Presentamos una nueva sección de Periódico Presencia en la que consultamos la opinión de católicos, laicos y consagrados, sobre diversos temas que afectan el desarrollo de la ciudad, el Estado y el país.
El Asunto: Autobuses piratas
Se conoce como “autobuses pirata” a aquellos vehículos que no cuentan con concesión para el servicio de transporte foráneo de pasajeros, y sin embargo realizan la función.
De acuerdo a información publicada en medios seculares de Ciudad Juárez, este tipo de camiones y las compañías que los manejan, operan sin control y “bajo la tolerancia de las autoridades, poniendo en riesgo la seguridad de los viajeros”.
Publicaciones aseguran que en Ciudad Juárez existen varias agencias que ofrecen el servicio de transporte foráneo, a un costo que llega a ser un 50 por ciento más barato que el que se maneja en las companías de transporte foráneo establecidas, las cuales operan en la Central Camionera.
Los destinos meas comunes de este tipo de servicio son a Torreón, Zacatecas, Veracruz y al Distrito Federal y estos autobuses no cuentan terminales establecidas, sino que salen de diferentes puntos de la ciudad.
La pregunta:
¿Qué opina sobre los autobuses pirata y la problemática que generan?
Opiniones:
- Se me hace difícil, por la cuestión de que quiero ponerme en el lugar de la gente que no tiene la posibilidad, hablar de camiones piratas. Hablamos de inseguridad que pueda dejar, hay mucho más riesgos y condiciones con más límites y si volteamos a ver a la gente que se mueve en ellos, es porque no tiene los medios, la posibilidad. Se me hace difícil (que desaparezcan), lo vemos con más alto riesgo.
¿Cómo resolverlo?… yo creo que el gobierno, la sociedad, la gente tiene derecho a salir a divertirse a viajar a reunirse con su familia, ver que es una necesidad que se tiene en Ciudad Juárez.
Pbro. Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante
Creo que este tipo de transportes, que no están del todo legales, tendrían que entrar por un proceso más legal y por el lado de pago de impuestos, que entren en un proceso de validación en cuanto a las condiciones, que sean seguras, que entren por una verificación general que usan por cuestión de seguridad y que la gente tenga seguro.
Sabemos que esto conlleva a que la gente busque esta opción por el dinero, es una realidad que todos andamos buscando gastar menos, pero creo que es un riesgo cada vez que utilizamos este tipo de transporte para ahorrarnos un poco de dinero. El gobierno tiene que entrar a legalizar este tipo de servicios al ciudadano, y que de alguna manera tenga garantía, seguridad y que no vaya a tener un problema como ha pasado últimamente en los accidentes que se han presentado.
Se llega a este punto de tener diferencias significativas y considerables en cuanto a lo que se paga en un autobús en la Central Camionera, con el que se paga en los autobuses piratas. Ahí tenemos una diferencia grande, que sabemos que es, por un lado la cuestión de todos los servicios que se tienen que cubrir, gastos administrativos y todo lo que conlleva estar asociado a una Central Camionera. Por otro lado, en el transporte pirata el riesgo que se tiene es que hay menos garantías para el usuario.
Me parece que habría que ponerle más atención a estos servicios y ver cómo legalizar, tanto la cuestión del pago de impuestos, de no pagar y por otro lado la validación de los muebles.
Jesús Jauregui, coordinador del Movimiento de la Renovación
Los recientes accidentes carreteros donde se han visto involucrados los llamados “camiones pirata” nos mueve a reflexionar en un par de cuestiones muy elementales:
1) cómo es que como sociedad estamos acostumbrados a actuar hasta que surge un problema lo suficientemente grave… ¿cuánto tiempo tienen operando dichos transportes sin que nadie diga o haga algo?
2) Cómo es que somos esclavos de los tópicos de moda, que al pasar una o dos semanas se olvidan. Una vez enterrados los difuntos y olvidadas las protestas, volveremos al ritmo acostumbrado, haciendo cada quién lo suyo como si nada hubiera pasado…
3) Cómo no existe la iniciativa para enfrentar un problema real. Mucha de nuestra gente procede de otras zonas del país y necesita viajar constantemente. No encuentro la explicación a tan inmensa diferencia de precios: un boleto pirata ronda en los 230 pesos y un boleto oficial en los 915 pesos para ir a Torreón. Las casetas y la gasolina cuestan lo mismo para ambos proveedores, el salario de los choferes no creo que sea tan dispar, ¿el mantenimiento de las unidades será tan alto? Los autobuses oficiales tampoco manejan unidades último modelo… ¿No habría modo de que la SCT o el gobierno del Estado pudieran asegurarse de que siempre se obtenga alguna revisión mecánica básica a quienes circulen por las carreteras federales y estatales?
El problema es complejo, involucra muchos intereses y quizás nuestras autoridades necesitan la motivación constante de la ciudadanía para dejar de ignorarlo. Pero por los menos requerimos de un compromiso serio de todos como sociedad civil para resolver no solo éste, sino todos los problemas que nos aquejan. Es este un pretexto perfecto para conectar la fe con la vida. El que tenga oídos, que escuche…
Pbro. Arturo Veleta, párroco de Santa María de los Angeles
Comúnmente cuando se presentan problemáticas sociales tendemos a cuidar lo legal, que es sumamente importante; sin embargo, también debemos hacer hincapié en la cuestión moral que se debe encontrar de manera transversal en lo legal. Una de las problemáticas que surge, sobre todo, en épocas vacacionales es la de los camiones piratas. En los últimos años nuestra ciudad ha sido testigo diversos accidentes en los que están involucrados los camiones piratas, también llamados de segunda mano.
¿Por qué la gente acude a dicho servicio aun conociendo las deficiencias del mismo? Una razón puede ser el ahorrarse unos cuantos pesos; la otra, simplemente porque no tiene la posibilidad de hacerse de un mejor servicio dados los costos de los autobuses foráneos. Y ¿por qué están en funcionamiento los camiones piratas? Puede ser por que la autoridad encargada de vigilar que no circulen no está haciendo bien su trabajo y otorgan permisos aun teniendo conocimiento del deterioro de los autobuses; o porque, las empresas burlan con gran eficiencia a la autoridad.
Como podemos observar dicha problemática es consecuencia de múltiples factores por lo que resulta compleja su solución, pero no imposible. Por un lado, es necesario que se revisen las tarifas de los transportes foráneos y, a partir de ello, establecer si es necesario aumentar anualmente las tarifas o en su defecto, ajustar a una tarifa que sirva al bien común; es decir, que esté al alcance de los usuarios y que beneficie a la empresa que presta el servicio. De esta forma se puede evitar que la gente busque realizar viajes en transportes inseguros, que por supuesto, no deberían de estar en funcionamiento.
Por otro lado, urge que las autoridades hagan su trabajo, que Desarrollo Urbano del Municipio y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes se coordinen y auxiliados por la Policía Federal puedan realizar con eficacia y eficiencia su trabajo y no permitir que autobuses en mal estado presten servicio a la sociedad y retirar de las carreteras a los mismos, además de velar para que las políticas de las empresas de autobuses cumplan con la requerido por las autoridades para la salvaguarda de los usuarios y del conductor.
En conclusión, es necesario que se regularice el servicio que prestan las empresas de camiones piratas, para que dejen de llevar este adjetivo y presten un servicio digno o simplemente que las autoridades hagan su trabajo y que no se permita su funcionamiento dado el peligro que representan.
Ramón Enrique Rodríguez/ Articulista de Presencia