Ana María Ibarra
Para concluir el año de festejos jubilares por su 60 aniversario como casa de formación sacerdotal, formadores y seminaristas viajaron a la Ciudad de México para peregrinar a la Basílica de Guadalupe y, ante los pies de la Morenita, dar gracias y consagrarse a ella. El padre Jesús Manríquez, rector del Seminario, compartió en entrevista que un objetivo del Año Jubilar fue terminarlo con una acción de gracias a la Virgen de Guadalupe.
Los seminaristas y los formadores viajaron el sábado 01 de junio a la Ciudad de México dedicando ese primer día a instalarse en hotel y reconocer el área donde se hospedarían y sus alrededores.
“Al siguiente día fuimos a celebrar la misa todos juntos en la parroquia San Francisco el Grande, donde nos dieron la bienvenida a los frailes franciscanos, de manera especial el párroco, quien se ordenó en El Paso, Texas”, compartió el padre Jesús.
Ese mismo día, aunque ya lo habían prevenido, duraron ocho horas en la casilla especial para votar.
«Logramos votar y cumplir con nuestra responsabilidad. Después fuimos a conocer algunos lugares y asistimos a la Lucha Libre en la Arena México. El lunes acudimos a la Basílica”, compartió.
Antes de llegar a la Basílica de Guadalupe, formadores y seminaristas caminaron en peregrinación desde la Plaza Tepeyac, en la avenida Calzada de Guadalupe. Al llegar al recinto, los sacerdotes presidieron la Eucaristía y fue el padre rector quien dirigió la homilía.
“El evangelio del día fue el de los viñadores asesinos. Rescaté dos ideas de ese evangelio. Primero, el no sentirnos dueños de lo que no nos corresponde como el don de la vida, de la fe. Cuando uno se siente dueño de ese don empieza a tratar con desdén a los demás. Lo contrario de esto es vivir en la humildad”, compartió el sacerdote.
El segundo punto de reflexión fue sobre “construir la casita”, como lo dice el Proyecto Global de Pastoral.
“Como seminaristas y como sacerdotes estamos llamados a vivir esta humildad para así construir la casita que Nuestra Señora de Guadalupe quería para recibir las peticiones de la gente. Que en cada corazón del seminarista haya una casita donde muchas súplicas del pueblo sean escuchadas”.
El rector dijo que fue un viaje corto, pero de mucha devoción y de sano esparcimiento.
“Los muchachos quedaron muy contentos. Un seminarista anda lastimado de su rodilla y anduvo en muletas, así peregrinó; también el padre Francisco Galo fue con nosotros. Fue un momento de agradecimiento a Dios”, expresó.
Los viajantes llegaron el martes a Ciudad Juárez, contentos de haber visitado a la Morenita y poner bajo su protección a toda la familia del Seminario, el trabajo y la formación de los futuros sacerdotes, así como a la diócesis.
“Agradecemos mucho a Dios y a toda la comunidad que este año estuvo celebrando con nosotros, en particular un agradecimiento especial a Presencia que ha estado atento a las actividades, nos ha ayudado a que se conozcan y a que la gente acuda”, dijo.
En frase…
“La última actividad de nuestro Año jubilar será la misa de cierre el 8 de septiembre. Recordemos que en este tiempo en cada misa y en cada visita se ofrece la indulgencia plenaria. Los invitamos a seguir visitando nuestro Seminario y nuestra capilla.