El obispo don J. Guadalupe Torres y monseñor Isidro Payán, sacerdote fundador de esta diócesis, comparten experiencias y reflexiones sobre la iglesia particular de Ciudad Juárez, al celebrarse, el próximo 7 de septiembre, el 64 aniversario de la diócesis…
Diana Adriano
Con motivo del próximo aniversario número 64 de la diócesis, el obispo don José Guadalupe Torres Campos compartió con Periódico Presencia su sentir ante esta celebración que llena de recuerdo y alegría a toda la grey católica.
De la misma forma, expresó su visión para continuar con la labor evangelizadora en el futuro, así como las necesidades y desafíos que desde su punto de vista enfrenta la Iglesia local y mundial.
¿Qué significado tiene para usted el aniversario 64 de la Diócesis de Ciudad Juárez? ¿Cuáles son sus alegrías y esperanzas en este aniversario?
Para mí significa una alegría, un regalo de Dios por ser parte de esta amada Diócesis de Ciudad Juárez. Significa una bendición, ser parte, como obispo, de la historia de esta iglesia particular. Significa presentarme ante Dios para darle gracias junto a todos ustedes sacerdotes, religiosas, consagrados, laicos y Seminario.
Muchas alegrías y satisfacciones en estos últimos cinco años, que yo he estado al frente. Dios me concedió recibir al Papa Francisco con todos ustedes, Dios me concede cada día bendiciones, me concede estar trabajando en el Proyecto Pastoral Diocesano, tener la satisfacción de tener la nueva Casa Sacerdotal, esto me llena de esperanza, de que es posible crecer, es posible seguir respondiendo como diócesis a los retos y desafíos.
Esperanza de ser una Iglesia misionera, de vivir en comunión y fraternidad todos juntos, el obispo y todos los que conformamos esta amada diócesis. Esperanza de que este aniversario 64 podamos sentir nuevamente la presencia de Dios, que camina con nosotros.
¿Qué es lo que más le gusta de su diócesis y de Ciudad Juárez?
¡Es una diócesis hermosísima!, yo lo he externado de muchas maneras, primero como obispo auxiliar, ahora en los últimos años como obispo titular.
Me agrada su gente, lo que más me gusta de mi diócesis es la gente, y la gente son todos; mis sacerdotes, mis religiosas y mi enorme ejército de laicos. Estoy orgulloso y feliz de estar al frente y poder caminar con la gente.
Como ciudad, igual, quizá no tiene los atractivos de otras ciudades, pero la gente, la gente que vive aquí es hospitalaria, abierta, solidaria y siempre veo una gran respuesta en todos los sectores, y eso me gusta de la diócesis y de la ciudad.
Tras 64 años de historia ¿La diócesis está preparada para la realidad presente y futura, hoy tan diferentes a como cuando inició?
Han pasado ya 64 años, hablábamos de una diócesis territorialmente muy grande, donde el señor obispo primero, don Manuel Talamás, tuvo un gran reto. Después se redujo más la diócesis y hoy soy el cuarto obispo.
Sin duda alguna estamos preparados como diócesis para responder a la realidad presente y futura, lo que hemos realizado en el Proyecto de Plan de Pastoral a través de la creación de distintas comisiones, nos ha ayudado para ver la realidad, los desafíos, e iluminarnos ahora con los encuentros eclesiales de diálogo a nivel decanato y el próximo que tendremos a nivel diocesano.
Son luces, y descubro que como diócesis estamos preparados para enfrentar los retos tan fuertes que hoy el mundo, la sociedad y como Iglesia tenemos.
Claro, tenemos que comprometernos, en primer lugar, los sacerdotes y nuestros laicos que han demostrado que están bien puestos para trabajar. Tenemos el material humano, que somos todos, y la estructura pastoral. Con esto, estamos preparados para responder con la ayuda de Dios y la gracia del Espíritu Santo, a los retos del mundo de hoy.
¿Cuál cree que es la mayor necesidad de la Iglesia hoy, a nivel mundial y, por supuesto, a nivel local?
Hay muchas a nivel de Iglesia universal, por ejemplo la migración, además yo soy el encargado de la migración en México. El papa lo dice, es una realidad de desafío global en todo el mundo, en México lo tenemos y como Iglesia local aquí en Juárez, por la frontera que somos, tenemos una necesidad que atender de manera cercana, fraterna con nuestros hermanos migrantes.
Otra necesidad a nivel mundial y local es la paz, trabajar para construir la paz, la justicia. Vivimos momentos difíciles de violencia, inseguridad, narcotráfico y nos invitan a construir una sociedad fraterna de paz. Necesitamos ser una Iglesia más en salida, misionera, lo he dicho siempre, descubrirnos como misioneros y discípulos de Cristo y responder a esa necesidad. Ser una Iglesia en salida y buscar atacar favorablemente hacia la construcción de un mundo lleno de paz y de atención a migrantes.
¿Cuáles son los principales desafíos que se avizoran dadas las nuevas realidades fronterizas en nuestra diócesis?
La migración y la deportación de los migrantes, tanto nacionales, extranjeros, los que llegan del interior del país, los que llegan de Centroamérica y todos los que son deportados a diario. Cien hermanos nuestros están regresando cada día, es un gran reto el tema migratorio y que por ser frontera es algo muy nuestro.
Otro desafío son los jóvenes, tenemos que atender a los jóvenes que con esta pandemia están un poco alejados, un poco temerosos, necesitamos recuperarlos, atenderlos, salir a su encuentro y el tema de la paz y la familia, es un tema también muy de nuestra diócesis, justicia y paz.
Un tema es seguir fortaleciendo las estructuras pastorales, comisiones y dimensiones. Pues un desafío para mí como obispo, es fortalecer dos aspectos muy importantes: la primera parte es el presbiterio. Para el obispo los presbíteros son los más cercanos colaboradores, entonces para mí, el desafío personal como obispo es seguir fortaleciendo nuestro presbiterio, en las reuniones, la convivencia, en la formación y en el acompañamiento.
Otro desafío pastoral, muy mío, es el Seminario, con todos sus retos, dificultades. Estoy trabajando con el equipo formador, también para mí es un reto muy especial las vocaciones de nuestro Seminario.
Deseo trabajar mucho con los jóvenes que van llegando al Seminario desde la preparatoria, el Curso introductorio y el Seminario mayor; atenderlos, acompañarlos, fortalecer su vocación, lo integral, lo humano, lo espiritual, lo doctrinal, lo académico y lo pastoral
¿Hacia dónde va nuestra diócesis? ¿Cómo la vislumbra a una década o hacia su 70 aniversario, por decir?
64 años, la mirada hacia atrás es una mirada de gratitud, de riqueza, de valores que durante tantos años los obispos y sacerdotes, laicos, religiosos y religiosas han realizado, doy mi gratitud para todos ellos.
Ahora con estas realidades nuevas, las nuevas tecnologías que nos interpelan, yo vislumbro a mi diócesis como una diócesis fortalecida, una diócesis misionera, una diócesis auxiliada por las nuevas tecnologías donde nos preparemos para aprovecharlas y evangelizar.
Seguiremos avanzando hacia el futuro, con el impulso del pasado para seguir siendo una diócesis comprometida, de vanguardia, pero sobre todo misionera, en salida y unida.
Ahora con el Proyecto de Pastoral, yo miro una diócesis comprometida, alegre, servicial, fraterna, unida a Cristo y al papa; una diócesis que aprende, que corrige, que se renueva.
Son valores que ya tenemos pero hay que hacerlos crecer y encauzarlos en llevar el evangelio, en testimoniar nuestra fe e ir a buscar a los alejados, niños, jóvenes, adolescentes involucrándose siempre con la presencia amorosa de la Virgen de Guadalupe.
Una invitación
El obispo invitó a toda la comunidad diocesana a seguir trabajando, a sumar cada uno desde su trabajo y servicio en comunión y participación.
Y convocó, con alegría, a la misa por el 64 Aniversario de la diócesis, el próximo 7 de septiembre a las 6 de la tarde en El Señor de la Misericordia.
“Por razones de pandemia no podemos esperar mucha gente, pero ustedes podrán unirse a través de la transmisión de Facebook de Radio Guadalupana. Los que estemos ahí, será una digna representación de toda la diócesis”, dijo.
De la misma manera agradeció toda la entrega y generosidad de todos los que conforman la Diócesis de Ciudad Juárez.
“Los aprecio, les agradezco, los valoro mucho. Siempre están en mi oración y siempre mi bendición para ustedes”, finalizó monseñor Torres.