- Este es el testimonio de una madre de familia que padeció la adicción de uno de sus hijos a la marihuana…desde su experiencia explica por qué no debería legalizarse el uso de esta droga.
Ana María Ibarra
Martha es una madre de familia que padeció un gran sufrimiento a causa de la adicción de uno de sus hijos, especialmente a la marihuana, la cual el joven consumió por más de diez años.
Fue a través de medios de comunicación donde la mujer, cuyo nombre real se mantiene en el anonimato, descubrió los grupos Alan-on y fue ahí donde encontró el apoyo para ayudar a su hijo, además de que siendo una persona atea, finalmente reconoció su fe en Dios.
Aquí su testimonio.
Inició con cigarro y alcohol
Fue a la edad de 15 años cuando el hijo mayor de Martha (a quien llamaremos Carlos) se inició en el mundo de las adicciones con el cigarro, el alcohol, y posteriormente otros enervantes, entre ellos la marihuana.
“Vi un cambio en la actitud de mi hijo, lo que me indicó que algo estaba pasando. Sus reacciones fueron cambiando, se volvió agresivo. Poco tiempo después, él tuvo el valor de decirme que era consumidor de distintas drogas”.
La madre de Carlos dijo estar consciente que su hijo ingresó a las drogas en busca de llenar algunos vacíos que experimentaba, pues reconoció que su niñez no fue fácil.
“Busqué ayuda en los grupos de Alan-non y me di cuenta que debía cortar cadenas, porque viví en un hogar con un padre alcohólico. Mi esposo, que era padrastro de Carlos, era una persona violenta, él murió de cáncer. A mis otros hijos los llevé también con psicólogo”, compartió Martha.
Perdió la universidad
Tras haber conocido la situación de su hijo, Martha indagó y descubrió que conseguía la droga a través de sus contactos en las redes sociales.
“Es increíble la facilidad con que se consigue. Él solo se conectaba a la computadora, y en un momento salía y regresaba, en el mismo vecindario lo conseguía”, recordó.
A pesar de haber iniciado muy joven en el consumo de estupefacientes, Carlos continuó sus estudios, incluso ingresó a la universidad a estudiar la licenciatura en Derecho, pero las drogas hicieron que perdiera la concentración.
“A los 22 años abandonó la universidad. Su mente estaba bloqueada, fue muy duro para la familia”, relató la entrevistada.
Y debido a que por su adicción Carlos comenzó a tener amistades no gratas, incluso peligrosas, Martha optó por pedir a su hijo dejara la casa.
“En una situación así se tiene que pensar en el bienestar del resto de la familia, y es doloroso tomar la decisión de sacarlo de la casa. Esa droga le provocó cambios en su forma de actuar, en su organismo; incluso tuvo intentos de suicidio”, dijo.
En terreno baldío
La mujer compartió el sufrimiento que ocasiona el tener un hijo adicto a la marihuana.
“La marihuana provoca mucho daño. Mi hijo era un joven guapo, con mucha vida por delante, pero vi cómo la marihuana lo hizo un joven depresivo, fuera de este mundo, como una especie de muerto viviente, sin expresión, sin alegría, porque estaba intoxicado”.
Añadió que el enervante ocasionó que su hijo perdiera claridad en sus pensamientos, lo que hizo difícil la comunicación con él.
“No había entendimiento entre nosotros. Estaba preocupada por él porque lo veía en un camino de destrucción. Él me decía que la marihuana era algo natural, que estaba permitido, que se usaba en otras culturas. Sólo escuchaba sus argumentos, pero veía que él no era feliz, que le afectaba”.
Martha compartió que vio a su hijo cometer muchas locuras bajo los influjos de la marihuana.
“Si una persona, por decir, normal, tiene dificultades para discernir entre lo bueno y lo malo, a una persona cuyo pensamiento está mal, le es más difícil. Vi que mi hijo, con ciertos valores inculcados por la familia, los fue perdiendo al grado de cometer actos ilícitos, llevado por el trastorno de su mente y por la ambición”, señaló.
La entrevistada reconoció que su hijo estaba envuelto por mundo oscuro, sin ver hacia dónde se dirigía, anclado en lo que Alcohólicos Anónimos llaman “terreno baldío”.
“Vi a mi hijo en su terreno baldío, alcancé a percibir esa tristeza, esa depresión. No es nada agradable ver a un hijo así, toda madre quiere ver a su hijo lleno de alegría, disfrutando de la vida, pero con esa adicción era todo lo contrario”, dijo.
El difícil camino de la rehabilitación
La madre de familia reconoció que es fácil pensar que la adicción a una droga es simplemente un vicio, pero advirtió que es algo mucho más complicado que eso, pues en realidad se trata de una enfermedad.
Por ello, ante el comportamiento de Carlos, Martha tuvo que explicar a sus otros hijos la situación por la que el joven estaba pasando. Y al estar todos en la misma sintonía, supieron apoyar a Carlos ofreciéndole su comprensión.
“Es una dinámica de familia muy difícil. Pero mis hijos más chicos nunca le reclamaron nada, no pelearon con él”, compartió.
Arduo camino
En este momento Carlos ya se encuentra rehabilitado, sin embargo, no fue fácil ni para él ni para su familia.
“Fue un proceso muy largo. Su organismo se encontraba completamente intoxicado ya que inició a los 15 años con este problema y logró la rehabilitación a la edad de 30 años. Ahorita ya tiene cinco años sin consumir, gracias a los internamientos y a los grupos de Doble A”
Fue un tiempo en que Martha tuvo que armarse de valor y paciencia para llegar ver a su hijo sano.
“Mi hijo sabía que contaba conmigo y acudía a mí. La decisión de internarse era de él. Es un camino muy largo, años de lucha y de esfuerzo. A pesar de las secuelas que le quedaron, gracias a Dios, logró concluir sus estudios”.
Opina sobre despenalización
Martha lamentó que la marihuana llegue a estar al alcance de los jóvenes en este momento en que se legaliza el uso lúdico del enervante.
“Esta adicción roba la alegría, roba los sueños, las ilusiones, acaba con todo. Ahora yo puedo dormir tranquila, pero es un sufrimiento muy grande por el que pasamos” dijo la mujer quien tras la terrible experiencia con su hijo, está en contra de la legalización del uso de la marihuana, pues sabe de los daños y secuelas que deja.
“Es una sustancia que intoxica, que los adormece. Debe rechazarse la legalización, es como ponerle a un niño un arma con la que se puede matar. Mi hijo perdió sus proyectos y estuvo a punto de perder su vida”, señaló.
E invitó: “A las personas que tengan un hijo que esté usando marihuana, busquen ayuda porque solos no se puede. Mientras haya ayuda, hay esperanza. Los grupos de AA y Alan-on, son grupos de ayuda”.