Comunicar con el corazón en un tiempo de conflictos: «Desarmar los ánimos promoviendo un lenguaje de paz» es el título del mensaje del Papa Francisco para la 57 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2023 que se celebra hoy domingo 21 de mayo.
En su mensaje, el papa hace un llamamiento que interpela especialmente a quienes comunican en un contexto hoy «tan propenso a la indiferencia y a la indignación, a veces sobre la base de la desinformación, que falsifica e instrumentaliza la verdad”.
Aquí algunas claves de su mensaje:
“Hablar con el corazón significa dejar entrever una participación «en las alegrías y los miedos, en las esperanzas y en los sufrimientos de las mujeres y los hombres de nuestro tiempo», dice el Papa.
Responsabilidad de cada uno
«En un periodo histórico marcado por polarizaciones y contraposiciones —de las que, lamentablemente, la comunidad eclesial no es inmune—, el compromiso por una comunicación “con el corazón y con los brazos abiertos” no concierne exclusivamente a los profesionales de la información, sino que es responsabilidad de cada uno. Todos estamos llamados a buscar y a decir la verdad, y a hacerlo con caridad.»
Por eso, de la boca de un cristiano «nunca deberían salir palabras malas», sino sólo palabras capaces de hacer el bien a los demás y de conmover incluso a los «corazones más endurecidos».
Una comunicación no violenta, capaz de la poner en acto la «fuerza gentil del amor» a la que apunta el Papa, invitándonos a repensar sus consecuencias sociales:
«Lo experimentamos en la convivencia cívica, en la que la amabilidad no es solamente cuestión de buenas maneras, sino un verdadero antídoto contra la crueldad que, lamentablemente, puede envenenar los corazones e intoxicar las relaciones.
La necesitamos en el ámbito de los medios para que la comunicación no fomente el rencor que exaspera, genera rabia y lleva al enfrentamiento, sino que ayude a las personas a reflexionar con calma, a descifrar, con espíritu crítico y siempre respetuoso, la realidad en la que viven.».
Hablar con el corazón en el proceso sinodal
Asimismo, el Papa subraya que «también en la Iglesia hay mucha necesidad de escuchar y de escucharnos. Es el don más precioso y generativo que podemos ofrecernos los unos a los otros».
«De una escucha sin prejuicios, atenta y disponible, nace un hablar conforme al estilo de Dios, que se nutre de cercanía, compasión y ternura. En la Iglesia necesitamos urgentemente una comunicación que encienda los corazones, que sea bálsamo sobre las heridas e ilumine el camino de los hermanos y de las hermanas.
Desarmar los ánimos promoviendo un lenguaje de paz
«Una lengua suave quiebra hasta un hueso», dice el libro de los Proverbios (25,15). Hablar con el corazón es hoy muy necesario para promover una cultura de paz allí donde hay guerra; para abrir senderos que permitan el diálogo y la reconciliación allí donde el odio y la enemistad causan estragos».
El Papa explica que en el dramático contexto del conflicto global que estamos viviendo, es urgente afirmar una comunicación no hostil. Es necesario vencer «la costumbre de desacreditar rápidamente al adversario aplicándole epítetos humillantes, en lugar de enfrentar un diálogo abierto y respetuoso».
Ante el panorama de la tercera guerra mundial a pedazos, el Papa afirma: «Necesitamos comunicadores dispuestos a dialogar, comprometidos a favorecer un desarme integral y que se esfuercen por desmantelar la psicosis bélica que se anida en nuestros corazones.
Oración del Papa por los comunicadores
El mensaje del Papa Francisco concluye subrayando el esfuerzo por encontrar las palabras justas para construir una civilización del amor y la verdad. Y con la siguiente oración:
Que el Señor Jesús, Palabra pura que surge del corazón del Padre, nos ayude a hacer nuestra comunicación libre, limpia y cordial.
Que el Señor Jesús, Palabra que se hizo carne, nos ayude a escuchar el latido de los corazones, para redescubrirnos hermanos y hermanas, y desarmar la hostilidad que nos divide.
Que el Señor Jesús, Palabra de verdad y de amor, nos ayude a decir la verdad en la caridad, para sentirnos custodios los unos de los otros.