Vicario de Pastoral explica el sentido que se debe dar a este acontecimiento…y reitera el llamado del obispo a tener prudencia ante este caso…
Ana María Ibarra
Ante los recientes hechos en que algunas personas aseguran que en un hogar de la localidad se encuentra una imagen de la Virgen de Guadalupe que derrama lágrimas de aceite, el padre Mario Manríquez, vicario de Pastoral de la Diócesis manifestó la postura de la Iglesia local y reiteró la postura del obispo diocesano, don José Guadalupe Torres Campos, quien ha pedido a la comunidad prudencia ante estos sucesos.
El vicario de pastoral y pearroco de Santa Teresa de Jesús, en cuyo territorio parroquial se encuentra el citado hogar, se hizo presente en el sitio a petición de la dueña de la casa. Compartió con Presencia que encontró una gran manifestación de fe en las personas que acuden. Pero reiteró la petición de prudencia ante el hecho.
Manifestación de fe
El sacerdote relató que hace unas semanas llegó a su oficina en la parroquia un ministro de la Comunión, para solicitarle que visitara a una persona enferma de cáncer.
“Me comentó que había ido un día antes a la casa de esta enferma y le habían comentado sobre una manifestación de una imagen de la Virgen de Guadalupe que tenía lágrimas. Le dije que con gusto iría a confesar a la señora. Fui el jueves siguiente y efectivamente la pude confesar”, compartió el sacerdote.
Agregó que fue ella, la enferma, quien tuvo ese propósito de acercarse a Dios, al sacramento de la Reconciliación.
“Vi la imagen, no me tocó ver que llorara, pero me tocó ver gente que acudió con devoción a rogar a la Virgen de Guadalupe por algún milagro, algún favor para sus familiares enfermos. El ambiente es de fe, no se hace ninguna colecta económica, ninguna otra petición, es con toda sencillez como se lleva a cabo esto”, afirmó.
El vicario de pastoral compartió que la dueña de la casa tenía tiempo en cama, adolorida por el cáncer que padece y fue a raíz de esta manifestación que ella refiere, de la virgen que llora, que pudo levantarse y estar de pie.
“Son los signos que hemos visto en el lugar. Este hecho lo reconocemos como una manifestación de fe, hasta ahí. Para acreditar un milagro hace falta hacer estudios, otro tipo de cosas de laboratorio que no se han hecho hasta hoy”, sentenció.
Sin embargo reiteró que, como un evento de fe y una motivación para orar, es bueno.
“Es bueno ver la necesidad de acudir a Dios en todo lo que tenemos, en todo lo que hacemos. Eso es lo que queda en este evento”, dijo.
Orientaciones
El padre Mario resaltó la postura del obispo quien en días anteriores ha dejado muy en claro que, ante estos hechos, hay ir con prudencia y con tacto.
“Hay que ver las cosas con ojos de fe, creyendo realmente en Dios que se nos manifiesta de muchas maneras y que nuestra madre María de Guadalupe evidentemente se ha manifestado ante los mexicanos y lo puede seguir haciendo, eso no va en contra de nuestra fe”, dijo el sacerdote.
No obstante, agregó que tampoco se puede hacer objeto único de la fe para buscar este tipo de eventos.
“Dentro de la vida normal hay que agradecerlo a Dios, vivirlo como un evento de fe. Ya después si estudia, si se profundiza y se confirma que es un milagro ya sería otra cosa, ya se daría a conocer. Por ahora el señor obispo nos pide irnos con prudencia, con paciencia y con la fe y devoción”.
Para finalizar reconoció que en la Iglesia, todas las revelaciones que se han tenido de parte de Dios a través de todos los tiempos, se deben de apreciar como un regalo que invita al creyente a acercarse a Él y al prójimo.
“Esos son los frutos que siempre se verán y que deben de verse de cualquier evento de fe”.