Ana María Ibarra
Con fe y esperanza, Rafaela Holguín ha vivido treinta y tres años atendiendo a su hijo Manuel quien padece de epilepsia y daño cerebral, condición que lo mantuvo durante décadas como un vegetal. Aunque la madre de familia reconoce que ha tenido momentos de flaqueza, el ejemplo y las enseñanzas de Malenita Calleros, fundadora del movimiento Camino al Cielo, acrecentó su fe y vive aceptando la voluntad de Dios.
Su cuarto hijo
Divorciada y con tres hijos, Rafaela vivía en la pobreza cuando conoció al papá de su hijo Manuel. Ese hombre la ayudó para poder alimentar a sus hijos, pero al quedar embarazada la abandonó.
Rafaela se fue a El Paso, Texas para dar a luz a su hijo, quien nació con complicaciones.
“Se me estaba pasando el parto y cuando nació no quería tomar el pecho, escuché decir que había aspirado meconio. Al día siguiente me mandaron a mi casa y regresé a Ciudad Juárez. Mi hijo empezó a llorar como con un dolor intenso. El papá nos llevó con un doctor, pero no lo quiso atender porque se iba muriendo el niño”, recordó Rafaela.
La mujer acudió al Hospital General donde la auxiliaron, ya que el niño llegó con convulsiones mismas que se repitieron diariamente, pero al no tener dinero dejaron de atenderlo en ese hospital.
“Le llamé a una conocida y le pedí que me orientara para atender a mi hijo en El Paso. Ella me llevó al hospital Thomason y un doctor dijo que mi hijo tenía daño cerebral y epilepsia. Como mi hijo es ciudadano americano ya no me pude regresar a Juárez y del hospital nos mandaron a la casa hogar del Ejército de Salvación”.
Durante un año, Rafaela y Manuel vivieron en esa casa hogar, sin embargo, no podían estar más tiempo ahí, fue entonces cuando una persona le ofreció un pequeño cuarto donde vivir.
Ante una situación de violencia que padeció Rafaela, regresó al Ejército de Salvación, pero solo pudieron estar unos días.
Once años
Gracias a la buena voluntad de una persona nuevamente Rafaela, su hijo de once años y Manuel, tuvieron un techo donde dormir.
Manuel seguía con convulsiones y no se desarrollaba como un niño normal.
Rafaela cuestionaba a Dios en los momentos difíciles, pero luego le pedía perdón.
“El doctor me dijo que mi hijo nunca podría caminar por el daño cerebral que tenía. En ese momento lloré y le pedí a Dios que, si me lo quería dejar, nos diera fuerza”, dijo Rafaela.
Gracias a la ayuda que le otorgó el gobierno por el padecimiento de su hijo, Rafaela pudo conseguir una casa para vivir.
El milagro de Malenita
“Un día estaba escuchando la radio y escuché a una señorita de nombre Malena, decía que estaba en sillas de ruedas y comencé a escribirme con ella. Siempre estuve rezado pidiendo a Dios la paz y un milagro”, dijo entre sollozos.
Malena envió a una servidora de Camino al Cielo a casa de Rafaela para que la recogiera y poderse entrevistar con ella personalmente.
“Con ella estaba el padre Benjamín Cadena (qepd). Le platiqué a Malena mi historia. Ella me dio mucha paz, me enseñó a orar y a tener una fe firme. Me sentí fortalecida, aunque mi hijo continuó con su enfermedad, él siempre estaba hospitalizado por las convulsiones y comenzó a comer hasta los seis años porque sus quijadas no eran fuertes”, recordó.
Otro milagro
Durante más de treinta años, Rafaela se ha dedicado en cuerpo y alma a atender a su hijo, teniendo que cargarlo, bañarlo, ayudándole a comer y viéndolo convulsionarse diariamente y en ocasiones varias veces al día.
El año pasado, después de una crisis muy fuerte y de estar casi muerto, Manuel tuvo una mejoría.
“El once de mayo del año pasado tuve que internar a mi hijo. Estuvo en terapia intensiva y duró tres días entubado. Me dijeron que mi hijo ya no tenía remedio, que lo mejor era desentubarlo. Y lo acepté”, recordó.
Ese día, agregó Rafaela, eran las 11:30 de la mañana, la hora que ella dedicaba diariamente para ir al Santísimo.
“Enviaron a mi hijo a una habitación sin atención de enfermeras ni médicos, solo para esperar su muerte. A mi lado tenía la Sagrada Escritura y el Santo Rosario. Ese tiempo me la pasé orando. Al cuarto día, Manuel pudo pronunciar el nombre de sus hermanos por primera vez”.
Después de ese momento, Manuel volvió a convulsionarse y Rafaela pidió a Dios que hiciera su voluntad, y que, si permitía dejarlo con vida, ella celebrarle su cumpleaños número treinta y tres.
“Mi hijo tuvo una mejoría, comenzó a hablar, ya camina un poquito, no mucho. Aún tengo que cargarlo, pero él me ayuda un poco para poderlo sentar en la silla de ruedas. No come solo, si se mete la cuchara la mastica, porque él no sabe, entonces mejor yo le doy de comer”, compartió.
Cumpleaños 33
Manuel tuvo su fiesta de treinta y tres años y Rafaela se siente agradecida y fortalecida, segura que es Dios quien la ha ayuda ya que con 71 años ella se hace cargo de su hijo.
“El amar a Dios me da fortaleza y fe. Dios me ha regalado fortaleza, paciencia y sabiduría. Mi hijo y yo oramos por las mamás con hijos especiales y lo único que puedo decirles a esas madres es que tengan fe y esperanza en Jesús. Nuestro Señor es el que manda, es el dueño de nuestra vida. Sin Él no podemos seguir adelante”, expresó.
Sobre Malena Calleros
Camino al Cielo fue fundado en el año 2001 años por Malena Calleros, una mujer tetrapléjica de nacimiento, con desviación completa de la espina dorsal, lo cual le impedía un total movimiento.
Malena, quien falleció el 26 de febrero del 2005, sirvió al enfermo desde su silla de ruedas evangelizándolo y dándole consuelo y esperanza, incluso motivando a otros a que sirvieran con amor al enfermo.
Fundó el grupo Camino al Cielo, cuya misión es buscar que, mediante la oración, el enfermo encuentre salud espiritual, que ore por las familias, por la paz del mundo y por la Iglesia Católica.
El grupo Camino al Cielo sigue sirviendo en la Diócesis de Ciudad Juárez, e incluso acompaña a enfermos de la vecina ciudad, como es el caso de Manuel, el hijo de doña Rafaela.