Ana María Ibarra
Después de un año de trabajo y espera, el pasado 12 de diciembre, solemnidad de la Virgen de Guadalupe, se llevó a cabo en la parroquia El Señor de la Misericordia la bendición de la Capilla de Adoración Perpetua.
Llenos de alegría de ver concluido un sueño comunitario, la comunidad de El Señor de la Misericordia se reunió para atestiguar el hecho, durante los festejos guadalupanos.

La bendición de la nueva capilla del Santísimo, que se mantendrá abierta para la adoración perpetua, estuvo a cargo del padre Juan Manuel Orona, párroco de la comunidad, asistido por su vicario, el padre Alberto Rodríguez,
Los sacerdotes y un grupo de servidores se reunieron en la entrada externa de la capilla donde el padre Juan Manuel realizó las oraciones propias del rito de bendición del recinto.
Llenos de fe y entusiasmo, los asistentes, tanto quienes acompañaron al párroco, como quienes se encontraban en el templo parroquial, participaron activamente de ese momento.
El padre Orona cortó el listón de la entrada a la capilla y junto con grupo representativo de la parroquia, ingresaron al recinto.
Después de ese primer momento, los sacerdotes regresaron al templo para llevar a cabo la liturgia, donde el padre Juan Manuel bendijo el agua con el que serían rociados posteriormente los muros y paredes de la capilla, mientras que el padre Alberto, haría la aspersión del agua sobre los fieles.
El padre Orona reflexionó el evangelio que se proclamó para ese momento, resaltando la alegría espiritual de ese momento.
“Desde hace días he traído gozo en mi corazón, he visto nerviosismo y entusiasmo en muchos de ustedes por este día. La obra que Él comenzó la ha llevado a término. La obra es del Señor. Solo hicimos lo que teníamos que hacer”, expresó el sacerdote.

El padre Juan Manuel recordó que la adoración es reconocer a Dios como el Creador.
“Vamos a tener un lugar a dónde poder venir a adorar a nuestro Señor para pedir fuerzas, adorarlo para suplicarle por la santidad de nuestra familia, pedir qué bendiga nuestra patria, nuestro estado, nuestra ciudad. Que nos haga hombres y mujeres de bien. La adoración es un regalo, una bendición. Bendigo a Dios que nos ha permitido tener este hermoso lugar”, expresó.
Cabe mencionar que la capilla se construyó gracias a la generosidad de la comunidad, además del apoyo de otras personas.
“Sintámosla parte de nosotros. Protegerla y aprovecharla para el crecimiento a la santidad”.

El sacerdote mencionó y agradeció a todos los involucrados en la construcción de la capilla, desde arquitectos, ingenieros, carpinteros, encargados de la electricidad y el sonido, el ebanista michoacano que elaboró las sillas y los reclinatorios; a quienes fueron parte del diseño y elaboración de los retablos.
Después de los agradecimientos, el padre Orona ingresó nuevamente a la capilla de adoración para bendecir el sagrario, rociarlo con agua bendita e incensarlo.
Al regresar al templo, el padre dio la bendición y se invitó a los asistentes pasar a la capilla en pequeños grupos para conocer el recinto y contemplar su belleza
Mientras tanto, todo se disponía para la Eucaristía de esa tarde, y fue después de esta misa cuando se reservó el Santísimo Sacramento en la capilla de Adoración, donde igualmente se entronizó la Palabra luego de una procesión por el exterior del templo.
La invitación esa noche fue a inscribirse como adoradores comprometiéndose a asistir un día y una hora específica.
































































