Diana Adriano
En conmemoración de la XXVIII Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que coincide con la festividad de la Presentación del Señor, el pasado 2 de febrero, la parroquia de San Judas Tadeo fue testigo de una emotiva celebración.
En esta ocasión, todas las religiosas de congregaciones presentes en la diócesis se congregaron para participar en la Santa Misa.
La misa fue presidida por el señor obispo don José Guadalupe Torres Campos y concelebrada por los sacerdotes Guillermo Sías y Jorge Iglesias, este último párroco de la comunidad anfitriona.
El encuentro tuvo un comienzo lleno de simbolismo en la pequeña capilla ubicada a un costado del templo principal, en la que Monseñor Torres bendijo las velas, que representaron la luz de Cristo.
Tras la bendición de las velas, las religiosas iniciaron una procesión hacia el templo, llevando consigo la luz como símbolo de Cristo que ilumina el camino de la fe y la entrega desinteresada.
El ambiente de recogimiento y devoción envolvió a los participantes mientras avanzaban con solemnidad hacia el lugar en el que se llevaría a cabo la Santa Misa.
Bendiciones de Dios
Durante su homilía, el obispo don Guadalupe profundizó en la importancia de la vida consagrada, resaltando su naturaleza como un don invaluable para la Iglesia y la humanidad en su conjunto.
Destacó el compromiso y la dedicación de quienes se han consagrado a la vida religiosa y en un gesto de profunda gratitud y reconocimiento por su servicio a la comunidad expresó:
“En los consagrados vemos un verdadero don, un valioso regalo para la Iglesia, para el mundo, para tanta gente y todos nosotros. Para nuestra diócesis son un regalo y una gracia”
El obispo reconoció la importancia de renovar el compromiso con este don divino, instando a todos los presentes a reafirmar su sí a Dios y a estar disponibles para seguir consagrándose a su servicio.
«Debemos renovar estos dones, renovar nuestro sí y decirle al Señor : aquí estoy para seguir consagrando a ti, seguirte a ti en mis hermanos, recibir la fuerza de tu Espíritu para misionar y testimoniar”, dijo.
Igualmente destacó la diversidad de carismas, cualidades y talentos presentes en la vida consagrada en Ciudad Juárez, reconociéndolos como bendiciones otorgadas por Dios.
«Tantos carismas, cualidades y talentos que tenemos en ustedes, bendito seas Señor”, expresó.
Finalmente, el obispo invitó a la comunidad a unirse en ferviente oración por la Vida Consagrada, para que fortalezcan su encuentro con Dios, en el camino espiritual elegido.
«Corramos todos al encuentro del Señor, vayamos todos con alma bien dispuesta, nadie deje de participar en este encuentro», proclamó con firmeza y convicción.
La celebración concluyó con palabras de aliento y bendiciones por parte del obispo Torres Campos, animando a la vida consagrada a seguir adelante en el camino de la fe y el servicio que prestan en muchos ámbitos de la vida cotidiana en la diócesis local.