40 Años de sacerdocio de Mons. J. Guadalupe Torres
Diana Adriano
El pasado viernes 28 de junio a las 6 de la tarde, la parroquia El Señor de la Misericordia acogió la emotiva celebración por el 40 aniversario de sacerdocio del obispo don J. Guadalupe Torres Campos.
En compañía de su presbiterio, seminaristas, religiosas y laicos en general, el señor obispo don José Guadalupe Torres Campos conmemoró estas cuatro décadas de su camino de consagración a Dios en el Ministerio del Orden.
La celebración inició con la procesión de entrada en la que el obispo avanzó junto a todo su presbiterio por el pasillo central y fue recibido con un cálido y fuerte aplauso de los asistentes, quienes mostraron así su afecto y respeto.
Al iniciar la celebración Eucarística, el padre Armando Benavides, vicario general, leyó una biografía del obispo Torres Campos en la cual destacó su ordenación como presbítero el 2 de julio de 1984, junto a otros cinco compañeros.
La imposición de manos estuvo a cargo del entonces delegado apostólico en México, Girolamo Prigione, y se realizó en la Solemnidad de la llegada de la bendita imagen de María Virgen de la Luz a la ciudad de León, Guanajuato, de la que es su patrona.
Dar gracias a Dios
La homilía fue pronunciada por el padre Alberto Castillo, formador del Seminario, quien invitó a los asistentes a reflexionar sobre el pasaje de las Bodas de Caná, donde Jesús transforma el agua en vino.
«Los invito a Caná de Galilea. Allí hay una fiesta, una comunidad se reúne para darle gracias a Dios porque les ha mostrado su amor y su lealtad, así como nosotros lo hacemos hoy”, dijo el sacerdote dirigiéndose al obispo.
Relacionó esta transformación con el llamado a los sacerdotes a conocer a Cristo íntimamente y dejarse transformar por Él.
«Cristo nos invita a conocerlo y a dejarnos conocer por Él», expresó el padre Alberto, enfatizando la importancia de escuchar su Palabra, recibir los sacramentos y encontrar a Dios en la oración y en la vida cotidiana.
Frente a la Virgen
Después de la Comunión, con un ramo de flores en mano, el obispo se acercó a la imagen de la Virgen María, Madre Santísima de la Luz, colocada a un costado del altar para esta ocasión especial.
La imagen de la santa patrona de León, Guanajuato, fue un regalo para don Guadalupe, quien luego de incensarla se arrodilló frente a ella, manifestando su amor y gratitud como hijo y sacerdote.
Este gesto de devoción fue acompañado con emoción por los fieles presentes, mientras el Coral San José entonaba el Himno Oficial de la Madre Santísima de la Luz, creando un ambiente de profunda espiritualidad y comunión.
Regalo de Dios
Al concluir la misa, don José Guadalupe compartió un emotivo recuerdo del día de su ordenación sacerdotal, cuando salía del Seminario a las 7 de la mañana, y se dirigía hacia la Catedral para la misa de ordenación en punto de las 8:00 a.m.
Recordó a sus compañeros de ordenación: Mario y Leonardo, que ya se encuentran en la Casa del Padre, y a Efrén, Teodoro y Manuel, quienes, como él, continúan sirviendo con gran amor a la Iglesia.
Evocó la solemne procesión desde la sacristía, el repique de campanas y la entrada a la Catedral.
“Cómo no recordar esos momentos tan bellos, tan hermosos, regalos de Dios que me ha concedido durante estos 40 años de sacerdote. Hoy estoy contento, feliz y agradecido con el Señor”, compartió.
Después de sus palabras, los presentes aplaudieron en señal de cariño y felicitación al obispo.
Luego se ofreció una cena y un alegre festejo en honor a don J. Guadalupe.