Ana María Ibarra
Con una opción preferencial a los pobres como indica su carisma, las hermanas Siervas de los Pobres apoyan a la Pastoral de Movilidad Humana de la Misión Columbana en su misión de atender en la Catedral a los migrantes, pobres entre los pobres.
La hermana Mónica Alejandra Olivas, quien acude cuatro días a la semana a esa misión, explicó que fue en febrero del 2022 cuando decidieron conocer el apostolado de la Pastoral de Movilidad Humana de la Misión Columbana que se realiza en Catedral.
“Tenemos algunos meses acompañando a los migrantes. Desde el carisma de Siervas de los Pobres hemos querido hacer una opción concreta con este rostro del pobre que es el migrante”, compartió.
Dijo que esta decisión de servir a la comunidad migrante surge ante la realidad actual que vive la ciudad.
“Nuestro carisma siempre es actual. Estamos acompañando a estos hermanos nuestros que son los más pobres entre los pobres. Este es el llamado que el Señor nos hace en este momento histórico”, afirmó.
Las religiosas han podido apoyar de cerca a la comunidad haitiana, a los venezolanos y a cada persona migrante que llega a Catedral.
“Como seguidores de Jesús necesitamos voltear a verlos con cariño, con misericordia y con compasión y ser esperanza para ellos” dijo la religiosa, al enfatizar en que ellos necesitan de la comunidad y de la Iglesia diocesana.
Servicio loable
Si bien, las Siervas de los Pobres son ahora parte del apostolado que realiza la misión columbana, la hermana Mónica señaló que el servicio que prestan Cristina y su equipo es muy loable y dignificante.
“Este servicio que ellos prestan es muy evangélico. Nosotras estamos aprendiendo bastante. En lo personal, la experiencia de Cristi ha sido una escuela de aprendizaje. He tenido otro tipo de misión y el estar aquí ha sido un aprender a abrir el horizonte y ver que estamos llamados a acoger esta realidad”.
Es así como las religiosas se unen a este apostolado para que cada migrante sea respetado y tratado con dignidad mientras se encuentran de este lado de la frontera.
“Buscamos que ellos tengan todo lo que un ser humano necesita. Como seguidores de Jesús y desde el evangelio se nos invita a ver a nuestros hermanos migrantes como a esos peregrinos de Belén que vienen a nuestro encuentro para darles posada, acogerlos, respetarlos, amarlos y verlos con los ojos de Dios”, finalizó.