El director de la Casa del Migrante lanza una campaña para hacer patente su repudio a la violencia de que cada vez más están siendo víctimas los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos…Esto debe parar, hay que denunciarlo, dice.
Ana María Ibarra
“Adán” es un joven hondureño de 29 años que salió de su país huyendo de la violencia. Sin embargo, en su trayecto por tierras mexicanas la padeció de distintas maneras y de parte de distintas personas: desde autoridades, hasta el crimen organizado.
Desde hace más de seis meses se encuentra refugiado en la Casa del Migrante, cuyo director, el padre Javier Calvillo, decidió hacer una denuncia pública y un llamado a la comunidad, consciente de la situación de violencia que se ejerce contra migrantes.
Una víctima de violencia
“Adán”, cuyo nombre verdadero se reserva para cuidar su integridad, compartió con Presencia que salió de Honduras a causa de la delincuencia, ya que su lugar de origen está controlado por pandillas.
“No puedo regresar. Regresé una vez, pero ahora ya no puedo. Estoy en la espera de mi situación”, dijo el entrevistado.
El joven salió la primera vez en el año 2019, pero regresó para ver a su familia, aunque debió volver al Norte en el año de la pandemia. Como migrante, Adán reconoce que no es fácil transitaro o vivir en un país ajeno.
“Aquí nos ven como dinero. Todo es extorsión en el camino. A mí me secuestraron. Veníamos de Villa Hermosa y nos cobraron para llevarnos a la Ciudad de México. Pagamos lo que nos pidieron, pero al parecer ese dinero no llegó al chofer del camión y él nos cobró al llegar”, recordó.
Al no contar con más dinero, “Adán” y sus compañeros de viaje fueron secuestrados por unas personas ligadas al chofer del camión, quienes los llevaron a una casa donde estuvieron custodiados por una persona.
“Nos dijeron que si no pagábamos, la íbamos a pasar mal. Duramos sólo un día porque nos escapamos en un descuido de la persona que nos estaba cuidando. Pero nos hicieron una llamada y nos dijeron que algún día nos iban a encontrar”, relató con un dejo de angustia.
Después de este episodio, “Adán” se separó de sus compañeros de viaje comenzó su travesía por el país, llegando a la Casa del Migrante de San Luis Potosí. Luego tomó el tren para llegar a Ciudad Juárez, donde lleva siete meses alojado en la Casa del Migrante.
“Mi meta es ir a Estados Unidos y ver a mis hijos que están allá, llevar una vida normal como cualquier persona, terminar mis estudios para salir adelante y ayudar a mi familia que todavía vive en Honduras”, compartió.
“Adán” se inscribió en el programa MPP, pero no pudo asistir a su primera cita en la Corte, por lo que está en espera.
“Aquí trabajo en lo que puedo, lo hago con mucho gusto, pero me gustaría llegar a mi destino con mi familia”, dijo.
Denuncia
El padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante explicó que en Ciudad Juárez han ido al alza los secuestros y que las historias como la de “Adán”, se multiplican exponencialmente.
“Se rescataron 300 migrantes secuestrados. Eso es doloroso y no puede ser permitido y si se le agregan otros elementos como el cubano que asesinaron, el joven que se cayó del muro y falleció, el niño de cinco o seis años que se cruzó en la noche y fue tomado por el Border Patrol. No son casos únicos y no podemos quedarnos callados”, señaló el sacerdote.
Ante esto, el padre Calvillo decidió alzar la voz y dejar claro que así sea uno, sean cincuenta o sean mil, no debe estar pasando.
“Tuvimos un caso de una familia que estuvo secuestrada casi un mes encerrados sin ver el sol. Es muy doloroso que un ser humano pueda explotar, esclavizar, secuestrar, cobrar por otro ser humano. Cuando pasa eso es porque la sociedad se corrompió. Tenemos que pensar que son seres humanos”, resaltó.
El sacerdote compartió que a la Casa del Migrante llegan correos electrónicos de familiares y de organizaciones de Estados Unidos buscando migrantes que, se sabe, pasaron por esta ciudad.
“Esto hay que denunciarlo, hay que levantar la voz para decir que jugar, explotar, matar, secuestrar a otro ser humano es algo muy malo. El Estado, independientemente del estatus migratorio de las personas, tiene la obligación de cuidar su integridad y su vida”.
Agregó que solamente el Instituto Nacional de Migración puede preguntar el estatus migratorio y proceder, pero nunca violentar, sino ayudar a la persona si han sido violados sus derechos.
“Es muy importante que el hermano migrante conozca las leyes; no debería tener miedo, es una persona y tiene todo el derecho de transitar, de pedir asilo político, independientemente de su situación”, aclaró.
Una denuncia a nombre de la Iglesia Diocesana
El director de la Casa del Migrante recordó que uno de los principales mandamientos es amar al prójimo.
“Cuando hablamos de amar significa que debemos reflejarnos en ese prójimo, que es un hermano y que debemos cuidar a ese hermano. Jesús habla de dar, Él vino a darnos la vida eterna, vino a darnos la dignidad. ¿quiénes somos nosotros para explotarlos, para esclavizarlos o darles muerte?”, cuestionó.
Dijo que todas las atrocidades que se cometen en contra de los migrantes “nunca serán bien vistas” desde el punto de vista de la fe, pero tampoco desde un punto de vista humanitario.
Por lo tanto, dijo:
“Levantamos la voz y le decimos a la comunidad que esto no puede seguir así, es
un delito grave y estamos a favor de los migrantes
“Como Iglesia Diocesana, como agentes de pastoral de movilidad humana, levantamos la voz y le decimos a la comunidad que esto no puede seguir así, es un delito grave y estamos a favor de los migrantes”.
El sacerdote informó que a través de un video que se difundirá en medios diocesanos, desean manifestar a la comunidad que “los migrantes tienen dignidad y su situación no los hacen menos. Son igual a nosotros y a través de los medios diocesanos y un video queremos manifestarlo a la comunidad”.
Invitó a los migrantes a considerar el clima y la violencia que se vive en esta región para que opten por permanecer en sus lugares de origen, no obstante, resaltó, los albergues están dispuestos para recibirlos y orientarlos.
“Si optan por Juárez, aquí hay 23 albergues, están los Derechos Humanos Federal y Estatal, organizaciones que cuidan y protegen sus derechos. Tenemos limitaciones, pero les ofrecemos algo digno, son bienvenidos y los invitamos a que se acerquen”, finalizó.