Periódico Presencia otorga este año el reconocimiento Discípulo de Jesús a Talleres de Oración y Vida, servicio de la Iglesia Católica para acercar a los fieles a un encuentro personal con Dios…
Ana María Ibarra
Evangelizar a través de la enseñanza de quince distintas maneras de orar es la misión que Talleres de Oración y Vida realiza desde hace más de 30 años en la diócesis, llevando a los fieles a tener un encuentro personal con Dios, teniendo como base las Sagradas Escrituras.
Su trabajo ha dado como frutos cientos de personas orantes, servidores, y la formación de guías para continuar con la misión.
Por ello, Periódico Presencia reconoce a Talleres de Oración y Vida como Discípulos de Jesús 2024.
Historia
Los Talleres de Oración y Vida (TOV), fueron fundados por el sacerdote capuchino Ignacio Larrañaga Orbegozo OFM Cap., en 1984, aprobados por la Santa Sede en 1997.
En Ciudad Juárez, los primeros talleres se realizaron como fruto de un retiro Encuentro de Experiencia de Dios, impartido por el propio padre Ignacio Larrañaga en el colegio Radford en El Paso, Texas (septiembre a noviembre 1987).
“Fueron Talleres piloto. Era la forma en que se preparaban los futuros Guías. Lo impartieron Tere Villalobos de Ramos e Irma Padilla. De ahí surgió el primer grupo de 27 guías de TOV. Fuimos enviados el 5 de diciembre de 1987 por la Coordinadora Nacional Enriqueta Zamudio. La Eucaristía fue presidida por el padre José Refugio Montoya, quien también vivió el retiro y nos acompañó como asesor por muchos años”, compartió Victoria Nettel, una de las pioneras de TOV en Juárez.
Contó que a partir de enero de 1998 se iniciaron oficialmente los Talleres de Oración y Vida en la Diócesis de Ciudad Juárez, con la autorización y apoyo de Don Manuel Talamás Camandari, primer obispo de Juárez.
“Se impartieron 20 Talleres, por 20 guías y lo vivieron 400 talleristas”, resaltó.
Instrumento eficaz
Laura Elena Ozuna Portillo, una de las tres coordinadoras en la diócesis, recordó que el padre Ignacio hacía misión en distintas ciudades impartiendo los retiros ‘Experiencia de Dios’ y ‘Del encanto de Dios al encanto de la vida’.
“Quienes tomaron los retiros trajeron los Talleres de Oración y Vida a Ciudad Juárez. En un principio no existían los manuales, eran más vivenciales”, expuso Laura.
Añadió que el padre Ignacio comenzó esta misión en Chile, viendo la necesidad de que los laicos necesitaban expresar su amor a Dios a través de la oración.
“Él desarrolló un instrumento que podemos llevar a los hermanos para que puedan relacionarse con Dios a través de quince maneras de orar”, dijo
Para lograr el deseo de su fundador de que los fieles aprendan a orar, los guías llevan fielmente los manuales de TOV.
Tres áreas
Para facilitar la atención personalizada que requieren los guías para llevar a cabo su misión, en la diócesis local Talleres de Oración y Vida cuenta con tres coordinadoras, una de ellas es Laura Elena quien llegó a TOV al recibir un volante con la invitación.
“Hasta la fecha no recuerdo quien lo puso en mis manos. En el coche le dije a mi esposo que quería tomar ese taller. Él sabía que yo era católica social. Se me grabó la fecha del taller y llegado el día tomé mi cuaderno y mi Biblia para ir. Me enamoré completamente de Talleres de Oración y Vida. Eso fue en el 2000”, recordó Laura.
Esto ocurrió en la parroquia San Judas Tadeo y después Laura fue invitada a la escuela de formación para guías.
“La escuela es necesaria para poder llevar nuestro manual a cualquier comunidad y que los hermanos sepan que son amados por Dios y que hay muchas maneras de comunicarse con él”, expresó.
Laura logró ver de cerca al padre Ignacio en una convención nacional de Talleres de Oración y Vida donde se reunieron guías de todo el mundo en La Arena Monterrey.
“Éramos muchos guías, llenamos la Arena y no pudimos darnos el lujo de acercarnos demasiado. Pero después en otro evento en Chihuahua lo pude tocar. Fue dos noches antes de que él falleciera”.
Aunque no llegó a visitar Ciudad Juárez, el fundador de TOV, padre Ignacio llegó a El Paso para encontrarse con familias, empresarios y, por supuesto, con los guías de ambas diócesis.
Grandes frutos
Adriana Gómez Valle, otra de las coordinadoras, compartió que llegó a Talleres de Oración y Vida gracias a la invitación de una amiga.
“Estaba en la asociación de Esposas Cristianas. Tomé un primer taller en El Señor de la Misericordia, pero quedé enamorada y tomé un segundo taller ahí mismo. Ahí fui invitada a la escuela de un año para ser guía, invitación de mi Señor a través de mi guía. Fui enviada en el 2018”, compartió.
Para Adriana, Talleres de Oración y Vida ha dado grandes frutos y esto se ve reflejado en que cada vez es más conocido y los invitan a mostrarlo en distintos medios.
“Nos invitan a participar en actividades de la diócesis como el Rosario Viviente y la gente nos identifica. Tenemos un buen lugar y estamos llegando a más gente”, externó.
Afirmó que Talleres de Oración no se encuentra permanentemente en alguna parroquia, sino cada semestre acude a donde son invitados o les permiten impartir el taller.
“Gracias a Dios cada semestre hay envío de guías, pero también hay eméritas o alguna solicita un permiso para ausentarse”, dijo.
Sin embargo, cada semestre se imparte un aproximado de veinte talleres.
“Tenemos talleres para adultos, para jóvenes. El semestre ante pasado hubo talleres para niños y matrimonios”, señaló la entrevistada.
Singular servicio
Para las coordinadoras, el trabajo de TOV es “una actividad muy singular”, pues es una plática con el Señor, saberse escuchados y escuchar a Dios.
“Talleres ayuda a crecer espiritualmente, a tener paz, y es un medio para recibir el amor de Dios y poderlo dar a los demás”, dijo Adriana.
“En el taller, la primera noticia es que somos amados y al sabernos amados queremos complacer al Señor. Es un taller donde aprendemos que somos hijos de Dios, amados por Él y que podemos comunicarnos con Él. Nos vamos entregando en las distintas maneras de orar que llegamos a vivir como cristianos auténticos”, agregó Laura.
La metodología del taller no queda en un encuentro individual entre Dios y el orante, pues al final de las sesiones el manual indica que se adhieran a servir a la comunidad a través de algún ministerio.
Retos
Durante la pandemia Talleres de Oración y Vida interrumpió su semestre en la quinta sesión. Sin embargo, ante el reto de la emergencia se tomaron otras acciones pues estaban conscientes de que las personas necesitaban alimento espiritual.
“Un excoordinador internacional que reside en Chile tuvo la iniciativa de una experiencia tipo retiro y envió material que llegó a nosotros y lo reprodujimos”, explicó Laura.
“Los talleres no se pueden hacer virtuales, tienen que ser presenciales. Se compartían diariamente los audios, material por si la gente quería imprimirlos y era para que lo realizaran personalmente durante dos horas”, añadió Adriana.
Esa modalidad atrajo a personas de todo el mundo y se lograron impartir 43 retiros con hasta 300 participantes cada uno.
“Fue una experiencia maravillosa. Pensamos que la pandemia nos trajo puro mal, pero también nos trajo mucho bien”, afirmó Laura.
Un reto constante que las coordinadoras enfrentan es la falta de guías para cubrir toda la diócesis y poder impartir más talleres para jóvenes y niños. Hasta el momento cuentan con 35 guías activos y cinco eméritos.
“No lo piensen, si les llega una invitación de cualquier forma, es una invitación del Señor. No desperdicien esa oportunidad, es una manera de llenar su vida de paz y amor. Si leen este reportaje, es también una invitación de Dios”, invitó Adriana.
Frase…
“Aparte de aprender a orar, el taller cuenta con muchas sorpresas maravillosas. Este regalo cambiará su vida y podrán decir: mi vida antes del taller y mi vida después del taller. ¡Vivan esta experiencia!”.
Laura Ozuna Portillo, coordinadora TOV