Ana María Ibarra
Movidos por el amor a Dios y al prójimo, cada sábado el grupo Servicio Comunitario Ciudad Juárez acude a la explanada detrás de Catedral para compartir con personas en situación de calle alimento corporal y espiritual.
Efraín Lagunes, quien es parte la coordinación del grupo, compartió la historia de este grupo de laicos que, de manera solidaria, realizan caridad sirviendo a quienes más lo necesitan y procuran así el Bien común.
Por el bien de sus hijos
Este grupo nació hace más de treinta años y fue iniciado por la señora Lupita Joo.
“Uno de sus cuatro hijos se fue a Monterrey y ella, preocupada por su hijo, sin saber si comía o no, hizo un trato con Dios. Le pidió cuidara de su hijo mientras que ella daría de comer a los indigentes aquí en Ciudad Juárez”, compartió Efraín Lagunes.
Agregó que Lupita fue una mujer que sufrió la pérdida de dos de sus hijos, sin embargo, él hijo por quien nació este grupo, vive en esta ciudad.
“En el Monumento a Juárez Lupita vio unos indigentes mientras acompañaba a su marido a un trámite por ese sector y ella entendió que era el momento de iniciar con el servicio”.
En ese momento la mujer fue a su casa por comida para esas dos personas y les pidió regresar al día siguiente al mismo lugar.
“Al día siguiente ya eran seis, luego diez, después 24 y así se fue sumando gente que solicitaba comida. Lupita formó un grupo de cien voluntarios y entregaban comida abajo del puente de la Insurgentes, conocido como “el charquito”. Lupita me invitó y no me interesaba ir, pero fui por agradarla a ella”.
En Efraín se hizo vida la frase: Con Dios puedes comenzar fingiendo y terminas creyendo.
“No sabía lo que era la indigencia ni lo difícil que era vivir así. Un día fui y me empezó a emocionar. Llegamos a juntar hasta 400 indigentes diarios. Era un desorden que hasta las ollas nos robaron”.
Sobrevivió a la pandemia
Lupita enfermó de cáncer y durante un año el grupo dejó el servicio, hasta que Lupita sanó y llamó nuevamente al servicio.
Al regresar, Lupita decidió que el grupo se trasladara el servicio a los hoyos del Chamizal únicamente los sábados, pero hubo algunos problemas con los indigentes y la policía.
Tiempo después se unió a este grupo la maestra Dora Salcedo y con su ayuda se dio inicio a otro proyecto más grande y ordenado, ofreciendo a personas necesitadas despensas, educación básica y formación espiritual, teniendo como sede la parroquia El Señor de la Misericordia.
“De esta manera se instauró el ministerio de caridad en la parroquia El Señor de la Misericordia. La maestra Dorita quedó como nuestra coordinadora”, recordó el entrevistado.
Con la pandemia el servicio se detuvo, pero al cabo de los meses, Efraín reintegró el grupo con sus trabajadores y amistades, buscando bienhechores para darles despensa y llevarles lonches o burritos. Así, rescataron el apostolado, al que todos son invitados.
“Los caminos de Dios son difíciles…mientras hagamos algo en pro del semejante se está construyendo una casa con Dios. Aquí necesitamos manos y de todo para hacer despensas y lonches. Quien quiera aportar, puede acercarse”.
Para apoyar…
Acudir los sábados a las 4:00 de la tarde atrás de Catedral
Correo progresamallasobras@hotmail.com
Teléfono 656 322 8070