Ana María Ibarra
Con la intención de agradecer el apoyo que fieles de la diócesis de Ciudad Juárez realizan para colaborar con la misión evangelizadora de la Comunidad Misioneros Guadalupanos, el padre Alejandro González vino desde Monterrey para presidir una misa de acción de gracias el pasado 24 de julio, en el templo El Señor de la Misericordia.
Fe y esperanza
El misionero resaltó que es con el apoyo de los fieles como su instituto puede continuar haciendo vida su carisma, que es llevar el evangelio a todas partes.
“A nombre de los padres y seminaristas de la Comunidad Misioneros Guadalupanos quiero agradecer a todos nuestros padrinos promotores que han puesto su esfuerzo para apoyar nuestra misión. Ofrezco esta Eucaristía en acción de gracias por las necesidades de toda la Iglesia cristiana particular de Ciudad Juárez”, expresó el padre Alejandro al iniciar la celebración.
En su homilía, a la luz del Evangelio, el sacerdote misionero señaló que el terreno del que habla Jesús es cada uno de los cristianos, en cuyo corazón existe la semilla buena, sinb embargo, la cizaña siempre busca manera de crecer.
“La cizaña se apropia de ese terreno fértil que es nuestra alma. Esa cizaña que nos llena de odio, de rencor, desesperación y si permitimos que crezca puede ahogar la semilla buena. No se puede evitar que salga, pero sí se puede hacer limpieza”, dijo.
El sacerdote encomendó a los bienhechores a Santa María de Guadalupe y los motivó a seguir adelante con fuerza y esperanza.
“Como cristianos debemos ser signo de esperanza para los demás. Que la fe sea la que nos mueva a la necesidad de cambio como sociedad”.
Y agradeció diciendo: “Como instituto cristiano nuestro carisma es llevar el evangelio a otras partes y a partir de la propia necesidad, compartir nuestros recursos a través de los sacerdotes mexicanos que se envían a otros países. Su ayuda económica sigue usando para que el mensaje de Cristo se siga difundiendo”.
Oración y luz para el mundo
Cabe mencionar que la Comunidad de Misioneros Guadalupanos distribuye la revista Almas a todo el centro, norte y noreste del país.
En este. Sentido, el padre dijo que siguen trabajando en medio de la pandemia, “la vida no se detiene”, dijo.
“Para los promotores misioneros del instituto y para la vida de nosotros, lo más importante es la oración. Los invitamos a seguir pidiendo unos por otros, esa siempre ha sido la vida de la Iglesia”, añadió.
Asimismo, invitó a tomar todas las bendiciones que el Señor da para ponerlas a trabajar en sí mismos y que se conviertan en vida para todos.
“Que a través de la gratitud de las bendiciones recibidas día con día nos ayude a ver la presencia del Señor constantemente en nuestras vidas, para que podamos ser luz para las naciones”, finalizó.
Para saber…
La manera en que fieles de la diócesis local colaboran con los misioneros guadalupanos, es con donativos de acuerdo a las posibilidades de cada uno y especialmente a través de su oración.