La misa de exequias del sacerdote español avecindado en Ciudad Juárez durante más de 50 años, se llevó a cabo en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús.
Ana María Ibarra
El pasado 29 de abril una representación de la comunidad diocesana y del presbiterio dieron el último adiós al padre Gregorio Ciria, quien falleció en días pasados a los 81 años de edad.
La misa de funeral se llevó a cabo en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús y fue presidida por el obispo diocesano, don J. Guadalupe Torres Campos.
Gozo Eterno
Al inicio de la celebración, el obispo resaltó la alegría del padre Gregorio, misma que impulsó siempre en su ministerio sacerdotal. Don Guadalupe, pidió a Dios su misericordia para con su siervo, el padre Gregorio, mientras los diáconos colocaron las vestiduras sacerdotales sobre el féretro.
“Que goce contemplando cara a cara la Verdad que predicó en la tierra. Pido para que el padre Gregorio goce eternamente del Reino de Dios”, expresó el obispo.
En su homilía, después de saludar a don Javier Ciria, hermano del padre Gregorio, y familia, les agradeció por el don del sacerdocio del padre Gregorio.
Citando las Escrituras “Vayamos con alegría al encuentro del Señor”, el obispo habló de la alegría, actitud de todo cristiano.
“Quiero resaltar la alegría que siempre vivió y expresó el padre Goyo. No una alegría banal, sino profunda en su ministerio sacerdotal. Ha sido llevado a la Casa del Padre en alegría. Vivió siempre manifestando actitud de gozo aun en los momentos difíciles”, señaló.
Con la Virgen del Pilar
El obispo recordó las palabras de don Javier, el hermano del padre Goyo, quien aseguró que la Virgen del Pilar “vino por él, lo recibió y lo abrazó para llevarlo al cielo”.
“El padre Goyo fue un hombre de fe, misionero. Durante toda la vida, 58 años de sacerdocio, predicó a Cristo Resucitado. Dejó su familia, su tierra y llegó a una ciudad fronteriza de misión con la convicción de ser misionero, lo hizo de manera generosa”, dijo el obispo.
Monseñor Torres agradeció a Dios lo que ha dado a la diócesis a través del ministerio sacerdotal del padre Gregorio.
“Cristo nos ha hablado a través de él. Con sus cualidades propias, su sentido del humor muy peculiar, cercano a la gente, al presbiterio. Gracias a su familia y a su diócesis de origen, Nos ha dejado un gran ejemplo y testimonio”, finalizó el obispo.
Me tocó recibirte…hoy me toca despedirte
En la misa de exequias de padre Goyo, monseñor Isidro Payán, uno de los sacerdotes fundadores de esta diócesis, tomó la palabra para recordar que Dios le concedió recibir al padre Gregorio cuando llegó a la diócesis, misma que cumplía en ese momento once años de vida.
“Me impresionó de él que haya adoptado a México como su segunda patria, él fue muy ingenioso para eso. El gran desprendimiento que me tocó observar desde que él llegó a la Catedral para con la gente. Tenía gran cariño y generosidad por la gente”, expresó monseñor.
Para despedir al padre Goyo, monseñor Payán se dirigió a él con las siguientes palabras:
“Goyo, me tocó recibirte y hoy me toca despedirte. Tu presencia siempre nos causó gozo y alegría, tus desplantes a veces desconcierto, tus frases que a veces dejabas incompletas decías: yo me entiendo y nos dejabas sin entenderte a ti. Que el Señor te tenga en su gloria guardada para ti porque a Él serviste en los pobres, por Él te desprendiste de tu patria. Vete gozoso con Él como viviste gozoso aquí en la tierra”.
Antes de concluir la celebración, el obispo realizó la oración de exequias despidiendo al padre Goyo con un momento de respeto y oración, encomendando al sacerdote a la intercesión de María Santísima y todos los santos.