A continuación presentamos a los dos grupos que más tiempo tienen apoyando al Seminario, con la cena para el equipo formador y los seminaristas.
Comisión de acompañamiento de bienhechores del Seminario
Los grupos que a continuación presentamos, son los que más tiempo tienen sirviendo al Seminario, y dan ejemplo de perseverancia, y apoyo desinteresado aún en medio de las dificultades.
Gracias a grupos como estos, los seminaristasy muchos podemos decir que nuestra Iglesia necesita de laicos y sacerdotes comprometidos que trabajen por la diócesis y que inspiren a los demás a imitar su ejemplo, para ser una Iglesia mejor.
Aquí sus historias.
Grupo CAS (Comité de Apoyo al Seminarista)
Si el Seminario tuvo como año de fundación 1963, y este grupo comenzó el 5 de Mayo de 1986, fue a los 23 años del inicio del latir del corazón de la diócesis, cuando el grupo CAS (Comité de Apoyo al Seminarista) se integró a la casa de formación para permanecer apoyando hasta el día de hoy.
Con una trayectoria de esa magnitud es fácil reconocer a la Divina Providencia manifestándose en cada momento. Dios no abandona a ninguna persona, menos a un corazón generoso que contribuye trayéndonos alimentos y apoyando espiritualmente.
Además de cocinar con un gran sazón, las integrantes se convierten en animadoras de la vocación con un consejo, una palabra de aliento, un abrazo…Por ello el Seminario no se cansa de agradecer a las personas que tan generosamente han decidido apoyarnos.
Sus integrantes
Los integrantes del grupo son: Lupita Aguirre, Zoila Adame, la Dra. Micaela Cota, Lucia Chávez, Lulú Fuentes, Martha Chil, Gaby Maldonado, Lulú Pineda, Rosy Reinoso, Sarita Sáenz, Irma Moreno.
Este grupo además de apoyarnos con los alimentos nos ayudan a sobrellevar nuestros estudios de la mejor manera, puesto que algunos de los libros que requerimos para las distintas etapas de estudio son muy costosos, por lo que nos apoyan con una cantidad de dinero para adquirirlos.
La señora Zoila Adame compartió algo de los inicios del grupo:
“Veníamos de terminar la iglesia de la Divina Providencia. El padre Che Mendoza, nos motivó para seguir trabajando para los libros de los seminaristas, y nos pusimos a trabajar, haciendo tardeadas y consiguiendo apoyo. Ahorita por la razón de no hacer eventos, se piden donativos, y se junta y se entrega al seminario”.
“Queremos que siempre haya sacerdotes que transmitan la Palabra de Dios a las demás generaciones”, dijo sobre la motivación que mantiene a este grupo activo.
Servicio de años
Por su parte Rosa María Reynoso dijo: “En el grupo llevo 12 años y tengo un hijo sacerdote. A mi hijo mucha gente lo apoyó y eso me motivó a ayudar a otros jóvenes. Me he sentido muy afortunada de pertenecer a este grupo, porque lo que hacemos nos anima a estar en oración, acompañar a los sacerdotes, convivir con los jóvenes, ver la alegría que tienen. En diciembre reciben un apoyo y se siente muy feliz ver como el seminarista nos abraza y se alegra por el apoyo”.
Rosa María quiso motivar a otras personas a seguir ayudando al Seminario en este tiempo de pandemia, comprando lo que se ofrece, ya que eso les permite sacar adelante sus gastos.
“Tuve mucha relación los domingos con los niños que venían de Cuauhtémoc. Los invitábamos a la casa a pasar un rato agradable con nosotros, una cosa hermosa el convivir con ellos”, dijo.
Martha Cruz de Gil es una de las fundadoras del grupo, en el que tiene ya 35 años de servicio.
“Realizamos eventos como desayunos y noche mexicana. De las que iniciamos el grupo nomas quedamos tres porque ya muchas han fallecido. Todo empezó cuando el Padre Che estaba en la Divina Providencia. Trabajamos ahí en un grupo ayudando para la construcción de la iglesia. El padre Pancho Herrera era rector y nos invitó a ayudar a los muchachos, porque hay muchos que no pueden pagar sus colegiaturas o sus libros, y es ahí una de las formas en las que los apoyamos”, relató.
Recordó las muchas anécdotas que han vivido con los distintos rectores con quienes les ha tocado trabajar: padre Francisco Herrera, padre Juan Manuel García, el padre Héctor Villa y ahora al padre Juan Manuel Orona.
“Con todos ellos hemos trabajado muy contentas. Al padre Juan Manuel lo vimos como seminarista. Yo le tengo mucha confianza, todavía lo veo como un “chavalón” pero ahora como rector, ‘me le cuadro’”, dijo sonriente.
Grupo Padre Pío de Pietrelcina
En el hogar que es el Seminario Conciliar de Ciudad Juárez, como en cualquier otro, existen costumbres y tradiciones. Dentro de estas costumbres se ha vuelto muy famoso el “martes de burritos”, porque martes tras martes la cena de un seminarista es un burrito.
Esta cena es especial porque entre nosotros nos compartimos la experiencia del apostolado del fin de semana que había pasado. Más que un momento degustativo, se vuelve un momento realmente fraternal.
De esto es testigo el grupo “Padre Pío de Pietrelcina” que también apoya al Seminario. El grupo se llama así porque inició en el mes de septiembre, cuando se conmemora la fecha de fallecimiento del Padre Pío (23 de septiembre).
“Él siempre decía, “Dios está contigo aunque no sientas su presencia”, recordó uno de los integrantes.
Burroterapia
El grupo lo formaron varias señoras que ayudaban llevando de comer a algunos indigentes e indocumentados en el centro de la ciudad, en la calle Constitución y Eje Juan Gabriel. De ahí se pasaron a apoyar al Seminario trayendo la cena un día a la semana y ayudando en otras necesidades.
Ellas han compartido con los seminaristas su gusto por servirles, algo en lo que encuentran un privilegio muy gratificante.
Durante casi 20 años, cada martes han traído los burritos para nuestra “burroterapia” como le llaman algunos de los miembros de nuestra comunidad ya que se trata no sólo de que estas personas traen alimento, sino de que comparten toda una vivencia.
Este es uno de los impactos más apreciados,del que el seminarista toma motivación para continuar. Cada testimonio personal de las personas que salen de sí para servirnos, nos enseñan cada día más.
Y por ello el Seminario invita a las demás comunidades, parroquias y grupos cristianos a que no dejen de apoyar a esta casa de formación, pero también que no dejen de orar por los seminaristas y sacerdotes, pues mucha falta nos hace.