharon un video del Episcopado Mexicano a manera de introducción sobre la razón del encuentro.
Enseguida, Alejandro Durán invitó a los asistentes a traer a la memoria a jóvenes que fueron asesinados y a quienes se encuentran desaparecidos, algunos de cuyos rostros se encontraban plasmados en una manta que fue colocada en la escalinata del presbiterio.
“Hacer memoria no solo implica recordar, sino volver a nuestros seres queridos que han sido víctimas de hechos de violencia. Lamentablemente, muchos de ellos son jóvenes.
Hacer memoria implica este lazo de volver a la esperanza”, expresó Alejandro.
En un segundo momento, Alejandro convocó a los jóvenes a ser solidarios como el samaritano y poner a los pies de Jesús la esperanza de la comunidad.
Finalmente mencionó los nombres de los ochos jóvenes asesinados en Salamanca escritos en hojas blancas, que algunos de los asistentes pasaron a colocar en la escalinata.
“Nos solidarizamos con todos los jóvenes, especialmente los de Guanajuato. En su mente y en su corazón traigan los nombres de quienes necesiten de la paz”, dijo.
¡Ya basta!
En ese ambiente de oración, Alberto de Lucio invitó a los jóvenes a colocar rosas blancas alrededor de la manta y de los nombres de los jóvenes de Irapuato, acto que realizaron en silencio.
Por su parte, Alejandro Sapien realizó una reflexión sobre María, a quien se refirió como mujer fuerte del sí, que cobija, acompaña y abraza, y que vela por sus hijos.
“No queremos que la esperanza se apague. No seamos una Iglesia que no llora por sus hijos jóvenes”, expresó, mientras se proyectaban frases que los pontífices han expresado sobre la paz.
Para concluir este espacio de oración, los jóvenes escucharon en un video la voz de otros jóvenes exigiendo el cese de violencia con el clamor: “Ya basta”.
Al final, los jóvenes fueron convocados a ser promotores y constructores de paz.