- Como un milagro define Laura Patricia su recuperación después de haber permanecido 44 días hospitalizada a causa de Covid 19, la mitad de los cuales permaneció entubada. Aquí su impactante testimonio…
Ana María Ibarra
Laura Patricia está convencida de que su misión en este mundo aún no concluye. Por eso Dios le permitió seguir viva tras el ataque que hizo sobre ella la enfermedad que hoy mantiene al mundo en vilo. Sin saber cómo y cuándo contrajo el virus que provoca la Covid 19, la maestra de la UACJ dijo estar convencida de que su vida es un milagro. Aquí su testimonio.
Su lucha vs la muerte
“Mi historia es como la de muchos que nos cuidamos. Soy maestra universitaria y estuve los últimos meses con clases en línea, mis salidas eran únicamente al supermercado y pagar los recibos, iba con cubre bocas y todos los cuidados, de alguna manera me contagié, ¿en dónde? no lo sé”, comenzó Laura a narrar su historia.
Fue el día 27 de mayo cuando la maestra cayó enferma, con fuerte temperatura por lo que acudió a servicios médicos universitarios.
“Inmediatamente me enviaron a emergencias al Centro Médico de Especialidades. Fue una cosa muy rápida, en la noche me empecé a sentir mal, me sentía muy abrumada y para la mañana siguiente tenía muchísima temperatura, llegue a servicios médicos a las cuatro de la tarde, no podía manejar, en 24 horas ya estaba en emergencias”, narró Patricia.
Al hacerle una tomografía, los médicos se percataron que tenía sus pulmones completamente congestionados.
“Me diagnosticaron neumonía crítica que se me desarrolló en 48 horas. Me metieron a las áreas de aislamiento de Covid y hasta ahí se acaba mi recuerdo, porque era tanta la temperatura que no tenía conciencia de lo que estaba pasando”, compartió.
Los bronquios de la maestra habían colapsado y tuvieron que entubarla. Laura Patricia literalmente enfrentó una lucha contra la muerte. De los 44 días en el hospital, 22 estuvo entubada, algo que, dicen los médicos, es difícil superar.
“Fue una batalla de vida o muerte porque me vino un colapso de pulmones y una insuficiencia cardíaca”, recordó la entrevistada.
Después de esos 22 días, Laura Patricia estuvo un día y medio sin la ayuda artificial para respirar, pero como sus pulmones no reaccionaban, fue entubada nuevamente dos días más.
Lucha familiar
Mientras Laura Patricia luchaba por su vida, en su familia enfrentaban otro reto.
“Contagié a mi mamá. Yo era la que le compraba el mandado y se lo llevaba para que ella no saliera. Cuando iba a su casa, literal, me fumigaba, me quitaba los zapatos. Todos los cuidados eran pocos, no sé en que momento me contagié… seguí todas las reglas habidas y por haber”, expresó aún confundida la docente, quien vive sola.
Así, la familia de Laura Patricia cuidaba a dos enfermas de Covid al mismo momento, aunque a su mamá la llevaron a un hospital de El Paso, pues es residente, y ella solamente estuvo dos semanas hospitalizada.
“Con 20 años más que yo (y diabética), mi mamá afortunadamente tenía sus pulmones bien, pero la enfermedad afectó sus riñones”, compartió Laura Patricia.
Cadena de oración
Cuando Laura Patricia despertó de su condición, fue como si hubiera pasado un día.
“No tenía recuerdo de nada, lo que sí, eran muchos mensajes de oración de mi comunidad en WhatsApp. Las enfermeras me leyeron algunos. Cientos de personas estaban orando por mí. Estoy convencida que fue la oración de toda mi comunidad la que me levantó de ese estado semi-muerto”, afirmó.
En los siguientes 15 días tras serle retirado el respirador artificial, hubo días en que Laura Patricia requirió la mascarilla de oxígeno. Pero esos momentos difíciles no los pasó sola. Su familia y su comunidad la acompañaron desde la oración.
“Pertenezco a la parroquia San Mateo. Mi hermano les avisó y formaron cadenas de oración, mi párroco me puso en las intenciones de la Eucaristía. Mi comunidad se unió, no sólo para hacer oración, sino en cadena de apoyo”, expresó agradecida.
Una oportunidad
Estando en el hospital ya consciente, la maestra fue testigo del fallecimiento de algunos colegas que llegaron al nosocomio en condiciones similares.
“La mayoría murieron, entre ellos el doctor René Franco. Me di cuenta de otros maestros y administrativos que fallecieron. Fue muy fuerte para mí saberlo”, lamentó.
Pero a Laura Patricia, Dios le concedió otra oportunidad de vida y sin lugar a duda, su fe fue clave en su recuperación.
“Desde que tuve razón lo único que pensaba era: Dios mío, si quieres que salga de esto dame la fuerza para vencerlo. Entran angustias, desesperación, sin poder moverte, sin poder hablar, porque con el tubo en la tráquea es una cosa que ni se imaginan», dijo.
Un milagro
Para Laura, la oración personal y la de su familia y comunidad lograron arrancarle a Dios el milagro de sanarla.
“Soy un milagro, así lo siento. Padezco diabetes, eso es una condición que estaba en mi contra… fui testigo de cómo mis colegas, incluso más jóvenes que yo, se iban”, relató segura de que su tiempo de partir no llega pues tiene una misión para cumplir.
“Pertenezco al grupo de catequesis diocesano y con el padre Pablo Lozano estábamos empezando un proyecto, pienso que el Señor quiere que termine ese proyecto y por eso me ha dado la bendición del don de la vida”, compartió segura y agradecida por el sostén de su comunidad para no caer en la desesperación.
Para la maestra, un claro fruto de esta oración, fue la atención que recibió de la doctora Mónica Ramírez.
“Ella fue un instrumento del Señor. Llegó del extranjero con una innovación y mi universidad aceptó (que le administraran el tratamiento). Estaban a punto de abrirme la tráquea porque no reaccionaba y eso hubiera llevado a una infección. Si ella no ha llegado, el Señor no la utiliza y yo me voy”, dijo.
Su recuperación, un gran reto
Al haber permanecido tantos días sedada y sin moverse, Patricia quedó llagada, sin fuerza en la espalda, piernas y brazos.
“Tuve que durar 15 días más en el hospital. Salí y fue una odisea. La ambulancia que me mandó la universidad era de la Cruz Roja y me sacaron en una capsula de plástico porque, aunque les decían que ya había pasado el Covid, para ellos no fue suficiente. Me estaba ahogando, sentí que si no me morí en 44 días, lo haría en esa cápsula”, dijo recordando cómo palpó el pavor que tiene la gente a las personas que padecieron Covid.
“Tengo 10 días en mi casa desde que salí, y la gente no viene a visitarme. Tenemos que lidiar con la discriminación quienes pasamos una experiencia de estas”.
Agradece oraciones y apoyo
Aunque la maestra cuenta con servicios médicos, no le cubren todos los gastos que una enfermedad como el Covid implica, durante y después de la hospitalización.
“Mi comunidad me ha ayudado a pagar cosas como la renta de una cama de hospital, el oxígeno, una persona experta que me cuide 24 horas”, compartió Laura Patricia, quien no se puede levantar para nada aún. Necesita ayuda para comer y para hacer sus necesides y limpieza.
“Son cosas que uno nunca pensaría que son parte de esta pandemia. No solamente es el que ya pueda respirar. Tantos días (en el hospital) atrofian tus músculos, ya no te puedes levantar… no tenemos fuerza en las piernas”, explicó la convaleciente, quien por ello requiere fisioterapia y medicamentos especializados que muchos le ayudan a conseguir, además de sus pañales y despensa.
“Le agradezco al padre Arturo Veleta, mi párroco, que permita que hagan entrega de despensas. Parece que no, pero son muchos gastos por los que atraviesa uno», dijo.
“El Señor ha puesto todo para la recuperación. Como familia, nos ha unido. Mi hermano y mi cuñada han ayudado mucho”, dijo profundamente agradecida por todo el apoyo, pero sobre todo por las oraciones y muestras de cariño que recibe todos los días.
Orar por los enfermos
En este sentido, Laura Patricia quiso destacar la importancia de apoyar a los enfermos y sus familias en esta pandemia.
“La oración por la vida de un hermano es la base para las personas que luchamos por este mal, es lo que nos saca adelante”.
Y finalizó diciendo: “La fe de que el Señor va a hacer su voluntad en los enfermos con la ayuda de la oración de los hermanos de comunidad, es lo mas básico, es la fortaleza, es la columna, la razón de nuestra fe”.