Las inclemencias del tiempo que se registraron el pasado 14 de febrero, no impidieron que veinte parejas renovaran sus votos matrimoniales en una misa presidida por el padre Hugo Muñoz en la parroquia Santa Inés.
Ana María Ibarra
Acompañados de sus familiares directos, veinte matrimonios de entre tres y cincuenta años de casados, renovaron sus promesas nupciales.
Al inicio de la celebración, el padre Hugo Muñoz explicó que la renovación de votos matrimoniales no es “casarse otra vez”, sino renovar la promesa de amor que se hicieron delante de Dios el día que contrajeron nupcias.
“Ofrecemos un agradecimiento a Dios por este caminar de ustedes, y como comunidad nos alegramos por esto y les brindamos un aplauso”, expresó el sacerdote, seguido por el aplauso de los asistentes.
En el acto penitencial, el sacerdote invitó a los cónyuges a realizar interiormente un recorrido por los años de matrimonio que Dios les ha concedido caminar, revisar desde tropiezos y enojos, hasta sin sabores… “Y pidamos perdón”, dijo.
Matrimonio unido con Cristo
En su homilía, el padre Hugo expresó a los cónyuges que Dios los bendice y que la renovación de votos implica reconocer que la persona delante de ellos es un regalo maravillo de Dios.
“En estos años han caminado juntos, con dificultades, con tropiezos, pero también con muchas bendiciones, y prueba de ellos son sus hijos, reflejo de ese amor que los unió. Le pedimos al buen Dios que cada uno de ustedes, matrimonios, sigan siendo sal de la tierra y ejemplo de vida cristiana”.
Añadió que cuando una pareja se une en matrimonio, no sólo es pedir la bendición de Dios.
“Dice la Carta a los Efesios: por eso el hombre dejará su casa y se unirá a su mujer y desde ese entonces serán una sola carne. Desde ese momento son dos y el Señor camina con ustedes”.
Renovación
Después de la homilía, las parejas se pusieron de pie, uno frente al otro tomados de la mano, mirándose fijamente.
“Recuerden la última vez que se miraron con amor. Pasa el tiempo y nos olvidamos de mirar con amor. El amor todo lo puede, dice San Pablo. El matrimonio es camino de santidad”, expresó el padre Hugo.
Luego hicieron la renovación matrimonial respondiendo “Sí” a las interrogantes del sacerdote.
Como acto seguido, el padre Hugo bajó del presbiterio para realizar la oración y la bendición de los signos matrimoniales. Luego las parejas intercambiaron anillos y monedas, y el padre Hugo pidió a los hijos pasar a dar la bendición a sus padres y colocar el lazo matrimonial.
Al concluir el rito nupcial, la celebración continuó y al momento de la comunión, las parejas subieron al presbiterio, donde el sacerdote les ofreció la comunión en las dos especies.
Antes de concluir la misa, la comunidad y los matrimonios se encomendaron a María Santísima, además, el sacerdote los invitó a realizar la oración por los esposos y tras la bendición el padre pidió a los esposo colocarse nuevamente frente a sus esposas y, acompañado del coro, cantaron la canción “Mi Linda Esposa”, y así cerrar ese momento especial.