Ana María Ibarra
Después de haber experimentado en esta pandemia una fuerte crisis que orilló a entregar la tercera parte de las instalaciones que habían rentado para llevar a cabo el Proyecto San José, el pasado viernes 20 de agosto se llevó a cabo la bendición e inauguración de instalaciones propias, construidas en el terreno que les fue donado.
Juan Carlos Enríquez, quien junto con su esposa Aracely fundó el Proyecto San José que beneficia a familias del sector de la Colonia Chihuahua desde hace trece años, compartió que a los dos meses de que inició la pandemia, la economía del proyecto colapsó quedándose únicamente con un salón para atender a los beneficiarios.
“Nos vimos en la necesidad de entregar lo que teníamos. Al mes llegó un matrimonio y nos dio la sorpresa de que comprarían el terreno para donarlo al proyecto”, compartió Juan con un nudo en la garganta.
Llenos de alegría y de esperanza, pero también sin lograr entender el plan de Dios, Juan Carlos y Araceli recibieron las escrituras del terreno tras momentos de dura crisis, deudas y sin el apoyo de bienhechores que, por la misma crisis o por haber fallecido de Covid, dejaron de ayudar.
“Retomamos las fuerzas y descubrimos, en medio del dolor, la mano de Dios. Nos dedicamos a buscar recursos para esta gran meta, que era una visión el tener nuestras propias instalaciones. Después de trece años ese plazo se cumple”, añadió el entrevistado.
Para lograr construir se contó con el apoyo de la comunidad. Niños, jóvenes y adultos que son beneficiarios de los talleres de formación humana y espiritual, del comedor y del programa educativo, se dedicaron a limpiar el terreno.
“Solo contratamos un albañil y los chalanes fuimos todos nosotros. Nuestro padre san José puso su granito de arena, llegaron bienhechores que resolvieron la mayor parte del presupuesto. Después de esta situación de crisis Dios se hace presente. La inauguración es motivo de alegría, no por lo material, sino porque Jesús sacramentado regresa a las instalaciones”, aseguró Juan Carlos.
Un proyecto de amor
Para este gran momento, se celebró una misa con la presencia de los sacerdotes Ramiro Rochín, párroco de Santa Cecilia, en cuyo territorio se encuentra ubicado el Proyecto San José; además de Istibal Valenzuela, Gilberto Pérez y Daniel López.
Antes de dar inicio a la celebración eucarística, los sacerdotes realizaron el tradicional corte de listón dando entrada a las personas invitadas al evento.
La homilía estuvo a cargo del padre Istibal, quien acompañado de su muñeca “Camila”, reflexionó sobre los beneficios que el Proyecto San José ha dado a la comunidad.
“Lo que nos corresponde es apoyar. Lo primero es orar para que esto llegue a buen término. A algunos les toca administrar, a otros barrer, otros harán otras cosas, esos son los talentos y cada uno debe ponerlo al servicio de Dios. Hay que hacer las cosas con amor, con toda el alma y con todas las fuerzas”, expresó.
Amor a Dios
El sacerdote resaltó que el Proyecto San José es un lugar para los jóvenes y niños, por eso, dijo, el que acuda a esas instalaciones aprenderá a amarse a sí mismo.
“¿Por qué aceptó José el proyecto de cuidar a María y a Jesús? Por amor a Dios. San José es padre de Jesús y de todo aquel que quiera ser hijo de María. Si estás aquí Dios te pedirá ser hijo de san José y adoptar sus virtudes”, dijo el padre Istibal para luego felicitar y ofrecer sus oraciones por este gran proyecto.
Para concluir, se llevó a cabo la bendición de cada uno de los espacios que conforman las instalaciones del proyecto.