Diana Adriano
Hace aproximadamente 15 años, los Talleres de Oración y Vida (TOV) llegaron a la parroquia Todos los Santos, trayendo consigo una nueva forma de evangelización que ha impactado profundamente a la comunidad.
El padre Amadeo Ruiz, párroco, expresó su gratitud y alegría por contar con esta iniciativa que, “ha fortalecido la espiritualidad y la unión de los fieles”.
“Cuando llegaron a ofrecer el taller, ya sabía de qué se trataba porque lo había vivido con el padre Ignacio. Fue una experiencia transformadora”, dijo.
Para el padre Amadeo, los TOV no solo han fomentado la oración personal y comunitaria, sino que también han creado un espacio de sanación y acompañamiento espiritual.
“Han sido un verdadero regalo para nuestra comunidad”, aseguró el padre Amadeo.
Destacó la riqueza espiritual y el impacto de los talleres, así como el valor de la experiencia que ofrecen a pesar de no ser un movimiento que brinda un seguimiento permanente, salvo a aquellos que deciden formarse como talleristas.
“El beneficio es que ellos vienen, siembran y dejan la siembra ahí”, afirmó el sacerdote.
Transforma vidas
El padre Amadeo explicó que, aunque algunos puedan percibir los talleres como ‘no tan dinámicos’, su propósito es mucho más profundo que la simple actividad externa.
“Cada taller culmina con lo que ellos llaman un ‘desierto’, un tipo de oración que busca, desde el silencio, propiciar un encuentro personal con Dios”, detalló.
Este ‘desierto’ es el cierre del proceso que los participantes experimentan y es un espacio diseñado para la introspección y la conexión espiritual.
“Es una experiencia única de oración y encuentro con Dios”, explicó, para enseguida acotar: “El silencio, bien vivido, transforma y da vida”.
Darse la oportunidad
El párroco de Todos los Santos encomió el reconocimiento que ofrece el Periódico Presencia a Talleres de Oración y Vida, y quiso animar a los fieles a darse la oportunidad de vivir esta experiencia espiritual.
“Dénse la oportunidad de conocerlos primero. No van a perder absolutamente nada, y por poco que vayan dispuestos, van a recibir y a enriquecerse”, expresó.
“Se trata de enseñar a orar, pero no de cualquier forma, sino de un modo que realmente transforma y enriquece el corazón. Es una experiencia que vale la pena”, aseguró.
Finalmente, el padre Amadeo invitó a la comunidad a acercarse con apertura y disposición.
“Anímense. Es una riqueza invaluable que está ahí para quien quiera aprovecharla”, puntualizó.