Don Mark Seitz llegó al Bordo del Río Bravo, por el lado mexicano, para conversar y orar con los migrantes deportados de EU, que decidieron quedarse ahí…
Ana María Ibarra
Preocupado por la situación que enfrentan migrantes venezolanos apostados en campamentos a las orillas del Río Bravo, el obispo de El Paso, Texas, monseñor Mark Seitz, visitó a estos migrantes para escuchar y conocer su sentir, además de rezar con y por ellos.
Un llamado al hermano
La mañana del sábado 29 de octubre, monseñor Seitz caminó entre las casas de campaña que migrantes colocaron en el bordo del Río, después de haber sido expulsados de Estados Unidos bajo el Título 42.
Visiblemente acongojado, don Mark se detuvo para escuchar las denuncias y el sentir de los migrantes, la mayoría de ellos provenientes de Venezuela.
“Estoy muy preocupado, me pregunto ¿qué va a pasar con ellos en este frío? Entiendo que necesitan salir de su país, porque están muy inseguros. No pueden ir a otro planeta, necesitan un lugar de paz donde proveer para sus familias, son nuestros hermanos y hermanas ¡¿Qué está pasando en el mundo que no podemos tener un corazón para los que sufren?!”, expresó el obispo Seitz ante los medios que lo abordaron.
Monseñor Seitz señaló que su presencia en el bordo es para conocer primeramente a las personas que se encuentran ahí, pero también para hacer un llamado a las personas a que se involucren en el cuidado de los hermanos migrantes.
“Una persona no puede hacer mucho, pero necesitamos trabajar por nuestros hermanos.
No tenemos poder, pero estamos buscando cómo ayudarlos. Tenemos un sistema en la Iglesia para albergarlos y ayudarles en su camino, eso no va a cambiar la situación en un alto nivel, pero debemos responder a ella”.
Agregó que es necesario concientizar a la ciudadanía norteamericana ya que Estados Unidos tienen mucha responsabilidad en esta situación.
“Existe una ley nacional e internacional para recibir a quienes piden asilo en los Estados Unidos, necesitamos seguir las leyes. No es justo que una práctica de salud sea suficiente para negar la entrada a nuestros hermanos”, reiteró.
Oración y trabajo
Ante la presencia del obispo de El Paso, Texas, los migrantes comenzaron a externar su sentir, la mayoría de ellos tiene más de 13 días en ese lugar.
“No creemos en los albergues porque nos quitan nuestros derechos, nos limitan de muchas cosas. En Arriaga, un albergue al que nos llevaron no estaba preparado para atendernos, todo el día pasando hambre, sin luz ni agua. Por eso cuando vienen a pedirnos ir a un albergue decimos que no, porque no nos sentimos confiados”, expresó un hombre venezolano.
Con el corazón en la mano, el hombre hizo un llamado al presidente de Estados Unidos ser humanitario y permitirles la entrada.
“El Título 42 se está aplicando solamente a los venezolanos, porque el colombiano pasa, el dominicano pasa, los demás pasan. Venimos por crisis, estamos pasando por una situación caótica en Venezuela. Es una dictadura”, denunció el migrante.
El obispo se comprometió a seguir abogando por leyes más justas para los migrantes y concluyó su visita con una oración y su bendición para quienes se encuentran en ese lugar.