En este mes de la amor y la amistad te presentamos las historias de dos parejas con 60 y 67 años de casados…ellos compartieron con los lectores de Presencia el secreto de su éxito conyugal…
Claudia Iveth Robles
¿Es el amor de su vida? “¡Pues pa’ que digo que no, si sí”, fue la respuesta de don Erasmo Hernández, cuando le preguntaron sobre su decisión de casarse con Agustina Sánchez, una pareja de 88 y 86 años de edad, respectivamente, que el pasado 02 de febrero cumplió 67 años de casados.
Llenos de fe y amor, Doña Agustina, servidora activa de la parroquia Santa Cecilia y don Erasmo, promotor promotor de Periódico Presencia desde sus inicios, la pareja comparte con los lectores sus secretos para un matrimonio para toda la vida.
Historia de baile, y amor
Entrevistados en su hogar, a donde cada domingo llegan sus 9 hijos, 26 nietos, 27 bisnietos y una tataranieta para convivir, Don Erasmo y doña Agustina compartieron las duras pruebas que han sobrellevado, principalmente gracias a que desde un principio pusieron su confianza y su relación en Dios.
Cuenta don Erasmo que era muy noviero, pero que en cuanto conoció a Agustina, supo que quería casarse con ella.
“Cuando le pedí que se casara conmigo ni era mi novia, pero me conquistó en el baile y ella me gustó para casarme”, dijo don Erasmo, un bailador empedernido
“Yo era muy buen bailador, sabía todos los ritmos, pero en especial me gustaba la música ranchera… a Agustina siempre la veía en los bailes”, recordó el esposo.
Originarios de la capital de Zacatecas y vecinos, don Erasmo platica que ni siquiera eran novios cuando le pidió que se casara con él, así que ella lo rechazó.
“De nueva cuenta le pedí que se casara conmigo y me dijo: “Estás loco… no te creo nada”. Pero luego Agustina puso como condición casarse en la mayoría de edad y fue como la pareja se casó cuando ella tenía 18 años y él 20.
Ambos se convencieron de las promesas de vivir juntos hasta la eternidad, en la salud y en la enfermedad.
Nuevos lugares
Entre los trabajos propios del matrimonio y comenzar una familia, la pareja se mudó en varias ocasiones. Siendo agricultor, don Erasmo decidió ir a vivir a Saucillo, Chihuahua, pero cuando nació el primer hijo se fue a Mexicali a probar suerte.
Como no le gustó el lugar, regresó a Saucillo convencido de ir a vivir a Ciudad Juárez y así trajo a su esposa e hijo para establecerse definitivamente.
Aquí don Erasmo se convirtió en zapatero y la familia creció hasta los 9 hijos en total, a quienes don Erasmo mantenía con su trabajo elaborando y reparando botas, mientras doña Agustina se dedicaba al hogar, y de vez en cuenado iba a trabajar a El Paso.
Dura prueba
En el transcurso de los años, Don Erasmo comenzó a tener problemas con el alcohol.
“Empecé a agarrar dinero y se me hizo fácil… Ella fue siempre muy paciente conmigo… le dije que yo la amaba y le pedí que me ayudara a salir, y así fue”, compartió.
Años más tarde Doña Agustina comenzó a integrarse como servidora en la parroquia Santa Cecilia, siendo párroco monseñor Gerardo Rojas.
Ayudaba en las kermeses, en las casas de oración y lo que se ofrecía.
Luego el mismo monseñor mandó llamar a don Erasmo para decirle que no era bueno que su esposa acudiera sola a la Iglesia. Y le hizo varios encargos. Así, Don Erasmo comenzó a acompañar casas de oración, colaboró en el grupo de caridad, y colaboraba en ventas los domingos, además de que ayudaba a vender el Periódico Presencia en la parroquia y capillas, lo que hasta hoy realiza con esmero, apoyado por su hija Ana.
“Los domingos voy a misa. Mi señora no porque es difícil transportarla, pero yo voy y les ayudo a vender el periódico Presencia”, dijo.
La fórmula
La pareja aseguró que es Dios quien los ha mantenido unidos y les ha ayudado también a mantener a los hijos en la fe.
“En estos 67 años he tenido una esposa que siempre me ha sabido comprender y me a ayudado a estar vivo… si no ha sido por ella, yo no estaría aquí”, afirmó don Erasmo contento de ahora compartir estos años junto al amor de su vida, y ver a sus hijos, 5 varones
y 4 mujeres realizados.
“Pero ella me dice que todavía nos falta, que si estamos aquí es porque Dios sabe que algo nos falta”, relató admiraado de la fuerza y ánimo de su esposa, quien no obstante que sufrió dos derrames hace nueve años, y que en su aniversario 65 se cayó y ahora no puede caminar, se mantiene feliz ofreciendo sus oraciones por los demás.
“Yo me encargo de levantarla, vestirla, hacerle su desayuno. A veces vienen mis hijas y me ayudan, pero yo estoy con ella día y noche”, dijo don Erasmo.
Así, este matrimonio es ejemplo para sus hijos y para la comunidad, en donde siempre les han expresado su admiración.
Frase…
Son un ejemplo de vida, un matrimonio muy amoroso todo el tiempo, nunca se separaron, nunca una pelea. Tengo una cuñada que siempre los pone de ejemplo.
Mary Hernández, hija.