El padre Marcelino Delfín Pozo, liturgista de la diócesis, comparte con los seguidores de Periódico Presencia algunas sugerencias para vivir adecuadamente la preparación a la Navidad.
Ana María Ibarra
El tiempo del Adviento es el tiempo de preparación al nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, donde se recuerda su venida histórica en la carne mortal que estuvo entre los hombres y su venida triunfal como Señor de todo lo creado.
Este tiempo es también para recordar que Jesús vino a tener un encuentro personal e íntimo con cada persona, por lo que se debe de disponer el corazón adecuadamente.
Así lo explicó el padre Marcelino Delfin Pozo, coordinador de la Dimensión Litúrgica en la Diócesis quien ofreció algunos consejos para vivir este tiempo litúrgico.
Renovar la esperanza
La virtud de la esperanza es una de las características fuertes del adviento y de la vivencia de la fe.
“La esperanza no es esperar algo, es esperar a alguien que me ha dado la fe, a quien yo me adhiero desde la fe en las promesas. Las promesas de Jesús no fue sanar, sin embargo sanó; no fue consolar, sin embargo consolaba, hacia el bien. Las promesas de Jesús es la vida eterna y esa es la esperanza que nos mueve a los cristianos en nuestra vida diaria”, expresó.
Así pues, resaltó, el tiempo de adviento es tener la esperanza en la vida eterna.
“María esperó esa vida eterna, la concibió primero en su corazón y después en su vientre. Renovar la esperanza es renovar mi compromiso con Jesús en creer en Él, mantenerme en Él, seguirlo a Él y ser su discípulo”, agregó el liturgista.
Ser discípulos y misioneros
El padre Marcelino citó el plan pastoral propuesto por el señor obispo don José Guadalupe Torres, mismo que, basado desde el Documento de Aparecida, invita al pueblo diocesano a ser discípulos y misioneros con una conversión personal y pastoral con una vivencia en comunión.
“Como discípulos tenemos que ser misioneros, salir a anunciar esa esperanza, convertirnos de nuestra comodidad, de nuestro sitio de confort pastoral en el que muchos estamos. La conversión debe partir desde la esperanza en la vida eterna que es Jesús y porque creo en Él, me adhiero a Él por la fe. El adviento es renovar la esperanza de cielo nuevo y tierra nueva”, resaltó.
Consejos para vivir el adviento
El silencio, la oración, la reflexión de la palabra, la vivencia de los sacramentos y la convivencia familiar, son los consejos que el padre Marcelino sugirió para crecer en la esperanza y ser discípulos desde la vivencia del adviento.
- Silencio y Oración
En primer lugar, dijo, el silencio y la oración son necesarias ya que el discípulo está para escuchar a su Señor, para entrar en intimidad con Él en la oración, ponerse delante de Él y reflexionar.
“Ahorita vemos muchos comerciales de consumo, comida, regalos. Tanto ruido nos aleja de lo fundamental que es preparar nuestro corazón para que Cristo siga creciendo en nosotros y renovemos nuestra esperanza. Nos envolvemos en tantas fiestas, incluso religiosas, que perdemos de vista la oración, la contemplación y la intimidad con el Señor”, señaló.
- Reflexionar la Palabra
Como segundo consejo explicó sobre la reflexión y el encuentro con la Palabra.
“Cristo es la Palabra que se quiere encarnar en mí, que quiere renovarme, santificarme, sacarme de mi sitio de confort pastoral en el que me encuentro. Un discípulo rompe el esquema y sigue el esquema de Jesús desde el encuentro con la palabra que es la que nos mentaliza a tener actitudes nuevas”, dijo.
- Vivir los sacramentos
Participar en los sacramentos, dijo el padre Marcelino, es fundamental, especialmente en la Eucaristía.
“Cristo, que se hace presente en las especies eucarística, quiere venir a nosotros sacramentalmente para prepararnos a ese encuentro cuando el venga al final de los tiempos, por eso la Eucaristía nos hace gustar anticipadamente de las cosas del cielo”, añadió.
- Convivencia familiar
Otro aspecto para fortalecer la esperanza del Adviento, dijo el sacerdote, es vivir en familia.
“El clima, el ambiente, las vacaciones, la música navideña, incluso la música profana (secular) nos invitan a que vivamos un clima de familia, que nos encontremos, que comamos juntos, que oremos unidos junto a nuestra corona de Adviento y que nos preparemos a la reconciliación”, compartió.
En este sentido, dijo, la Navidad es nacimiento de Cristo que expresa la cercanía donde lo divino se hace cercano a lo humano, y lo humano se diviniza.
“Renovar nuestra esperanza es reflexionar en quién o en que esperamos realmente, en cosas materiales, en riquezas, dinero, salud. Dios nos puede dar todo esto porque es bondadoso y es generoso pero se trata de renovar la esperanza en aquel que nos ha llamado para estar con Él. El Adviento es para permanecer en Jesús renovando esa promesa de cielo nuevo y tierra nueva”, finalizó.