Ana María Ibarra
Con un sentimiento de gratitud por las bondades recibidas a lo largo de 60 años de formar jóvenes al sacerdocio, es como llega el Seminario Conciliar a este especial aniversario. En entrevista con Presencia, el padre rector, Jesús Manríquez, reflexionó sobre los frutos recogidos a lo largo de seis décadas, y los retos que hay por delante.
Dijo que existe mucho agradecimiento con Dios, con la diócesis y con la ciudad por acoger al Seminario con mucho cariño.
Agradecidos
Un ejercicio de agradecimiento dijo el padre Jesús, es lo que experimentan en estos momentos todos los que forman parte del Seminario Conciliar haciendo conciencia de todo lo que está detrás.
“Cuando hacemos conciencia nos damos cuenta de que Dios ha sido muy bueno con nosotros en estos 60 años. Llegamos muy contentos con Dios, con la diócesis, con la ciudad que acoge al Seminario con mucho cariño, lo tiene ubicado. Llegamos a este momento contentos y muy agradecidos”, expresó el sacerdote.
La evolución
Hablar de seis décadas de la casa de formación, es hablar de evolución a lo largo de su historia, compartió el rector.
“El Seminario dejó de ser para la diócesis y en algún momento comenzó a ser un Seminario para todo el Estado y más allá, se recibieron seminaristas de Torreón siendo el Seminario Regional del Norte. En estas instalaciones se atendió la parte de la filosofía con cuatro o cinco formadores”, relató.
Señaló que al cerrarse como Seminario Regional se abrió como Seminario Diocesano, sin embargo los formadores siguieron siendo pocos, aunque hubo avances.
“En el año 2001 se contaba con nueve formadores. Había un solo director para el Seminario Mayor, uno para el Seminario Menor y uno para Curso Introductorio. Ahora se busca tener un director espiritual en cada una de las etapas”, compartió.
Otro avance en el Seminario fue tener un ecónomo ya que era el padre rector quien se encargaba de buscar los recursos para el Seminario.
“Se vio que el padre rector tenía que cumplir otras cosas y que la economía se le sumaba como una carga muy pesada, por eso se destinó un ecónomo. Esto sucedió recientemente, quizá hace cinco años”.
El padre Jesús añadió que hubo momentos en la historia del Seminario que los formadores fueron solo siete y el padre rector tenía que ocuparse como prefecto de teología y del Curso Introductorio.
“Ahora somos un grupo formador de once sacerdotes. Este año hemos abierto la oportunidad para que haya directores espirituales externos. Van a estar apoyando los padres Roberto Ríos y René Acosta”.
Seminaristas
En cuanto al número de seminaristas, el padre Jesús dijo que hubo épocas en las que se recibían hasta 130 alumnos, por lo que decidieron que un número equilibrado era cien muchachos.
“Sin embargo, después de la pandemia las vocaciones han disminuido mucho. Este año estamos iniciando con 68 seminaristas. Tenemos dos en el Seminario Menor que son de Casas Grandes. Es el único Seminario Menor que existe en la región”, aclaró.
Agregó que el Seminario local ha albergado jóvenes de Cuahutemoc-Madera, de la Diócesis de la Tarahumara, Nuevo Casas Grandes y en alguna ocasión también de la ciudad de Chihuahua.
Los retos
Hablando de retos que ha enfrentado el Seminario, el padre rector dijo que estos siempre van en torno a la formación, que tiene que responder a la época que se vive.
“Un tiempo hubo mucha preocupación por el tema de los pobres y el Seminario respondió dando ese rumbo a la formación. En otros momentos se ha dado respuesta al formar sacerdotes más humanos. Los retos van en cómo dialogar con nuestra cultura. Hoy tenemos una cultura que nos priva del contacto humano”, expresó el sacerdote refiriéndose a la cultura digital.
Ante esta realidad, dijo, el Seminario no está muy bien preparado.
“Tuvimos que adaptarnos y poner un acceso a internet que pudiera ser útil para los estudios. Y el reto es eso: dialogar con la cultura, conocer qué pide la gente de sus sacerdotes”.
Por otro lado, agregó, un reto es ser una institución abierta para darles estudios válidos a los jóvenes y un apostolado que los ayude a incidir en la pastoral diocesana.
“Sabemos que los migrantes, el mundo de la maquiladora y la violencia es parte de nuestro diario, y buscamos de que los muchachos tengan contacto con esas tres realidades y que sepan que como pastores van a enfrentar esas realidades”, dijo.
En cuanto a los retos en lo académico e intelectual se buscan formas para enseñar filosofía y teología con nueva tecnología y nuevos métodos, y en la dimensión humana generar sacerdotes más humanos.
“Tenemos que ser conscientes de que existen retos de una generación, como es la ideología de género, las relaciones de pareja del mismo sexo, y ante estos retos hay que tener un diálogo, escuchar y aprender a proponer desde la Iglesia. Necesitamos conocer el trasfondo de las necesidades humanas”.
Ante esto dijo, el Seminario busca ayudar a los seminaristas a que comprendan este fenómeno, lo puedan acompañar y no se cierren al diálogo.
Un Seminario abierto y atento
Así como existen retos, también existe un futuro que se avizora para el Seminario.
“A corto plazo queremos avanzar en darle estabilidad al proyecto académico. Que las clases estén bien estructuradas, con buenos maestros, que puedan los muchachos salir con una carrera profesional válida ante la sociedad. Queremos ser una institución educativa superior con valores cristianos”, expresó.
Asimismo, dijo, a largo plazo se desea ser un Seminario abierto y ya se cuenta con algunos proyectos.
“Anteriormente no se pensaba en la ordenación de los muchachos en cuarto de teología. El Seminario tiene como objetivo formar sacerdotes, pero el muchacho se graduaba y no era sacerdote, eso significaba un fallo, porque siendo una institución para formar sacerdotes y no salían sacerdotes quedaba un espacio y no se cumplía con el objetivo”, señaló.
Con esta visión, el año pasado se realizó un primer intento al ordenar un alumno de cuarto, por lo que se hará un cambio en la manera de llevar la formación y proponer que los muchachos sean ordenados en cuarto de teología.
“Esto siempre y cuando el obispo lo mire bien, porque es él quien dirige el Seminario”.
Otro proyecto es ser una institución que responda a las necesidades de la comunidad, de la diócesis.
“Tomando en cuenta lo que dice nuestra diócesis avocarnos a formar en los valores que la diócesis necesita de un sacerdote”.
Experiencia personal
Siendo el actual rector de la casa de formación, el padre Jesús dijo estar viviendo una gracia de Dios en este aniversario número 60. Pero también lo asume como una responsablidad.
“Estoy muy contento, creo conocer un poquito de la personalidad de todos los muchachos y eso me hace sentir que el Seminario no es solamente el edificio, sino las personas que lo constituyen. Es difícil el trabajo, pero estoy contento y con la gracia de Dios de poder lograr algo. Dios siempre ha guiado este proyecto. Estoy dispuesto a vivir esto con la ayuda de Dios”, puntualizó.
Para concluir, invitó a la comunidad a conocer, experimentar y vivir el Seminario y que así “puedan amarlo”.
“Es una oportunidad para conocer lo bonito y la necesidad del Seminario y nos puedan ayudar a disfrutar y agradecer”, concluyó.
Indulgencias por aniversario
“En este aniversario recibimos la gracia de conceder la indulgencia plenaria a todos los que visiten la capilla del Seminario, se confiesen, comulguen y oren por las necesidades del Santo Pontífice”.
Pbro. Jesús Manríquez, rector del Seminario Conciliar