Diana Adriano
En el marco de la Fiesta de la Divina Misericordia que hoy se conmemora en la Iglesia, Araceli Robles González, fiel devota, compartió su testimonio sobre la importancia que la Divina Misericordia ha tenido en su vida y la ha guiado llevándola a formar parte activa del Apostolado de la Divina Misericordia en la parroquia María Reina del Universo.
Llamada al servicio
Fue en 2011 cuando Araceli comenzó su viaje en el Apostolado, rezando la coronilla y otros devocionales. En ese mismo año, una situación inesperada se presentó cuando la coordinadora del Apostolado en su parroquia ya no pudo continuar.
En una reunión con el padre Jesús Apodaca, párroco de la comunidad, junto con otras miembros del Apostolado y la coordinadora diocesana, se buscó una nueva líder para la comunidad.
Y la atención se centró en Araceli, una madre joven con un bebé y una hija pequeña, quien se sorprendió ante la idea.
“Yo no puedo”, expresó Araceli, “tengo un hijo pequeño y mi hija es muy activa. Además, no estoy casada, lo cual creo que me descalifica para ser coordinadora”, dijo la mujer al equipo.
Sin embargo, tanto el padre Jesús, como la coordinadora diocesana de ese entonces, Flor De la Garza (qepd), depositaron su confianza en Araceli.
“No es ningún impedimento. Además, te vas a casar un día no muy lejano», le dijo Flor.
Así, Araceli aceptó el desafío con humildad y confianza en la voluntad de Dios. Y con el apoyo de su comunidad asumió el papel de coordinadora del Apostolado de la Misericordia en la parroquia María Reina del Universo.
Un regalo muy especial
Durante este tiempo Araceli vivió un gran dolor por no poder comulgar debido a su situación conyugal, ya que no estaba casada por la Iglesia y su esposo no era católico bautizado.
“Sufría mucho por no poder recibir a nuestro Señor en la Comunión…porque cuando amas a nuestro Señor, sufres por no recibirlo», confesó Araceli.
Sin embargo, su fe inquebrantable la llevó a buscar la conversión de su esposo, confiando en la promesa de misericordia del Señor.
Araceli colocó la imagen del Señor de la Misericordia junto a su cama y perseveró en sus oraciones y en la devoción de la Coronilla, por la conversión de su esposo.
“A pesar de los desafíos y las dificultades, nunca perdí la esperanza y continué confiando en la promesa divina de que incluso el pecador más empedernido, se convertiría”, compartió.
En 2018, el milagro ocurrió. Araceli y su esposo renovaron su compromiso matrimonial en la Iglesia Católica, y él completó todos sus sacramentos. Lo hicieron un día antes de la Fiesta del Señor de la Misericordia, como un acto de agradecimiento por cumplirse la promesa divina.
Sexto aniversario
Hoy Araceli celebra con gratitud y emoción el sexto aniversario de haber recibido el sacramento del matrimonio (7 de abril de 2018), coincidiendo este año precisamente con la Fiesta del Señor de la Misericordia.
Para Araceli, este día especial está impregnado de la bondad divina manifestada en su vida y en la de su esposo.
Más regalos
Otro don que Araceli atribuye a la Divina Misericordia, es haber dado un trabajo estable a su esposo, luego de haber permanecido desempleado durante largo tiempo.
“Mientras él buscaba desesperadamente empleo, yo asumí el rol principal de proveedora, ingresando al mundo laboral mientras él se quedaba en casa cuidando del hogar y de nuestros hijos”, dijo.
Unos días antes de su boda, la providencia de Dios intervino cuando su esposo finalmente recibió una oferta de trabajo. Y a pesar de las dificultades financieras, pudieron celebrar una linda boda.
“Mi Señor me sorprendió. Tuvimos una fiesta en un jardín con asado, pastel y bebidas” recordó con emoción la entrevistada.
Hoy Araceli sigue dando testimonio de cómo la misericordia de Dios acúa en la vida de los fieles, y les permite renovar la misión de difundir su amor, a ejemplo de su Hijo.
“La Fiesta de la Divina Misericordia no solo es un recordatorio de la resurrección de Cristo, sino también una invitación a vivir en la luz de su amor infinito y a compartir esa misma misericordia con los demás”, concluyó.