Se celebró la Jornada Mundial de los Abuelos, que este año, a petición del papa reflexiona sobre el tema “En la vejez no me abandones”… sin embargo este fenómeno presente en la actualidad, representa una grave preocupación social…
Diana Adriano
El maltrato y abandono de las personas mayores se ha convertido en una problemática social en crecimiento que requiere la atención urgente del Estado, la sociedad civil, organizaciones y la comunidad en general.
Hoy, cuando se celebra la Jornada Mundial de los Abuelos, que este año, a petición del papa reflexiona sobre el tema “En la vejez no me abandones”, inspirado en el salmo 71, resulta crucial abordar este fenómeno que representa una violación de los derechos humanos básicos, y refleja una falta de sensibilización sobre la importancia del cuidado de esta población vulnerable, tal como lo expresan quienes los atienden.
Maltrato y abandono
Misael R. Licona, administrador de la Casa de Asistencia gratuita para Ancianos desamparados, abandonados y maltratados, A.C., subrayó la gravedad del abandono de los ancianos en una entrevista para periódico Presencia.
Para Misael, es crucial poner un alto a esta crisis, que afecta a miles de personas mayores en todo el país.
“Cada día vemos más casos de ancianos que son dejados a su suerte, sin el apoyo necesario para vivir dignamente», explicó el entrevistado.
Sobre el maltrato a los adultos mayores ya se ha pronunciado el DIF municipal a través de la Coordinación de atención a adultos mayores.
“En Ciudad Juárez, entre el 8% y el 18% de los adultos mayores sufren algún tipo de maltrato, y esta cifra se incrementa hasta el 35% cuando las personas tienen alguna discapacidad”, dijo la coordinadora Carlyn James, en entrevista previa con Presencia.
Esto durante la pasada conmemoración del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez, instituído por la ONU en 2011 debido a la problemática que afecta a una de cada seis personas mayores a nivel mundial.
Triste realidad
La realidad del abandono de adultos mayores es impactante y afecta a muchas instituciones, incluido el DIF, describió Misael, quien desde su posición atestigua situaciones trágicas, como encontrar adultos mayores fallecidos en casas de asistencia, sin que sus familiares se hayan dado cuenta.
El entrevistado destacó la escasez de ayudas oficiales para los adultos mayores, a diferencia de los apoyos disponibles para niños, jóvenes y adultos, algo que refleja la vulnerabilidad extrema de esta población.
“Hay mucha gente afuera que necesita ayuda. Hay falta de casas de asistencia gratuitas y programas específicos para esta población”, detalló Misael, quien es enfermero de profesión.
Dijo que frecuentemente encuentra casos de ancianos abandonados por sus familiares en la casa de asistencia. Los llevan y visitan por unos meses, pero luego pierden el contacto y sólo retornan cuando se enteran de su fallecimiento.
“Estos casos son demasiado comunes”, aseguró.
Lucha constante
Sobre la casa de asistencia que administra, Misael indicó que tiene capacidad para 60 personas y actualmente alberga a 48 residentes.
Opera con recursos que los mismos directivos consiguen y por ello enfrentan muchas dificultades para mantener o ampliar el servicio debido a la falta de apoyo institucional. Relató que muchos de los residentes llegan en condiciones de salud precarias, sin acceso a servicios médicos adecuados, lo que complica aún más su cuidado.
Como enfermero general, Misael asume la responsabilidad de los tratamientos médicos de los huéspedes, especialmente en casos de emergencias y urgencias. Pero no cuentan con un médico residente y enfrentan serias dificultades para que los ancianos sean atendidos en hospitales del sistema público, debido a que no son asegurados.
Cuando un anciano se pone muy mal, frecuentemente se dificulta que llegue la ambulancia para el traslado al Hospital General, dijo.
El entrevistado ha vivido situaciones desgarradoras en las que la espera por ayuda médica ha sido fatal. Hace tres meses, Don Miguel falleció mientras esperaban la ambulancia, y hace un año, Aurelia corrió la misma suerte.
“Es algo muy feo porque estás atado de manos, pero gracias a Dios sacamos todo lo que podemos», comentó Misael compartiendo la sensación amarga que le deja no poder trasladar a tiempo a los pacientes al hospital.
Algunos testimonios
La vida de Dora Margarita Díaz, de 61 años, es una muestra del abandono del que son víctimas muchos adultos mayores.
“Llegué porque mi prima y mi tía me metieron a este asilo. Yo lo dije de broma un día y aprovecharon esa oportunidad para meterme. Nunca pensé que me traían de verdad. Eso fue hace 4 años, a pesar de que yo rabajaba para sobrevivir” relata la mujer, quien nunca tuvo un lugar seguro y estable para vivir.
Dora antes sufrió abuso de una madrina que la trató como criada y la amenazaba constantemente, por lo que decidió escapar y fue a vivir con un hombre, con quien también enfrentó dificultades.
Finalmente Dora encontró refugio en la Casa de Asistencia, donde ha sido tratada con dignidad y respeto.
“Aquí me tratan muy bien. Me gusta estar con los viejitos porque son platicadores y me dan gracias porque ayudo a los enfermos. Tengo muchas amigas y ya no me siento triste, hasta lloraba cuando recién llegué”, compartió Dora.
Doris, como es conocida, también menciona a su primo Fernando, quien es el único familiar que la visita.
“Él firmó un papel que dice que se va a hacer cargo de mí en caso de que llegara a fallecer porque me querían echar a la fosa común”, relató.
Maltrato en asilo
Otro residente de esta institución, que prefirió mantener su anonimato, compartió que estuvo en otro asilo ubicado en el centro de la ciudad, donde era maltratado física y emocionalmente.
“Allá golpean a los viejitos y a nadie le importa. A mí me golpearon en la cabeza fuerte, me llevaron los del DIF y ellos fueron los que me pudieron sacar de ahí. La encargada fue la que me pegó” relató el anciano. Dijo que el abuso que recibió en esta institución le dejaron cicatrices que hoy está tratando de sanar en la Casa de asistencia, donde se siente mucho mejor.
“Lo que he recibido de este lugar es ayuda y bendición de todos los encargados”, comentó agradecido.
Antes de llegar a esta casa de asistencia, esta persona fue llevada a otro asilo cristiano, donde dormía en el suelo y le faltaba comida y atención digna.
Requieren donativos
La Casa de Asistencia gratuita para Ancianos desamparados, abandonados y maltratados, trabaja para subsanar el olvido de que son víctimas muchos ancianos. Su dedicación es evidente, pero también se notan las necesidades que tienen.
“Recibimos todo tipo de donativos, lo que cada corazón diga, desde medicamento, alimentos, pañales. En lo que estamos más escasos es en la comida. Por ejemplo nos falta fruta, verdura; a veces no tenemos para darles pollo o carne, huevo. No tenemos ese balance en su alimentación porque nos faltan donaciones. Son 42 personas que comen bastante», dijo el administrador.
Agregó que también requieren artículos de higiene.
«Como trapeadores, escobas, jabón para ropa y trastes, eso es lo que pedimos un poco más», explicó.
Este centro, ubicado en la calle Constitución y Av. Insurgentes, ofrece también ayuda gratuita a cualquier persona que toque su puerta ya sea porque necesita comida, medicamento o curación.
Pero si se puede mencionar el donativo más valioso para administradores y huéspedes, ese es la compañía.
“Más que traer un donativo de despensa o medicamento, lo que ellos más necesitan es un abrazo, un apapacho o una sonrisa. Solo venir a compartir con ellos, aunque sea un ratito, para ellos es lo mejor”, aseguró Misael.
La labor en la Casa de Asistencia es una mezcla de desafíos y recompensas, donde cada pequeño gesto de bondad tiene un impacto significativo en la vida de los ancianos que llaman a este lugar su hogar.
Cómo apoyar
Si deseas apoyar, puedes realizar un depósito a la siguiente cuenta:
Asilo de Ancianos Desamparados AC Bancomer Cuenta: 0111 893998
Clave: 012164001118939983
Para más información, llamar al Tel. 656 380 5566.