Catequistas de la capilla San Isidro no encuentran palabras para expresar su agradecimiento a Colectivo Chopeke, que les ayudó a construir sus salones de Catecismo… y a llenarse de alegría.
Ana María Ibarra
El entusiasmo y el amor que los integrantes de Colectivo Chopeke transmitieron en cada muro que levantaron al construir los saloncitos de la capilla San Isidro Labrador, motivó a dicha comunidad a seguir adelante y a trabajar por su capilla.
Aunque todavía faltan algunos detalles para que la construcción esté terminada en su totalidad, la comunidad se encuentra muy agradecida con los jóvenes del Colectivo, por el esfuerzo que realizaron para darles este edificio. A ellos los consideran sus hermanos.
Hermanos de buen corazón
Colectivo Chopeke llegó a la capilla ubicada en la colonia Ampliación San Isidro gracias al padre Miguel Portugal, que anteriormente servía en la parroquia Nuestra Señora de la Esperanza, a donde pertenece la capilla San Isidro Labrador.
El sacerdote habló hace un tiempo con el padre Carlos Márquez (qepd), anterior párroco de Nuestra Señora de la Paz.
“Omar vino a hacernos la propuesta para hacer una casita parroquial, que al final decidimos dejarla como salones, porque dábamos el catecismo al aire libre y la capilla es muy chiquita. Los muchachos actuaron de muy buen corazón al dividirla para poder hacer los saloncitos. Estamos sorprendidos porque lo hicieron con muchos detalles”, dijo Mari Peña, coordinadora de la capilla.
Mari compartió que aunque al principio la gente no sabía a qué iban los jóvenes, cuando los vieron que empezaron la construcción iban a llevarles agua o algo de comer, incluso los niños se acercaban y jugaban con ellos y les ayudaban.
“Ellos para la comunidad son como unos hermanos. Cada vez que vienen, mucha gente de la comunidad viene a recibirlos. Es gratificante tener a estos chicos entre nosotros”, expresó Mari.
Lo blanco del alma
“Anduve con ellos desde que pusieron los cimientos. Ellos amaron cada detalle que le ponían a la casa. Para mí, lo blanco de la pared es lo blanco de su alma. Me quedé sorprendida de ver tantos jóvenes haciendo esto”, añadió.
Y agregó: “Ellos vienen de una comunidad donde no les hace falta nada. Verlos venir aquí donde no hay baños, ni agua, ni luz, trabajar con las carencias que tenemos aquí, nos motiva a seguirle echándole ganas. Su espiritualidad y el amor al hermano que ellos tienen nos da una “pila” para seguir adelante”.
Agradeciemiento
Pero la ayuda de Colectivo Chopeke a esta comunidad no se limita a la construcción de salones, sino que también han llevado alegría a los niños. Les han regalado ropa y juguetes, pues conocen de sus carencias.
“No hay palabras para agradecerles, ni para describirlos. Son unos muchachos que tienen un corazón enorme”, expresó Mari.
La coordinadora de la capilla quiso, a través de este medio, motivar a Colectivo Chopeke a seguir adelante con ese amor al prójimo pues, dijo, “todo lo que ellos hagan, Dios se los va a bendecir tanto aquí en la tierra, como cuando estén en su presencia”.
“El que ayuda al necesitado se ayuda a si mismo con Dios. Es una gran escalera lo que ellos están haciendo para ganarse el cielo. No tengo palabras para expresar nuestra gratitud. Muchos niños serán felices dentro de estos saloncitos”, finalizó.
Habla sacerdote
Aunque hace poco tiempo conoció la labor que Colectivo Chopeke realiza en la diócesis, el padre Jerome Lourdu, misionero claretiano, adscrito a la parroquia Nuestra Señora de la Esperanza y quien preside la Eucaristía en la capilla San Isidro Labrador, reconoció la buena voluntad que los jóvenes de Colectivo Chopeke tienen para ayudar a los pobres, necesitados y marginados.
“Son un signo de las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo. Este salón es un apoyo para nosotros, para la gente. Agradezco mucho de mi parte y de la gente, su trabajo, su buena voluntad. Son un instrumento de Dios que comparten el amor y la misericordia de Dios”, expresó.
Convencido de que esta es la manera en que Chopeke da testimonio, agregó: “Esta es una labor divina. Estamos abiertos para recibirlos. Las puertas de esta capilla están abiertas para ustedes”.