Ana María Ibarra
Con gran alegría, guías de Talleres de Oración y Vida enviaron a Alma Cervantes como nueva guía, y a Teresa Enríquez, quien se reactivó para iniciar su servicio el próximo semestre.
La misa de envío se realizó el pasado 14 de diciembre en la Casa de Espiritualidad de las Hermanas Misioneras de María Dolorosa, siendo ahí mismo el recinto para compartir un agradable momento en su posada.
Presidida por el padre Eliezel Martínez, la celebración eucarística reunió a más de 30 guías. El sacerdote dirigió una reflexión a la luz de la Palabra sobre la misión de Talleres de Oración y Vida.
“Estamos pidiendo que Dios conceda la sabiduría del espíritu a quien será enviada.
Una característica de los profetas es su celo profundo de anunciar la verdad, pero también hay rechazo de parte de los demás. Al hablar de Jesús vamos a incomodar. Este es un momento importante para hacer examen de conciencia”, expresó el padre Eliezel.
El sacerdote se refirió a los guías como testigos de cambios radicales de vida.
“No solo son cambios cuantitativos, sino cualitativo. Eso es de desagrado para el enemigo.
Deben permanecer en comunión con Cristo. Acercarse a la Confesión, la Comunión, de preferencia diaria, y a la oración”, señaló.
Agregó que cuando Dios envía, no es por los méritos de la persona.
“Le prestamos nuestros labios, nuestra voz, nuestros sentidos para que anuncie. La tarea de un cristiano es prepararle al Señor el camino. La tarea de ustedes es preparar todo, ir a dónde tengan que ir para que Jesús nazca. Hacer todo y lo mejor. Eso nos enseña la Sagrada Familia”, enfatizó.
Después de la homilía se llevó a cabo el rito de envío, dónde se les hizo la entrega de manuales, herramienta indispensable para todo guía de TOV, y cuyo contenido se debe cumplir fielmente.
Otro acto significativo fue la oración que el sacerdote hizo con la encomienda de proclamar la Buena Nueva.
Alma y Teresa fueron recibidas por el resto de los guías, quienes se alegraron por el servicio que ambas iniciarán.
Al concluir la celebración, los asistentes pasaron al comedor para celebrar, primero con la tradicional petición de posada, llevando los peregrinos. Y luego pasaron a compartir los alimentos, mientras charlaban compartiendo los frutos que este año obtuvieron.
El festejo concluyó en armonía y con buenos deseos para el año venidero.