El padre Francisco Bueno fue nombrado también coordinador de la Pastoral de la Movilidad Humana en la Diócesis, como refuerzo al compromiso de la diócesis en brindar asistencia pastoral y humanitaria a los migrantes que transitan por la región.
Diana Adriano
El pasado martes 16 de mayo el obispo don José Guadalupe Torres Campos, anunció mediante un comunicado el cambio en la dirección de la Casa del Migrante y la responsabilidad de la Pastoral de Movilidad Humana.
El Padre Francisco Javier Bueno Guillén fue designado como el nuevo responsable de la Pastoral de Movilidad Humana así como director de la Casa del Migrante.
En sustitución del padre Javier Calvillo, quien se hizo cargo de estas obras y misión pastoral en los últimos 13 años, el padre Francisco también será responsable de Casa de Ejercicios y las comunidades de Santa María Goretti y Mausoleos.
Así lo informó el obispo, primeramente al presbiterio de la diócesis en su reunión mensual.
Agradece labor
En el comunicado, el obispo reconoce y agradece profundamente al padre Francisco Javier Calvillo Salazar por su destacado servicio como director de la Casa del Migrante durante los últimos 13 años, así como por su activa participación en la Pastoral de Movilidad Humana durante más de 20 años.
Dijo que la decisión fue tomada tras considerar las diversas necesidades pastorales de la Diócesis de Ciudad Juárez.
Don Guadalupe destacó que los años de experiencia del padre Calvillo, especialmente en momentos significativos relacionados con la migración en la frontera, le han brindado una sensibilidad particular hacia los más necesitados.
Esta sensibilidad será un valioso aporte en su nuevo destino pastoral, en el que continuará ejerciendo su ministerio sacerdotal en la parroquia Mater Dolorosa, informó el obispo.
Al dar a conocer la noticia al presbiterio, el obispo Torres Campos agradeció a los sacerdotes que colaboraron con el padre Calvillo durante su gestión y los invitó a mantener el mismo entusiasmo y compromiso en esta nueva etapa con el nuevo director.
Ya tiene experiencia
Como se sabe, el padre Francisco Bueno ya ha estado involucrado en el tema de la migración desde hace año y medio, tiempo que le representa una experiencia sólida para asumir sus nuevas responsabilidades.
De esta forma, la Diócesis de Ciudad Juárez reafirma su compromiso de trabajar en colaboración con los sacerdotes y la comunidad en general para atender las necesidades de los migrantes y promover la solidaridad y la justicia en la región, expresa el comunicado del obispo.
Profundo agradecimiento
En entrevista con Presencia, el padre Francisco expresó su agradecimiento y entusiasmo ante la nueva encomienda.
“Me siento muy agradecido con Dios y con el señor obispo por la confianza que ha puesto en mí para esta tarea, y sobre todo me siento muy esperanzado del trabajo que vamos a poder realizar”, dijo.
Dijo que trabajará con entusiasmo tanto en el tema de la Movilidad Humana y en la Casa del Migrante, que demanda mucha atención.
Pero también dedicará su mejor esfuerzo a atender las capellanías de Mausoleos y Santa María Goretti, así como atender las necesidades para facilitar el espacio de la Casa de Ejercicios, “Siempre en vista de una mejora», dijo.
El padre Francisco expresó su asombro al recibir la designación como auxiliar en la Casa del Migrante, sin embargo, acogió esta nueva realidad con esperanza y dedicación.
Ahora, con mayor razón, dijo, tiene toda la disposición a servir a Dios, a la Iglesia y a sus hermanos migrantes, con gran entrega.
“Estoy dispuesto a asumir los desafíos y oportunidades que se me presentan en este nuevo rol al cuidado de los migrantes”, dijo.
Ante los nuevos retos
Ante los retos que se presentan en el contexto de la situación migratoria, el padre Francisco Bueno destacó la importancia de estar siempre dispuesto a adaptarse.
“Asumir los retos tal cual. Cada instante va cambiando la situación migratoria, las necesidades de las personas, entonces el reto siempre es estar actualizado de lo que ellos puedan necesitar, y tener una visión amplia, pues son varias realidades las que nos toca atender”, expuso.
El presbítero reconoció la complejidad y la evolución constante de los desafíos relacionados con la migración, pero dijo que le anima saber “que no iré caminando solo como sacerdote, sino que formaré parte de un buen equipo”.
Destacó la importancia de mantenerse informado y actualizado sobre las políticas migratorias y las necesidades cambiantes de las personas en movilidad y enfatizó en la necesidad de adoptar una visión amplia para comprender y abordar las diversas realidades que se presentan en este ámbito.
El padre Francisco quiso destacar la colaboración y el apoyo de todo un equipo comprometido en la Pastoral de Movilidad Humana y la Casa del Migrante y manifestó su compromiso de continuar con el legado del padre Calvillo durante sus 13 años de servicio.
Profundo agradecimiento
El padre Francisco Bueno concluyó con palabras de agradecimiento hacia el padre Calvillo, no solo en su nombre, sino en nombre de toda la comunidad con la que él ha tenido contacto a lo largo de los años trabajando con migrantes.
“El padre Calvillo enfrentó muchos desafíos y obstáculos, pero siempre estuvo comprometido en buscar el bienestar de las personas. De verdad, vaya un agradecimiento sincero al padre Calvillo por su labor y su ejemplo de servicio y sobre todo por siempre estar en la ‘línea’ buscando dar una respuesta acertada como Iglesia”, dijo el padre Francisco.
Finalmente el nuevo director de la Casa del Migrante pidió las oraciones de la comunidad de Ciudad Juárez para desempeñar lo mejor posible su nueva encomienda al frente de tan grandes responsabilidades que le ha asignado el señor obispo.