Ana María Ibarra
Una experiencia de amor es lo que han experimentado quienes han vivido Talleres de Oración y Vida. Tan grande ha sido el encuentro cercano con Dios a través de la oración, que muchas personas han decidido ser guías para compartir lo que a ellas se las ha dado.
Tremenda experiencia
Eduvina Herrera vivió su primer encuentro con Talleres de Oración y Vida en 1995 al encontrar un manual de oraciones de Encuentro, en el buró de su alcoba.
“Al comenzar a leerlo vi oraciones muy bonitas y me fui al final. Conforme iba leyendo me fui enamorando y me di cuenta que existían los talleres de oración, qué son, cómo se realizan. Pensé: quiero tomar uno”, recordó Eduvina.
El libro de oraciones era de su esposo, quien tomó un taller mientras Eduvina trabajaba en un segundo turno.
“Él no me platicó, me di cuenta por el librito y solo me dijo que había ido a la iglesia, pero no me explicó nada más. Fui a la iglesia para saber cuándo habría talleres de oración, pero no había, y así pasó un año. Insistí hasta que en misa escuché que iniciaría un taller”, agregó.
Conforme Eduvina fue viviendo cada sesión, se fue enamorando más de Dios, de la oración y del taller.
“Como decía padre Ignacio, es lo que yo esperaba, aquí está lo que buscaba. Se experimenta un antes y un después de Talleres porque cambia totalmente la vida, la relación con Dios es más profunda, y también con el prójimo”, dijo Eduvina.
Después de tres talleres, Eduvina aceptó que era su camino, por lo que, al ser invitada a la escuela de formación como guía, dijo ‘sí’. Fue enviada en el 2001 y sirvió como guía por casi 20 años.
“Fue una experiencia tremenda. Llevar la Palabra de Dios, ver los corazones heridos y que se van renovando es una gran alegría y le decía a Dios que vale la pena por uno solo que encuentre lo que yo buscaba y encontré, que era a Dios. Llegamos heridos y al final del taller encontramos esa amistad con nuestro padre Dios y la vida se vuelve más fácil yendo de su mano”, aseguró.
Iglesia doméstica
Eduvina señaló que conforme pasaba el tiempo se fue conectando con cada una de las formas de orar, hasta llegar a la contemplación.
“Es ese momento en el que estamos a solas Dios y yo. Pero todo es por ayuda del Espíritu Santo. Él trabaja y así es como llevamos el taller de oración”.
Al llegar la pandemia, en el 2020, Eduvina dejó de impartir talleres, y por cuestiones de salud y su etapa de abuela, decidió ser guía emérita.
“Extraño impartir talleres, sobre todo la cercanía y la calidez con la gente que se entrega, cuenta sus problemas y se va contenta. Era dejar corazones llenos, llevar vasos de felicidad, como decía padre Ignacio”.
Una de las mayores alegrías de la entrevistada, es que su hijo también tomó un Taller de Oración y Vida para jóvenes.
“Ahora evangelizo a los nietos, les leo la Palabra. Así, chiquitos hay que hablarles de Dios. Tengo un nieto de 7 años y siempre está atento. Es mi iglesia doméstica”, expresó, para luego invitar:
“Vivan un Taller de Oración y Vida, es primordial la oración, la comunicación con Dios, siempre apoyados por el Espíritu Santo”.
Recién integrada
Quien también llegó a Talleres de Oración y Vida al encontrar un manual de oraciones en su casa es Alma Cervantes, recién enviada como guía de TOV.
“Hace muchos años me encontré un libro de oraciones de mi papá y me gustó mucho. No sabía que era de talleres hasta que me llamó Dios y llegué a mi primer taller en 2019. Era una persona sedienta de Dios y ahí encontré el Agua Viva”, dijo.
En el transcurso del taller, Alma sintió el cambio que Dios estaba haciendo en su vida.
“Una de las veces que fui a visitar a mi papá al hospital le platiqué que estaba asistiendo a talleres. Él me platicó su experiencia, que había vivido un taller hace más de 10 años y sin querer me quedé con ese libro. Fue conectar con él”, añadió.
Alma vivió tres talleres antes de entrar a la escuela para guías y explicó que cada vez que se vive un taller es diferente la experiencia.
“Desde el primero me llamó la atención, pero no me quedé porque estaba haciendo un diplomado en Sagradas Escrituras, luego llegó la pandemia y cuando me inscribí no había nadie inscrito en la escuela, tuve que esperar a que se incorporaran más personas. Fue un año de formación, aprendí muchísimo”, expresó.
Como parte de su preparación realizó un taller supervisado por otras guías.
“Dios nos va preparando. No tengo palabras para decir todo lo bueno que ha llegado a mi vida”, enfatizó.
Después de vivir su misa de envío el pasado 14 de diciembre, Alma dijo sentir un compromiso enorme con Dios y llegar a esa etapa con mucha disposición.
“Hoy digo Hágase, como dijo la Virgen María. Si Él me llamó, confío plenamente en que no soy yo, sino que soy instrumento de Dios”, expresó.
Alma invitó a los fieles a que le den una oportunidad a Talleres de Oración y Vida
“Solo se nos piden dos horas a la semana. Con un poco de disposición Dios obra, si nosotros lo dejamos”, concluyó.
Su misión ahora es formar personas orantes
Por una necesidad espiritual llegó Norma Cardoza Contreras a Talleres de Oración y Vida.
“Llegaron a la capilla que asistía -Inmaculada Concepción-. Me llamó la atención, fui a la sesión de apertura y me cautivó. La primera sorpresa que recibí fue descubrir el amor de Dios hacia mí, sabía que Él me amaba, pero era diferente a sentirme amada. Fue algo nuevo y maravilloso”, expresó Norma.
Agregó que su comunicación Dios fue creciendo, y después tomó un segundo taller, el cual definió como “más maravilloso”.
“En cada sesión sentía cómo el Señor me escuchaba y me hablaba, era una comunicación personal con Él. Me sentía muy emocionada de poderle contar sin vergüenza todo lo que me pasaba. En ese entonces atravesaba momentos de tristeza, pero no sabía de dónde me venía, porque estaba bien en mi familia y con mi esposo, pero necesitaba ese encuentro con Dios”, dijo.
Norma recordó que, para hacer su sagrada media hora, lo hacía sola en su casa, cerraba cortinas, y ambientaba con una vela de aroma y así empezaba su encuentro con el Señor.
“No me podía quedar con eso, quería que los demás sintieran esa alegría, esa esperanza, que lo sintieran a Él. Le comenté a mi guía que quería impartir talleres, llevar a los demás lo que yo viví”, compartió.
Así, Norma hizo su preparación en la escuela – entonces de año y medio-.
“Fue un crecimiento maravilloso con el estudio de la Biblia, mi oración, y vivir los sacramentos”, dijo.
Aporte a la diócesis
Al terminar la escuela, Norma fue enviada como guía y comenzó a dar talleres. De esto hace 21 años.
“En los últimos seis años he sido coordinadora. Tengo 17 guías y una de ellas va a pasar como emérita por su edad. No es algo sencillo, debe tener trayectoria y ella ha sido muy comprometida, ha sido guía, tesorera, encargada de escuela”.
Como coordinadora, Norma se ha dado cuenta de que el fruto de TOV es dar a la diócesis personas orantes.
“Enseñar a la gente a tener diálogo con el Señor es de los mejores regalos. En talleres lo enseñamos de manera práctica y sencilla, es paso a paso y se da un crecimiento”, finalizó.
“Los invito a que se acerquen a tomar un taller. Les ayudará a comunicarse con Dios, a conocerlo como un papá amoroso… y si tengo amor, daré amor. En febrero iniciamos el primer semestre del 2025”.
Norma Cardoza/ coordinadora TOV