Presencia
Agradecidos por el don del sacerdocio que el Señor les ha permitido ejercer durante quince años, los sacerdotes Aurelio Saldívar, Leonardo García y Carlos Reza celebraron misa de acción de gracias, cada uno en su comunidad, con la que compartieron momentos de alegría. Los tres sacerdotes fueron ordenados juntos el 29 de junio de 2009, de manos del entonces obispo don Renato Ascencio León (qepd).
Padre Aurelio Saldívar
El padre Aurelio Saldívar de Luna vivió su fiesta en compañía de su mamá, su comunidad de la parroquia San Mateo y algunos sacerdotes de la diócesis. Además, estuvo acompañado por el obispo don monseñor J. Guadalupe Torres Campos.
Agradecido por estos quince años de sacerdocio, el padre Aurelio escuchó la reflexión que el obispo realizó esa tarde del viernes 21 de junio.
“Es importante volver nuestra mirada a Dios y recordar ese llamado: sígueme. El padre Aurelio decidió dejarlo todo y seguir a Jesús. En el sacerdocio ha vivido una entrega total, con alegría”, expresó el obispo al resaltar la importancia del sacerdocio, que es cuidar al hermano, sus alegrías, sus satisfacciones, su cansancio.
“Todo lo que el sacerdote hace, debe hacerlo en nombre de Jesús. Con el poder de Cristo, sanar, conducir, ser pastor, predicar a Jesús”.
El obispo recordó los servicios del padre Aurelio en Santa Teresa de Jesús, Ciudad Ahumada, Santa Cecilia, en el Seminario y en san Mateo, su actual casa, y valoró la energía y la entrega que Dios le ha dado para cuidar al pueblo de Dios.
Durante el ofertorio, algunos niños de la comunidad obsequiaron al sacerdote rosas blancas, una por cada año de ministerio sacerdotal. Otro grupo de servidores de la comunidad le entregaron ornamentos como muestra de cariño. Además de un ramillete espiritual.
Al final de la celebración, el padre Aurelio tomó la palabra y agradeció a Dios por su vida y por el don del ministerio sacerdotal. Y después de la Eucaristía, la comunidad festejó con el sacerdote en una cena baile de ambiente familiar.
Padre Leonardo García
El padre Leo acompañado del obispo diocesano, don J. Guadalupe Torres Campos, sacerdotes, familia, amistades y su comunidad parroquial de Cristo Rey, sede de la celebración.
Fue el padre Eduardo Hayen Cuarón quien dirigió la homilía resaltando la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, pilares de la fe.
“Nuestro sacerdocio está firme en Pedro. La otra parte es Pablo, la espada, es un evangelizador, funda comunidades cristianas. Representa la creatividad y la misión.
Padre Leonardo estás llamado a vivir en la roca. Quiero invitarte a que en tu vida sacerdotal estes abierto para dejarte guiar por la palabra de Dios”, dijo el padre Hayen.
Antes de finalizar la celebración, el padre Leonardo dirigió unas palabras de agradecimiento a los asistentes y al obispo, a sus hermanos sacerdotes presentes en el festejo: Bernardo Sánchez, Manuel Bañuelos, Omar Gutiérrez y Marcelino Delfín.
Agradeció también a los feligreses de Cristo Rey donde se encuentra acompañándolos desde hace 14 años.
“Gracias a mi familia, mis amigos, gracias por venir y juntos darle gracias a Dios por el ministerio que me ha concedido. Queda decirle al Señor: gracias por este don inmerecido. Espero que me permita seguir sirviendo al pueblo de Dios en esta Diócesis de Ciudad Juárez”, dijo.
Padre Carlos Reza
El padre Carlos Reza celebró con su comunidad de la parroquia Jesús Obrero, el pasado sábado 29 de junio, justo el día de su aniversario.
En la celebración eucarística compartió su felicidad por llegar a este aniversario “muy contento y agradecido, primero con Dios por su fidelidad, su amor, misericordia, su perdón y su paz que a lo largo de mi vida me ha manifestado”, dijo.
El sacerdote quiso agradecer a su familia que siempre le ha acompañado y apoyado a lo largo de este camino del sacerdocio, a sus amigos y comunidades en las que ha servido, así como
“Sé que a traves de mi familia, de los amigos y de las comunidades, la mano de Dios se posa sobre mí para atraerme -como dice el profeta Oseas- con lazos de ternura, con cadenas de amor hacia Sí, para hablarme al corazón y seducirme una y otra vez y cuantas veces sea necesario”.
Por eso, dijo, “estoy muy agradecido con Dios, con mi familia, mis amigos y comunidades que se prestan a ser instrumentos de Dios para que Él me siga llamando a seguirlo por esta hermosa vocación del sacerdocio. Por eso solo me queda decir gracias por tanto amor”.
Al final de la misa, la comunidad ofreció una rica cena para festejar con su párroco.