Ana María Ibarra
Bajo los cuidados de las Misioneras de María Dolorosa, nació en el ahora padre Paulino Ramírez, su deseo de ser misionero y fue a los 14 años cuando conoció la Congregación de Misioneros Javerianos a la que hoy pertenece.
El padre Paulino ha misionado en los continentes africano y europeo, y hoy, desde México, sigue albergando ese deseo de salir a la misión Ad Gentes.
Ir a África
Con 28 años en la congregación, 24 años de consagrado y 15 años de sacerdote, el padre Paulino compartió que deseaba entregar su vida a las misiones, aunque no sabía bien a dónde quería ir. Sin embargo, al escuchar a las hermanas dolorosas hablar de la misión en África nació en él el sueño de ir.
“Conocí a los Misioneros Javerianos a los 14 años y a los 26 años, después de estar estudiando la carrera de administración de empresas, la dejé para entrar al Seminario”, dijo.
Recordó que cuando la primera misionera dolorosa que fue a África les contó sobre las misiones, sobre los niños de África y la situación de aquel continente, deseó ser de esas personas que van a anunciar a Dios.
“No podía quedarme con lo que había recibido”, expresó.
Misionero feliz
De sus 25 años dentro de la congregación, 20 ha estado en tierra de misión fuera de México.
“Primero me destinaron a Francia para prepararme estudiando un poco el francés y la cultura cameronesa. Estudié teología en Camerún y duré 13 años trabajando y estudiando en una comunidad de la Ciudad de Duala. Ahí fui muy feliz, fue mi primera misión y la que más me ha marcado por su gente, por su cultura, por sus tradiciones”, compartió.
Agregó que su siguiente misión fue en España como encargado de la animación misionera y vocacional, un trabajo difícil y árido, ya que no hay vocaciones.
“Lo que me gustó el trabajo en España fue que también trabajaba en Marruecos en las cárceles de inmigrantes que querían entrar a Europa. Fue trabajo maravilloso donde veía a Jesús perseguido, en medio de la gente que sufre, que brinca las cortinillas y las navajas”.
En esta misión, dijo el religioso, fue sorprendente ver cómo la gente lucha por tener una vida mejor.
Regresó por enfermedad
Después de18 años de misión, el padre Paulino tuvo que regresar a México ya que enfermó de malaria cerebral.
“Estuve en España 21 días en coma y me tuvieron que regresar por cuestiones de salud. Después del 2018 regresé a México. Estuve un año en Salamanca y fui destinado a Torreón donde me encuentro ahora también con animación vocacional y misionera”, compartió.
Al padre Paulino, cada país visitado le deja una gran riqueza, ya que cada cultura es diferente, así como su historia y tradiciones.
“En las misiones he descubierto la presencia de ese Dios crucificado en cada una de las gentes que encontraba y sobre todo las ganas de vivir, las ganas de sonreír a pesar de las dificultades. He aprendido mucho de ellos esto: que a pesar del sufrimiento, siempre tiene una sonrisa para dar”.
Añora Misión AdGentes
Si bien el sacerdote javeriano dijo sentirse contento de estar en su país, añora regresar a otros continentes a misionar, recordando la cita del evangelio: “Qué bellos son los pies del mensajero que corren y anuncian la palabra, la Buena Nueva”.
“Me falta ese espacio donde correr, donde sentirme útil. Ver cómo florece la vida, darme cuenta de la alegría de cuando se anuncia a Cristo Resucitado, ver a la gente cambiar su manera de vivir”, dijo.
En su actual servicio en Torreón, el padre Paulino comparte con los jóvenes su experiencia buscando contagiarlos de esa alegría de ser parte de la misión en la Iglesia.
Para el entrevistado, el lema de este Domingo Mundial de las Misiones: “Sean mis testigos”, es una invitación que hacen el mismo Jesús y el papa para que, como cristianos, retomemos la misión.
“En nuestra Ciudad Juárez, en Torreón, donde quiera que estemos debemos dar respuesta a la misión de la Iglesia. No podemos callar lo que hemos visto y oído, tenemos que compartir lo que hemos recibido gratuitamente”.
Frase…
“Los jóvenes son el sueño de Dios, la esperanza. Es una invitación fuerte para que los jóvenes vean la posibilidad de entregar su vida a la misión. La misión los necesita hoy”.