- Otro de los grandes desafíos que ha traído la Pandemia mundial del Covid 19, es el aspecto financiero… los sacerdotes han tenido que sortear las carencias ante la cancelación de celebraciones y eventos masivos en los que los fieles apoyan a su Iglesia.
Ana María Ibarra
Más de cuatro meses de pandemia han dejado grandes desafíos a la población en general, y los sacerdotes no están exentos de ellos.
Uno de los más imponentes retos es el aspecto económico, que los sacerdotes han enfrentado con fe y esfuerzo.
Ahorro, solidaridad y creatividad
La Iglesia diocesana y cada parroquia en particular enfrentan serios desafíos económicos para subsistir, pues recae en ellas el pago de impuestos, servicios y personal, a pesar de que no hay colectas ante el cierre de los templos.
La economía parroquial se ha visto resentida por la ausencia de lo que representa una fuente principal de ingresos.
El padre Alfredo Abdo Rohana, rector del Santuario de San Lorenzo y ecónomo diocesano, compartió que una bendición para la diócesis y las parroquias fue la recaudación del diezmo, cuya campaña concluyó días antes del cierre de los templos.
“En este momento hemos salido adelante con los gastos de la diócesis gracias a que se cubrió totalmente la campaña del diezmo. El diezmo es lo que soporta los gastos generales. La diócesis cuenta también con un fondo de ahorro, esto nos ha ayudado mucho”, expuso.
Pero también aclaró que los fieles no han dejado de apoyar a sus parroquias.
“Las personas de todos los niveles económicos han estado pendientes, lo cual es un factor muy importante. Los donativos no han faltado, en grande o en pequeña escala”, expresó agradecido.
Dijo que, por otra parte, los sacerdotes han mostrado gran creatividad al realizar actividades con ventas y distribución de alimentos.
“En San Lorenzo hemos tenido la librería abierta, pero ha bajado la venta. Hemos tenido donativos y no hemos dejado la venta de los nichos, que ha sido una entrada que nos ha ayudado a solventar los gastos”, compartió.
Enseñanzas de la pandemia
El sacerdote señaló que esta pandemia tiene muchos elementos muy positivos, aunque es más fácil resaltar los negativos, en medio de una vida ordinaria.
“Nos ha hecho reflexionar profundamente lo que significa, en casos emergentes, sabernos cuidar y proteger, por encima de todo. Nuestra mente está muy hecha a la rutina, a la actividad, que cuando te dicen ‘manténganse en su casa’ no entiendes. Esto nos da enseñanza de cuidarse”.
También destacó que el cierre de los templos y suspensión de la Eucaristía dominical, que es lo mas esencial para el católico, motivó a aprovechar las redes sociales.
“Esa es una gran enseñanza. Dentro de todo (la pandemia) nos fue dando una respuesta y nos fuimos acomodando. No deberíamos alarmarnos en la vivencia de la fe. La fe nos debe comprometer para salir adelante de la pandemia y poderla superar a través de la salud y de la vida”, finalizó.
Palpable generosidad de Dios
Para el padre Hugo Muñoz, el primer desafío que enfrentó en esta pandemia, fue llegar a su nueva parroquia justo al inicio de la contingencia y del confinamiento. Ni siquiera pudo tomar posesión.
“El día que llegué se cerró el templo. No recibí la parroquia y no hubo entrega de comunidades. Llegué a conocer y aventurarme a ver qué se podía hacer desde esta trinchera. El primer reto fue buscar cómo mantener la economía de un templo tan grande, con empleados, la manutención del sacerdote y con muy pocos pesos en la bolsa”, compartió.
Para el sacerdote esto fue tarea difícil, aunque no imposible.
“En la cocina es como busco mantener la economía. Los mismos grupos parroquiales a través de la señora Teresa, me han ayudado para que los domingos en la mañana se venda un poco de alimento”, señaló.
Además, el propio sacerdote cocina por las tardes para vender otro tipo de platillos y así lograr cubrir los gastos parroquiales.
“Ha sido un poco difícil desde esa dimensión, la gente que se acerca es muy poca, pues sabe que los templos están cerrados”.
Dios no abandona
Consciente de que existe una enfermedad y que hay gente muriendo por ello, el sacerdote logra descubrir que, aunque el encierro suele ser desesperante, Dios no abandona a su pueblo ni a sus discípulos.
“Gracias a Dios vivo mi sacerdocio con mucha alegría y no me ha dejado solo. A veces llega algún seminarista y me hace compañía, eso me hace seguir adelante. No le hace que exista una enfermedad mientras yo me cuide, guarde mi distancia y trate de tener las medidas correspondientes, estaré bien”.
El sacerdote resaltó que seguirá luchando ante los desafíos y, como sacerdote, motivará a sus fieles a cuidarse también.
“No he caído en depresión, ni en momentos desesperantes, y cuando ocurre acudo a la oración y me agarro de mi Dios y Él es quien me empuja a seguir haciéndole frente”.
Reconociendo la generosidad de Dios, el padre Hugo sabe que mientras el colabora en la construcción del Reino, Dios pondrá los medios para continuar en su proyecto.
“No me canso de darle gracias. En medio de lo que estamos viviendo no me ha faltado para gasolina, ni para comer, ni para compartir con la gente que lo necesita. No le voy a ganar a Dios en generosidad. Animo a la comunidad católica de nuestra diócesis, a aquel que tenga la posibilidad, que no solamente no deje de la mano a sus sacerdotes, sino tampoco a los pobres, a los que necesiten”, finalizó.
En el Seminario
En este declive económico que ha suscitado la pandemia del Covid-19, el Seminario Conciliar se encuentra enfrentando grandes retos, pues se han suspendido las tres actividades económicas más fuertes para el sostenimiento de la casa de formación.
El padre Aurelio Saldívar, ecónomo del Seminario compartió que “Los raspaditos”, la kermés anual y la colecta del día del Buen Pastor, quedaron canceladas en este año, por lo que es un reto buscar nuevas formas de obtener recursos para el sostenimiento.
“Al inicio de la pandemia, nuestros seminaristas fueron enviados a sus casas, pero este próximo ciclo escolar regresarán. Esperamos cerca de 80 alumnos, más sacerdotes y religiosas, estaremos viviendo ahí 105 personas, aproximadamente, durante cinco meses, ya que los jóvenes no saldrán los fines de semana. Aunado a ello hay que pagar a los trabajadores que tenemos”, señaló el padre Aurelio.
El presupuesto mensual es de 7 mil pesos por seminarista, más el corriente de la casa que incluye pagos de servicios y mantenimiento de las instalaciones.
“Los seminaristas no tienen la posibilidad de pagar sus colegiaturas, algunas de las familias dan alguna cuota de recuperación, pero ninguno de ellos da la cantidad total”, dijo.
Manifestación de Dios
El padre Aurelio y su auxiliar, el recién egresado seminarista Iván Flores, interpretan estos tiempos como una manera en que Dios habla a su pueblo, y en particular a ellos.
“Dios me habla indicándome que el recurso que llegue para este fin lo utilice, que lo sepa administrar. Las teofanías, las manifestaciones de Dios, se están mirando muy claro y muy en particular en la situación económica. Nuestra diócesis siempre se ha caracterizado por ser solidaria. Quien guste ayudar en cualquiera de las modalidades, llámenos y nosotros les daremos más detalles”, dijo el sacerdote.
Iván, quien vivió de cerca por ocho años las bondades del Seminario, pero también las necesidades, agradeció la generosidad de la comunidad diocesana y reiteró la invitación de no olvidarse de su Seminario.
“Les pedimos su oración por quienes vamos a reingresar, sepan que oramos por toda nuestra diócesis para que esta situación de emergencia acabe pronto. Les pedimos su ayuda a quienes puedan compartir con nosotros, lo que hacemos es para el beneficio del pueblo de Dios”, finalizó.
Cómo ayudar al Seminario
* Depósito en cuentas bancarias
* Bienhechores hormiga: Personas de buena voluntad que se comprometan a dar una aportación mensual.
* Apadrinar a algún seminarista
* Donación de libros
* Donación de abarrotes, frutas y verduras
* Donación de artículos de limpieza
* Donación de artículos de desinfección (gel antibacterial, desinfectante, cubrebocas etc.)
* Apoyo con desayuno, comida o cena para sábado y domingo
Para más información sobre cómo ayudar llamar a los teléfonos:
656 617 5020, Seminario
656 564 1953 Iván Flores
656 187 7956, padre Aurelio Saldívar