Doña María de Jesús nació el 17 de septiembre de 1917
Estar cerca de Dios, ser paciente y evitar el rencor son acciones que para María de Jesús Galindo, de 99 años, son clave para llegar a una larga vida, pues aunque con las deficiencias físicas de su edad, ella se encuentra en perfectas condiciones, con una mente clara, pero sobre todo contenta y dispuesta a disfrutar esta etapa de su vida.
Disfruta sus 99 años
Aunque María de Jesús compartió que “ni de chiste” pensó que viviría 99 años, afirmó que disfruta mucho esta etapa de su vida, pues tiene cerca de ella a su marido, sus hijos, nietos y bisnietos, toda su familia, que siempre están al pendiente de ella.
“Todos son muy buenos conmigo. Ni de chiste pensaba que fuera a vivir tanto tiempo, es más, hasta ahorita estoy pensando que he vivido mucho tiempo”, dijo María de Jesús.
Añadió que a sus 99 años se siente muy bien, pero aseguró que “ a los 99 años todo le falla a uno”.
“Me siento bien, un poco achacosa, no todos los días me siento igual de bien, al contrario, cada día tengo más achaques, pero así es la vida, antes no estoy peor. Como lo que debo de comer, no como mucho. No veo bien, no oigo bien, no camino bien. Me gusta mi edad, pero no me gusta salir, ¿a qué salgo si no veo bien?”, expresó.
Con Dios y sin rencores
María de Jesús considera que una clave para vivir 99 años ha sido estar cerca de Dios, pues desde niña su familia le inculcó la religión y ella hizo lo mismo con sus hijos.
“Toda la vida estuve cerca de Dios y lo inculqué a mis hijos, ellos son muy cercanos a Dios y la bendición de que Dios me mandó un sacerdote en la familia. No voy a decir que soy muy buena persona, pero he sido muy religiosa, de familia religiosa, desde chica mi mamá nos inculcaba ir a la iglesia”, compartió.
Otra clave importante para María es la unión matrimonial y familiar.
“Mi marido y yo todo el tiempo hemos sido muy unidos. No peleamos, si él se enojaba yo me callaba. Las mujeres deben de tener paciencia con el marido, no tener rencor. Si alguien me hace un mal, no le reclamo, no he sido rencorosa, por eso he llegado a esta edad”, afirmó la entrevistada.
Disfrutar de la vida
Sin duda, para María lo importante ha sido disfrutar de cada una de las etapas de su vida, desde su niñez y juventud, hasta su vida matrimonial y familiar.
“Hemos tenido oportunidad de viajar mucho mi marido y yo, no con los hijos, los dos solos. Creo que he vivido tantos años porque me tocó buen marido”, expresó.
María compartió que siempre llevó una vida ordenada. Siempre dedicada a su hogar, disciplinada en sus horarios de comida, y haciendo las labores del hogar con amor.
“Lo importante es tener paciencia en el matrimonio, con los hijos. Respetarse unos a otros. No renegar, hacer las cosas con amor. A mí me gustaba mucho hacer la comida, me gusta, pero ya no puedo, hasta los frijoles me quedaban muy ricos porque los hacía con amor”, resaltó.
“Es raro llegar a los 99 años. El secreto es portarse bien, estar cerca de Dios, Él nos da todo”, finalizó.
Doña Laura nació en 194. Cumplió 102 años de edad.
Con 102 años de edad, y sin secreto que explique su longevidad, Laura Mendoza reconoció que el amor y la cercanía de Dios son aspectos importantes para una vida feliz y privilegiada.
Aunque por decisión propia vive desde hace 19 años en el Asilo Senecú, Laura cuenta con una familia de dos hijos, cuatro nietos y seis bisnietas, con quienes habla seguido por teléfono y la visitan constantemente.
Mujer privilegiada
Con una mente sana, doña Laura nunca pensó llegar a la edad de 102 años, al contrario, cuando se acercaba a los 80 años le llegó el temor de morir.
“Siempre tuve miedo de llegar a los 80 años porque toda mi gente se moría entre los 70 y 80 años. Yo me pasé la raya. Mi hermana tiene 96 años… nos salimos de la raya. Mis otros dos hermanos murieron de 70 y 80 años”, compartió doña Laura.
Para Laura, su vida a la edad que tiene es un privilegio de Dios a pesar de sus limitaciones físicas.
“Dios me ha dejado la mente sana, todavía puedo pensar, puedo conocer. Estoy muy bien para los 102 años. Este es un misterio, privilegios de Dios que uno no conoce. Me siento igual que si tuviera 20 años, excepto por las reumas. Me acuerdo de todo, todavía estoy adentro de la realidad, es lo que vale, me río mucho de la vida y de mi también”, dijo sonriente.
Una vida con Dios
Consciente de que siempre ha tenido en su vida cosas buenas y malas, para Laura lo más importante ha sido tener a Dios cerca.
“A pesar de los años y los males Dios no me abandona. Aunque me porte mal, siempre está conmigo ese Dios de la misericordia, de la bondad que sabe perdonar. De Dios no puedo quejarme”, expresó.
Y citó: “Como dijo Teresa de Jesús, la grande, nada te turbe nada te espante, Dios no se muda, quien a Dios tiene nada le falta. Hay que pedirle consejo a Dios”.
En esta cercanía a Dios, doña Laura ha recurrido a la Confesión, y por mucho tiempo el padre Benjamín Cadena fue su confesor.
“Dicen que los viejos no se confiesan pero nos debemos de confesar porque, si la mente está jalando, el pecado anda volando”, afirmó.
Su familia, lo más valioso
Lo más valioso para Laura en esta vida ha sido su familia, sus padres y sus hijos, por eso, en un signo de amor, decidió internarse en el asilo.
“Aquí en el asilo estoy muy bien, las madres son a todo dar. Extraño a mi sangre, pero cuando uno está con su gente le roba tiempo a sus quehaceres, a sus intimidades para atendernos, pero no es justo, ellos tienen que vivir su vida”, resaltó.
Amar, el consejo
Sin algún secreto para vivir una larga vida, Laura dijo que el único consejo que puede dar es que los padres de familia den mucho amor a sus hijos para que no escapen de la casa y no sean “malcriados”.
“Si falta el amor del padre, falta el amor del hijo. Los muchachos rebeldes tienen falta de cariño porque los papás están trabajando o separados y los muchachos solos escogen el peor de los caminos, no respetan a nada ni a nadie, pero no son ellos los culpables, somos nosotros los papás”, expresó.
En cuanto a su vida personal, Laura aseguró que nunca tuvo cuidados especiales, pero tampoco abusó del cigarro o el alcohol.
“Me gusta la limpieza, el arreglo, pero no he tenido cuidados especiales. Soy medio atrabancada para todo. En una temporada fumé, pero cuando se estaba haciendo vicio lo dejé. Vino solo tomé con mi marido como aperitivo, pero se le ocurrió morirse y ya no lo tomo”, compartió.
Y finalizó diciendo: “No tengo ningún secreto, hay que preguntarle a Jesús por qué deja vivir tanto a esta vieja, a ese Jesús de mis amores hay que preguntarle”.