La intención de oración del Papa Francisco para este mes de julio es por el cuidado pastoral de los enfermos y para que el sacramento de la Unción de los Enfermos sea signo visible de compasión y esperanza.
Ana María Ibarra
Este mes de julio, el papa Francisco dedica su intención de oración por el cuidado pastoral de los enfermos, pidiendo que el sacramento de la Unción de los Enfermos dé la fuerza del Señor a quienes lo reciben y a sus familiares, y a su vez pide que este sacramento sea un signo visible de compasión y esperanza.
Ante esta intención, el padre Felipe de Jesús Juárez, coordinador de la Pastoral de la salud, compartió una reflexión sobre el sacramento de la Unción y cómo se hace visible la compasión y la esperanza en la diócesis a través de esta dimensión a su cargo.
Doble sanación
La Unción de los enfermos, dijo el padre Felipe, es uno de los sacramentos que se tiene muy claro en la práctica pastoral desde el principio de la Iglesia.
“Desde la práctica apostólica, se pedía en la carta de Santiago ungir a los enfermos y orar por ellos llamando a los presbíteros. Aparece en la Palabra de Dios y en la práctica apostólica, entonces se funda este sacramento para pedir por la salud del enfermo”.
Citando la Palabra: pidan por los enfermos, pidan por su salud y estos sanarán y los pecados que hayan cometido les serán perdonados, el sacerdote explicó que ahí vienen dos aspectos del sacramento de la Unción de enfermos: perdona los pecados y se pide por la salud del enfermo, es decir, sanación fisica y espiritual.
El sacerdote añadió que lo ideal es que haya una preparación antes de administrar el sacramento para que el enfermo esté consciente de lo que va a recibir.
“En esto nos ayudan los ministros extraordinarios de Comunión porque ellos llevan la hostia al enfermo. A veces también un familiar lo puede hacer, porque hay confusión respecto al sacramento de parte de la persona que lo va a recibir. Suele ser por su falta de práctica de fe, o por su posible ignorancia al respecto”, dijo.
El padre Felipe aclaró que el sacramento de la Unción se administra a las personas que están bautizadas, ya que la puerta para todos los sacramentos es el Bautismo.
“El Bautismo es condición, porque es el sacramento que abre la gracia a la vida de la Iglesia y a todos los sacramentos. Si no está bautizada la persona, no se puede hacer nada. Se tendría que hacer el Bautismo, pero ya serían otras condiciones”, dijo.
Sacramento incomprendido
Añadió que, en ocasiones, el enfermo siente temor al sacramento porque no lo comprende y piensa que es para su muerte.
“El sacramento es para pedir por su salud. Dios sabe prefectamente lo que hace y no se equivoca. Él obra con su gracia en el alma de la persona. El sacramento produce ciertos efectos de sanidad, de bendición, de gracia”.
Explicó para recibir la Unción de los enfermos no es necesario que el enfermo esté grave o moribundo y creer esto es un error de la gente.
“La Unción es un sacramento para pedir por la salud de la persona. Las personas piensan que tiene que estar grave el enfermo para llamar al sacerdote y ese es un error pastoral. La gente no comprende que en la Unción se pide por la salud del enfermo”, reiteró.
Sacramento para vivos
Recordó que anteriormente se le nombraba al sacramento como la extremaunción y eso quedó grabado en la gente.
“Se le llamaba extremaunción, como si fuera lo último que vas a hacer en el acto de tu vida y que después de eso te mueres, y las personas se quedaron con esa idea y le llaman al padre cuando el familiar está muy grave y corremos el riesgo de no alcanzar a llegar, y si ya murió no podemos dar el sacramento, porque es un sacramento para los vivos, no para los muertos”.
En ese sentido, el sacerdote resaltó la importancia del sacramento antes de la gravedad del enfermo.
“El sacramento tiene el efecto de dar salud física, si Dios así lo quiere, y la salud espiritual al perdonar los pecados aun y cuando la persona no pueda hablar. Si puede hablar, se le ofrece el sacramento de la Confesión. La condición para que el sacramento perdone sus pecados es que esté arrepentida. Si está apegada al pecado no va a quedar perdonado de ninguna forma”.
Y añadió: “Muchas veces perdonado el pecado la enfermedad se sana, porque algunas enfermedades están ligadas con el pecado y sanarlas es un efecto de gracia especial que Dios concede. Si Él quiere, sana”.
Compasión y esperanza
Reflexionando sobre la intención del papa Francisco, específicamente en su petición para que el sacramento de la Unción de enfermos se convierta en un signo visible de compasión y esperanza, el padre Felipe señaló que se ve reflejado desde la misma pastoral de la salud.
“La pastoral de la salud es un signo de esperanza al igual que toda la acción pastoral que se realiza en la diócesis y que toca el dolor del enfermo y su soledad. El acompañar a la familia en el dolor y en la situación que viven al lado de una persona enferma, es también signo de compasión y esperanza”, señaló.
Agregó que en la diócesis se vive la transversalidad entre la pastoral de la salud y otras dimensiones que, en su servicio, hacen pastoral de la salud.
“Muchas veces por la misma Pastoral de la Salud no nos damos cuenta de las necesidades de la gente como es la falta de medicamento, víveres o equipo como sillas de ruedas, camas de hospital, muletas, y es a través del ministerio de caridad o de ministros extraordinarios de Comunión que nos damos cuenta”, dijo.
Cuidado espiritual
En el plano espiritual, agregó, todo sacerdote que ejerce el cuidado pastoral de los enfermos está haciendo la pastoral de la salud.
“Cuando un sacerdote va y atiende a un enfermo está ejerciendo la pastoral de la salud, en el consuelo, en el amor de Cristo, en mostrar la misericordia del Señor que sana, restaura y bendice al enfermo. Esos son signos visibles de esperanza. En el Seminario se nos dio la formación sacramentaria en la pastoral de enfermos, formando en la sensibilidad y la caridad”.
El sacerdote agradeció a todos los grupos que hacen visibles los signos de compasión y esperanza sirviendo a los enfermos. Uno de ellos, los ministros extraordinarios de la Eucaristía que son el puente entre la pastoral de la salud, entre el enfermo y el sacerdote. A Camino al Cielo, grupo de espiritualidad del dolor que evangeliza.
“A quienes trabajan con personas con discapacidad, a las Enfermeras de Acción Católica, a Cáritas. A quienes tocan necesidades concretas como las hermanas que están en los asilos. A los servidores en los dispensarios médicos parroquiales. Mi oración por ellos. Que el Espíritu Santo guíe y los llene de amor. Sigan adelante y muchas gracias”.