Mi ministerio fue enriquecido en aquel ambiente de duelo y acompañamiento. Tuve la claridad para mi ‘Sí’ al sacerdocio, dice el padre Jesús Salinas, quien ungió a cerca de 150 enfermos en hospitales durante la pandemia de Covid 19… este es su testimonio…
Ana María Ibarra
Incertidumbre, miedo y preocupación fueron los sentimientos que generó la pandemia de Covid 19 a principios de 2020 y ante la saturación de hospitales se restringieron las visitas de sacerdotes para atención a enfermos.
Aunque generó miedo en los sacerdotes por lo desconocido del virus, el padre Jesús Salinas percibió la preocupación y frustración de la gente al no poder recibir los sacramentos, especialmente la Confesión y la Unción de los enfermos.
Pero incluso con miedo y preocupación, el sacerdote decidió ingresar a los hospitales.
Dios puso los medios
“No recuerdo el momento en el que llegó a mis manos la vida de San Damián de Molokai. Él administró la confesión en la Isla de Molokai a los presos y atendió leprosos. Ese testimonio me dio mucha luz”, compartió el padre Jesús.
En oración y platicando con personas expertas en la materia de la salud, el sacerdote vio cómo Dios puso los medios para que pudiera asistir a los enfermos en medio de la pandemia.
“Sentí la inquietud de acudir, quería hacerlo y, después de meditarlo, decidí visitar los hospitales. Externé este deseo a algunas personas sabiendo el no que iba a recibir, pero cual fue sorpresa que se dieron los medios en el equipamiento, en el cuidado de mi salud, en la prevención. Todo eso me asombró”, recordó.
Blindado para la Unción
A la hora de equiparse, el sacerdote confió en el personal médico y en sus protocolos de cuidado.
“Muchos enfermos anhelaban recibir los sacramentos y me percibí frío al impartirlos. Me tocó ver gente muy enferma, algunos murieron después de la unción. En oración descubrí que esa frialdad era un blindanje que Dios me concedió, porque si me quebraba en el primero que ungía, todo se hubiera echado a perder y se hubieran dificultado las cosas”, reconoció.
El sacerdote comprendió después ese blindaje de parte de Dios en lo emocional, en lo espiritual y en lo físico, pues dijo, estar dentro del traje era muy difícil.
“Me enfoqué en lo que me decían los doctores y enfermeros. A la hora de estar con el enfermo me enfoqué en la practicidad de administrar los sacramentos, en decir las palabras correctas, en predicar el tiempo necesario, porque se les dificultaba escucharme. Fue aprender a contener todo lo que iba viviendo”, señaló.
Oración para contenerse
Al retirar el equipo, dijo, lo hacía enfocado en el momento. Ya en su casa, en recogimiento, llegaba toda la carga emocional y caía en la cuenta de lo que acaba de hacer.
Para el sacerdote fue de gran ayuda el estar en soledad con él mismo y con la palabra de Dios.
“Al regresar me daba tiempo para monitorear mi salud, para estar en oración, dibujar, pintar y escribir para amortiguar la situación”.
La asistencia a los hospitales, públicos y privados, dependía de los permisos y de la preparación que el sacerdote hacía de sí mismo, así como de la dinámica de la parroquia en la que en ese momento servía, El Señor de la Misericordia, de donde era vicario.
Claridad en su sacerdocio
El sacerdote compartió que fueron más de 150 enfermos que visitó y ungió, y esa experiencia cambió su visión hacia el sacramento.
“Tuve la claridad para mi ‘Sí’ -al sacerdocio- en los ambientes de muerte. En un panteón al ver a un sacerdote cómo acompañaba, se solidificó mi ‘Sí’. Mi sacerdocio ha tenido ese matiz de enriquecerlo en ese ambiente de duelo, de acompañamiento. Cuando vino la pandemia fue darle prioridad, en mi sacerdocio, a la atención a aquellos que están próximos a morir y darle cristiana sepultura al fallecido y acompañar a la familia doliente”.
Aseguró que se despertó más la empatía hacia los dolientes en los funerales, y para con los enfermos, el saber estar con ellos y considerar que Dios tiene la última palabra.
“Suelo ser sensible y con esta experiencia se vino a potencializar esa sensibilidad”.
Impactado con los casos
El sacerdote compartió algunos casos que le impactaron, como fue un bebé en un hospital privado, enfermo de cáncer a quien le pidieron ungir antes de entrar al área de Covid.
“La mamá estaba muy afligida, lo ungí e hicimos oración por él. Pasó el tiempo y me enteró de que el bebé respondió bien a los tratamientos, pero al ser dado de alta, le dio Covid y falleció. Desde el primer contacto con la familia se generó un vínculo y pude acompañarlos en el funeral. Tengo una foto de él y le pedí a la mamá que me regalara un juguete del bebé”.
Otro suceso que marcó mucho al padre Salinas fue la alegría de la gente al saber que era sacerdote, e incluso le hicieron saber que eran servidores de alguna comunidad.
“En este tiempo me ha tocado ver los frutos de esas visitas. Platicando con una persona, me manifestó su tristeza porque perdió a un ser querido en tiempos de Covid y no se despidió de él. Preguntando, según el hospital, el piso en el que estuvo, las fechas, sin temor a equivocarme puedo decir que ungí a esa persona. La familia se llenó de paz al saber que se fue con los sacramentos. Eso me impacta mucho”, expresó.
El sacerdote agradece a Dios que nunca se enfermó de Covid.
Dios lo preparó
A cuatro años de distancia de estas visitas, el padre Jesús dijo sentirse sorprendido, pues asegura, Dios ya lo había preparado para ello.
“Estoy sorprendido de cómo Dios puso los medios, puso a personas para que pudiera estar ahí, incluso sacerdotes que me ayudaron habilitando espacios para que me desinfectara, orando por mí. Mucha gente oró por mí. Me siento sorprendido de cómo Dios acomoda las cosas”.
El sacerdote recordó que un año antes participó en un maratón en Cancún, donde corrió en un ambiente de mucha humedad.
“Esa misma sensación sentí al estar dentro del traje. Ese evento deportivo me ayudó a sobre llevar las exigencias físicas dentro del traje. Me siento muy sorprendido de cómo Dios me preparó para ese momento concreto. Hasta la fecha me siento comprometido. Fue un regalo de Dios, que aprovecho para enriquecer mi ministerio”, concluyó.