Miguel García Sáenz/ Historiador
1969-14 de febrero, “Día de los enamorados,” así le llamamos nosotros. Otros le dicen “día de la amistad” y otros simplemente ‘San Valentín”. Hoy es el mejor día de la semana para disfrutar de un buen baile. Descanso en mi trabajo, me han pagado mi semana, $ 420.00, más que suficiente para todo: ¡Cuatrocientos veinte pesotes!
Me he levantado temprano, el día es corto, pues cuando menos piense ya serán las 10 de la noche y habrán pasado muchas cosas y hay que hacer todo lo posible porque así sea, ¡Un día inolvidable!
Bañados y perfumados
Son las 10 de la mañana, me preparo y bien bañadito me veo en el espejo, en mi cabello he aplicado brillantina-crema “Wildroot”, me perfumo con mi “Old spice”, me pongo mis “Levis” y mi camisa de rayitas azules, calcetines blancos, mis zapatos Tom Mc’Cain bien boleados, me pongo mi “Timex”, ¡Ah! y mi pañuelo. Y así, oliendo a príncipe sale Miguel.
En Avenida 16 y Juárez tomo el camión “Parque-cárcel”, me bajo en 16 y Panamá, y donde está el Super Del Real cruzo la 16 y me dirijo a la Ignacio Mejía. Ahí está mi corazón enamorada esperando a su novio. Ella, con su falda tableada roja, una blusa blanca y un ligero suéter, rojo también, pues hace un poco de fresco, sus zapatos de tacón alto la hacen verse esbelta y bellísima, ¡Oh! qué bello es el amor y estar jóvenes y enamorados ¡Es maravilloso!
Vamos a misa y después vamos a desayunar al “Saratoga”, lugar ideal para una bonita pareja, ahí escuchamos una melodía que parece fue hecha para nosotros, de Manzanero: “Somos novios”…“procuramos el momento más oscuro, para amarnos, para darnos el mas dulce de los besos”. Veo a mi novia a los ojos y ella, brillando como un sol me dice: ‘Miguel, te amo’. Es mi noviecita santa, la amo con todo mi corazón y mi alma ¡Estoy enamorado!
Se escucha otra melodía con el mismo manzanero, “Adoro…la forma en que me miras y hasta cuando suspiras yo te adoro vida mía”…
Cine y baile, toda una experiencia
Y bien, ha dado la una de la tarde, salimos del restaurante y nos dirigimos al Cine Plaza. Cinco pesos la entrada. Otro lugar maravilloso, todo elegancia, bellísimo, digno para llevar a alguien como mi morena: asientos comodísimos, iluminación tenue; en el techo se ven estrellas brillantes y nubes que circulan. Al frente, a los lados de la pantalla dos gigantes colosos de perfil y con una rodilla en el piso parecen sostener los cortinajes. En el sonido ambiental se escucha una bella melodía, “Bésame mucho”. La toca Ray Conniff. Y de pronto se empiezan a abrir hacia los lados los telones, luego, un segundo telón se levanta, aparece la pantalla, se apagan las luces, y yo paso mi brazo sobre el hombro de mi novia, le tomo la cara y la atraigo hacia mí. Y nos besamos. Parece un sueño. ¿Y la película? ¡Ah! la película! Es “Historia de amor”, con Ali McGraw y Ryan O’Neil. Esa película es en verdad toda una historia de amor, lo lleva a uno de la ternura al llanto.
Salimos del cine y caminamos por la calle tomados de la mano, al pasar por la acera de la Aduana está un señor vendiendo conejitos blancos, vivos, con un moño rojo alrededor del cuello. Se ven muy bonitos. Ella me dice que le gustan y le compro uno. Un dólar.
Son ya las cinco de la tarde y nos vamos directo hasta llegar al Salón Azteca del Hotel San Antonio. En este magnífico lugar nos damos cita cada ocho días varias parejas de novios para pasar un buen rato en las tardeadas que organiza el Club Social Olimpo. Amenizan Meny García y Beto Valtierra y sus Seventeens. llegamos a la mera hora, ha empezado “el baile de los corazones” nos instalamos en nuestra mesa, comienzan a tocar los Seven teens: “Recuerdos de Ipacaraí. No hay tiempo qué perder, es una bellísima melodía. Pasamos a la pista, abrazados juntamos nuestras mejillas, y así, bien juntitos, nos alejamos de este mundo.
Repertorio
Y así, bailando, sintiendo nuestra respiración al oído , aspirando el perfume de su cuerpo, estrechándola fuerte pero suavemente, flotamos, nos olvidamos de todo y disfrutamos lo que tanto deseamos: estar juntitos. Y nos perdemos en el mundo de lo más maravilloso, el mundo del amor, de los enamorados.
Y bailamos, bailamos: “Una mujer enamorada” “Frenesí” “Angelito” “Eres tú”, y luego nuestros ritmos de moda: “Zorba el griego”, “El Twist”, “Limbo rock”, “Cariño nuevo” “Nena loca” y muchas más.
También tomamos refrescos, sólo refrescos, pues no es correcto tomar licor andando con la novia, hay que respetar, sobre todo eso, respetarla.
Un susto y la gran sorpresa
De pronto una chica de otra mesa lanza un grito espantoso que se oye por todo el salón, se levantan todos sus compañeros y empiezan a buscar algo debajo de la mesa. En la mesa de enseguida pasa lo mismo, y despues en otra. ¡Algo anda bajo las mesas!, y le pregunto a mi novia:
– Oye, ¿En donde se quedó el conejito?
– ¿El conejito? ¡Ya ni me acordaba de él!, aquí lo había envuelto en el suéter. ¡Se salió!
Y pidiendo disculpas a todo mundo voy por él al centro de la pista.
Meny García toca diana con ‘chin chin’ y continúa el baile. Empieza con “El baile del conejo”. ¡Gran divertida después del susto!, pero ahora resulta que quien más anda disfrutando es el conejo, pues se la pasa en brazos de las mas bellas chicas y todas le besan sus orejitas. que ¡Qué envidia!
Por fin termina la tardeada, salimos y nos vamos a cenar. Hace hambre. Caminamos tomados de la mano, platicando contentos. 5 de mayo y 16, enseguida de la farmacia “Iris” está “Restaurant Las Brasas”, exquisito lugar, íntimo, ideal para nuestro gusto y somos bien recibidos. Ordenamos y espero el momento oportuno. Saco de mi bolsillo el regalo para ella y le digo:
-Cierra los ojos.
Tomo su mano derecha y pongo en ella el regalo. Es una pequeña cajita dorada. Le digo:
-Abre los ojos.
Toma la cajita, la abre y dentro hay un anillo. Lo tomo, se lo pongo en su dedo anular y le pregunto:
-Dora ¿Te quieres casar conmigo?
Ella lo mira atentamente, voltea a verme a los ojos y contesta…
-¡Sí, sí!. ¡Sí Miguel, sí quiero!
Febrero 14 de 1969. Día de los enamorados.