Diana Adriano
Recuperar su vida y su salud es algo que Valeria Lazalde no se cansa de agradecer a Dios, tras haber padecido bulimia.
La coordinadora juvenil de la Renovación a nivel diocesano, compartió cómo la presencia de Jesucristo Resucitado le otorgó fuerza para salir adelante en su vida y luego proclamar la existencia de un Dios vivo desde su posición actual.
Amor de Dios
«Desde muy pequeña he estado en la Iglesia, pero creo que llega un momento en el que te das cuenta y tomas conciencia de quién es verdaderamente Jesús. Para mí, ese momento llegó a los 13 años. Mis papás siempre han estado trabajando 24/7, y mi hermano y yo nos quedábamos solos en casa. Pero en cierto momento yo descubrí que no estaba sola, porque Dios estaba conmigo».
Aún con esta conciencia, Valeria enfrentó un desafío significativo. A los 15 años comenzó a luchar con problemas de peso. Sintiéndose gorda, quedó atrapada en la bulimia.
Como se sabe, la bulimia es un trastorno alimentario caracterizado por episodios recurrentes de ingesta excesiva de alimentos, seguidos de comportamientos para evitar el aumento de peso, como el vómito autoinducido, el uso excesivo de laxantes o diuréticos, el ayuno o el ejercicio excesivo.
«Llegué a un punto en el que me tuvieron que llevar a terapia, al médico; ese fue un momento de cambio en mi vida. Padecí bulimia por 5 o 6 años. Creo que eso marcó un antes y un después en mi vida», compartió.
Dijo que Cuando sus padres se dieron cuenta, pensaban que se estaba drogando y que su terapeuta le dijo que usaba esa conducta para liberar estrés y sentirse mejor.
“Fue un momento grave», reveló Valeria, para luego recordar:
“Sentía un hueco tremendo que no podía llenar con nada. No me daba cuenta de que ese vacío podía ser llenado tan fácilmente con el amor de Dios”, expresó.
Valeria aún padece rastros de la bulimia, pues, por ejemplo, debido al ácido estomacal por los vómitos provocados, sus dientes se dañaron y hoy usa cuatro coronas, aunque solamente tiene 29 años de edad.
“Gracias a Dios me detuve a tiempo», dijo.
Cristo Resucitado
Fue cuando Valeria decidió entregar a Dios su lucha contra la bulimia, cuando pudo tener resultados positivos.
“Ma abandoné a su amor y Dios me empezó a regalar muchas otras cosas: una carrera que amo -pedagogía-, un trabajo que amo, mi familia que siempre me apoyó y me respaldó», compartió la entrevistada.
Para Valeria, recordar que Cristo murió y resucitó para salvarla y mostrarle su inmenso amor, la hizo volver a la vida y comprender su valor.
Pero también le ayudó a darse cuenta de la importancia de transmitir ese amor del resucitado a otras personas que sienten que su vida está perdida.
«Dios me permitió vivir eso porque ahora, en la posición en que me encuentro, llegan muchos jóvenes a desahogarse y los comprendo muy bien», dijo.
«Puedo mostrarles a Jesús resucitado porque creo que es diferente escuchar palabras de aliento de alguien que ya pasó por eso, que de alguien quien no. Quiero transmitir a Jesús resucitado a través de mi propia experiencia», concluyó.